El amor y la pasión por un equipo de fútbol es algo que puede trascender fronteras y generaciones. Un ejemplo son Osvaldo Aguirre García de 64 años de edad y su hijo, Osvaldo Aguirre de 30, quienes desde hace 25 años acuden juntos al Estadio Universitario para ver los partidos de Tigres.
No siempre han podido estar presentes en la tribuna, pero cada que les es posible comparten esta actividad de alentar al mismo equipo.
Son alrededor de 2 kilómetros y medio los que separan a “Volcán” de la casa de los Aguirre, motivo por el cual las caminatas de ida y vuelta son el elemento indispensable cada día de partido.
Osvaldo padre ha vivido todos campeonatos de Tigres, equipo del que es aficionado desde 1974 cuando ascendieron a Primera División, y ha tenido la fortuna de heredar a su hijo ese sentimiento por los colores.
En estos 25 años de asistir juntos al Universitario, cuentan con un sinfín de historias y momentos que atesoran, así como otros que cualquiera podría pensar que no son tan alegre, como los dos subcampeonatos de Tigres ante Pachuca a inicios de siglo.
Para Osvaldo padre, este recuerdo no es amargo, pues tuvo la oportunidad de presenciar esos encuentros con dos hijas y el pequeño “Valdo”, quienes sufrieron aquella final perdida en el Invierno 2001, desde las butacas del Uni. “El llanto solamente es de alegría”, sentenció.
En los últimos años, juntos han plasmado en fotografías la década dorada de la institución felina. Desde el 2011, cuando derrotaron al Santos en la Gran Final, papá e hijo han compartido los mejores momentos de la U de Nuevo León.
LA FOTO ICÓNICA
En el reciente Clausura 2023, los dirigidos por Robert Dante Siboldi le hicieron la maldad al equipo de Victor Manuel Vucetich al eliminarlos no solo en semifinales, sino en su mismo estadio, partido en el que los dos Osvaldos estaban presentes en la tribuna.
Sin lucir con la playera de sus amados Tigres, sin causar tanto alboroto, pero festejando al máximo, surgió un momento que la familia atesorará para siempre pues padre e hijo fueron fotografiados el preciso momento donde se abrazan hasta el llanto mientras los jugadores de Tigres festejaban efusivos en la cancha.
Es solo un instante de una celebración orgánica que retrata, no solamente el abrazo y el festejo por el pase a la final, si no una historia de más de dos décadas en la que una familia se ha unido con el paso del tiempo en pasión por un equipo de futbol.
A la mañana siguiente, ‘Valdo’ se encuentra con que sus amigos comenzaron a compartirle esa fotografía que había sido publicada en redes sociales. Ahora, será enmarcada y obsequiada de parte de un hijo a su padre como agradecimiento por tantos momentos y la herencia de los colores.