Para Armando Elizondo, empresario de la Constructora y Comercializadora Pirámide S.A de C.V., el concurso de la licitación para construir los techos captadores de agua en el sur del Estado “fue muy extraño” y eso “le olió muy mal”.
Y es que mientras ellos traían su proyecto muy bien presentado, el Grupo Regio Obras S.A. de C.V. entregó un modesto puñado de hojas.
Elizondo recibió a esta reportera en su oficina de la colonia Burócratas Municipales y al principio se mostró muy accesible, pero luego recibió dos llamadas y su conducta cambió, mostrándose muy parco.
Justificó que no pelearon que otra empresa haya ganado la licitación porque Pirámide presentó un precio de cotización alto -de un millón y medio por cada techo-, mientras que la oferta ganadora fue de 800 mil pesos, pero resaltó que su empresa presupuestó muy bien la obra incluyendo otros rubros, ya que el proyecto es grande.
“Estuvo muy extraño el asunto, porque nosotros quedamos en último lugar. Yo estuve presente en el concurso, pero fue muy extraño porque las licitaciones las ganaron por monto y los ganadores cotizaron barato. Siempre el más barato es el que gana, pero la diferencia es que ellos tenían un paquetito pequeño de propuestas y la propuesta de Pirámide era una caja grande, con expediente grande. A mí se me hizo raro porque la obra es cara, son 56 techos cuenca y entonces no se por qué esa empresa traía ese tipo de expediente.
“Es muy difícil ganar, nosotros presupuestamos casi un millón y medio por cada techo y 800 mil pesos que ellos presupuestaron era mucha diferencia. Por ejemplo se puede visualizar la obra aquí (en Monterrey) y es barato, pero allá (en el sur), donde se te descomponga una máquina, nada más para repararla la pura vuelta te sale en 3 mil pesos, y luego tienes que comprar la refacción y si falta algo, estás en un lugar donde no es tan fácil esa situación”, mencionó.
Segundo acto. 12:08 horas.
Hasta ese momento Elizondo contestaba tranquilamente, pero minutos después recibió una llamada y mientras hablaba preguntó nuevamente de qué periódico lo visitaba. Luego se puso nervioso, su semblante cambio, sólo contestó limitadamente y comenzó a hablar bien delGobierno del Estado.
Por ejemplo, al señalarle que la empresa ganadora debería de estar en la lista de proveedores del gobierno del Estado para participar, lo minimizó.
“Eso es para compras, no para obra pública, porque no se ocupa, sólo cuando eres proveedor de compra. Yo lo que conozco de Ley de Obra Pública no se necesita que tengas…(titubeó) los que ganaron quedaron en tercer lugar y nosotros en cuarto, pero nosotros sí nos bañamos con el precio”, explicó, contradiciéndose.
Tercer Acto. 12:15 horas
Elizondo recibió otra llamada, tres minutos después de la primera, contestando con monosílabas.
“Bueno, no; sí, sí, bueno. Sí, de acuerdo”
Al preguntarle si conocía a la empresa ganadora o a las personas que trabajaban en ella, destacó que nunca las había escuchado hasta el proceso de la licitación.
“Yo no conozco esta constructora, es sólo un local nomás. A nosotros nos pasó algo similar, es relativamente nueva, vino un inspector de gobierno y esperan ver una oficina bien puesta, pero no. Cuando ocupas trabajar en campo no requieres de una gran oficina.
“Siempre te visitan y toda la cosa, es muy estricto el gobierno, las dependencias de gobierno son muy duras. Hasta por un punto que te faltó ponerle a la propuesta te dicen algo. La propuesta del ganador es por precio, pero falta ver si lo que llevó en papelería está bien. Si está mal presupuestado te sacan”, dijo.