
Bea (Kiernan Shipka) es una adolescente que ha llegado al límite de sus fuerzas y su tolerancia, en Una familia muy especial. Como hija única, ha tenido que hacerse cargo de sus padres mentalmente discapacitados, a causa de retraso, y quienes, por una extrañísima razón del destino, se unieron en matrimonio para procrearla.
Paradójicamente, su existencia es el mayor problema que se crea en la familia, pues los progenitores, felices, al desconocer los problemas de la vida, no están capacitados para hacerse cargo de nadie. La chica entonces debe cuidar de ellos, mientras enfrenta el durísimo proceso de crecer.
El director Matt Smukler toma un caso de la realidad para representar esta historia singular, en forma de comedia, mezclada con drama, sobre una familia a la que la denominación de especial no se le da como halago.
La excelente Shipka, conocida por la serie de Sabrina, carga con soberbio desempeño todo el peso de esta película que, prácticamente está compuesta de viñetas, para mostrar cómo es la existencia complicada de una muchacha que desde niña ha tenido que cuidar a sus papás. Su crecimiento acelerado la hace llegar a la juventud con un notable cansancio emocional.
El débil hilo conductor de la historia la muestra inconsciente y sedada, en un hospital, a donde llega por una peripecia ordinaria, generada por su propia desesperación. Mientras convalece se van mostrando, con flash backs, presentados en off por la misma protagonista, cómo han sido sus días llenos de angustia por unos progenitores incompetentes para la labor de criarla.
En medio de su drama se encuentran los abuelos, imprudentes, metiches aunque bien intencionados, que afrontan, cada uno a su manera, la responsabilidad que sienten, primero, por vigilar sobre los matrimoniados y, luego, por la niña que increíblemente han traído a la vida, y que demuestra aptitudes excepcionales para los estudios y con una noción adulta para el sentido común.
No es fácil, para Bea, crecer en un ambiente lleno de risas, con unos padres permanentemente felices, por no estar alertas de las dificultades del mundo. Ella es quien debe aportar la cuota de preocupación, para que siga funcionando el hogar con relativa armonía, mientras tiene que ver por su propio futuro y su posible salida de casa para ir a la universidad. En medio de todo debe darse tiempo para el amor.
Hay una crítica a la sociedad que no acepta a las familias que no se consideran normales. Esta pareja ha sido castigada de manera repetida por la incomprensión. Aún con su poco entendimiento, el padre se da cuenta de lo expuestos que están, aunque no puede hacer nada frente a las dinámicas sociales vertiginosas, que no se detienen para entenderlos.
El elenco es maravilloso. Los mayores elogios son para la pareja de padres discapacitados, Dash Mihok y Samanta Hyde que forman un dueto enternecedor que hace lo que puede por enfrentar al mundo. Completan el elenco, Jane Smart Jackie Weaver, Brad Garret y Alexandra Daddario.
Una familia muy especial queda como un anecdotario divertido sobre un grupo de personas reunidas en una relación disfuncional que, pese a todo, consigue embonar sus piezas para marchar al mismo ritmo, de una manera extraña y armónica.
@LucianoCampos G