El 5 de noviembre de 2020 un infarto repentino a la media noche dejó “viuda” a Melissa Sepúlveda Muñoz y huérfanos de padre a seis hijos de 6, 18, 20, 23, 25 y 27 años de edad.
Aunado al dolor de la pérdida, la muerte de Alberto Ruiz podría arrebatarles lo poco que tienen y dejarlos en la calle por una sencilla razón: legalmente existe otra viuda que reclama todos los bienes del fallecido.
Y es que, si bien es cierto que Melissa y Alberto pasaron los últimos 25 años juntos, en los que formaron una nueva familia y forjaron con esfuerzo su patrimonio, el ahora occiso nunca se divorció de su primera pareja, quien hoy “pide todo”.
Es por eso que la mañana del pasado 20 de septiembre en Nuevo León se vivió un hecho histórico: la presentación de una demanda para reconocer los derechos del fruto de una relación de amasiato.
La solicitud fue presentada por integrantes del despacho de abogados “8:11 Soluciones Jurídicas e Inmobiliarias”, quienes además buscan crear un precedente en la entidad bajo el reconocimiento de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) de los diferentes tipos de familia.
Se trata de una petición sin precedente y “poco convencional” en el estado, en donde la figura de amante no está reconocida en el Código Civil, pero sí bastante estigmatizada por la sociedad.
Sin embargo, la relación de Melissa Sepúlveda y Alberto Ruiz representa una historia de amor que duró más de dos décadas y que no logró oficializarse con un acta de matrimonio, pero sí con la llegada de seis hermosos hijos.
La visita al Registro Civil siempre quedó pendiente por un pequeño-gran detalle que ya se adelantó: Alberto había estado casado y aunque su relación ya había terminado dos años antes de conocer a Melissa, nunca la finiquitó por la vía legal.
El no estar divorciado impidió que pudieran unirse ante la Ley, pero no que forjaran una nueva familia.
Además, la relación de respeto que tenía con su ex pareja (al punto de que convivían ambas familias) también postergó el trámite legal, pues nunca dio señales de querer interferir en la nueva relación del ahora occiso.
“Yo sabía que estaba casado legalmente, pero que tenía dos años de estar separado. Yo me di a la tarea de investigar y como Río Bravo es un lugar muy pequeño sí logré averiguar que, en efecto, se había separado tiempo atrás. De hecho, ese fue el motivo por el cuál él había regresado a la frontera, por su separación.
“Al principio de la relación sí tocamos el tema del divorcio y lo intentó, pero su esposa legal le exigió muchas cosas para dárselo. Además, yo también le pedí que aún no se divorciara por la cuestión de sus hijos, ya que tenía hijos pequeños.
“No le dimos importancia al divorcio porque teníamos buena relación con la señora: convivíamos en su casa con sus hijos y mis hijos, ellos como hermanos. La señora ya tenía otra pareja y otro hijo. Por eso nunca le dimos importancia”, aseguró la vecina del municipio de Escobedo.
Aún sin contar con un documento que institucionalizara su unión, en 2007 Melissa y Alberto decidieron comprar su propia casa y así empezar a construir un patrimonio para dar una mejor calidad de vida a sus hijos.
Como a la mayoría de la población trabajadora, el crédito para la vivienda de interés social representó una gran carga en el salario del hombre de la casa, por lo que Melissa se vio obligada a buscar también trabajo para apoyar en los gastos.
Así que mientras su pareja pagaba la morada, ella se encargaba de los servicios, comida, ropa, escuelas, salud y demás.
Melissa y Alberto habían formado un gran equipo, al grado que la motivación entre ambos era constante.
Con el paso del tiempo ambos fueron creciendo en sus respectivos trabajos, incluso, Alberto fue transferido a varias ciudades del país, hasta donde lo acompañó Melissa como su pareja incondicional.
Ya una vez de regreso a Monterrey, a finales de 2019 la pareja se aventuró a comprar una segunda casa para continuar con su historia de amor.
Sin embargo, un episodio trágico marcaría la vida de toda la familia. Tras más de dos décadas de relación, el 5 de noviembre de 2020 un ataque repentino al corazón acabó con la vida de Alberto, dejando un profundo dolor entre sus deudos.
“Ese día él llegó de trabajar, le serví la cena, vimos una película y ya dormido empieza a convulsionar. Me doy cuenta de la situación e inmediatamente le hablé a mis hijos. Me di cuenta que podía tratarse de un infarto porque con sus manos se agarraba el pecho.
“Lo trasladamos a la clínica 34 del IMSS, pero antes de llegar ya no sentíamos sus signos vitales y al llegar al hospital al poco tiempo el médico nos notifica que falleció”, mencionó Melissa.
Días después de su deceso, el dolor se transformó en incertidumbre cuando la esposa legal del ahora fallecido reapareció en la escena no para apoyar con los gastos funerarios sino para reclamar lo que por Ley le corresponde, incluyendo el patrimonio que forjó junto a Melissa.
“Yo creí que al morir Alberto llegaríamos a un acuerdo para el bien de nuestros hijos, pero no fue así. Cuando mi esposo (no legal) fallece yo platiqué con ella y llegamos al acuerdo de que ella se quedaría con la pensión del IMSS, a lo que accedí, con la condición de que me cediera los derechos de lo demás.
“Sin embargo, cuando ya lo íbamos a hacer el trámite se negó. Me dijo que ya había cambiado de parecer y que por Ley le correspondía todo”
El mucho o poco patrimonio que lograron entre ambos tenía como propietario a Alberto, ya que finalmente los créditos eran sacados a su nombre. Lamentablemente, al padre de familia lo sorprendió la muerte antes de que formulara su testamento y ahora, por Ley, a su segunda familia, con quien estuvo sus últimos 25 años de vida, le corresponde nada.
“Todo está a nombre de él. Las dos casas se sacaron con créditos de él, pero cuando mientras él se dedicaba a pagar yo me encargaba de los gastos de la casa para que el rebaje de su nómina no nos afectara.
“También pusimos un negocio de pollo asado, yo lo atendía, yo lo trabajaba, con ese negocio solventamos los gastos de la Universidad de mi hijo, de esa manera nos apoyábamos él y yo. Cuando mi esposo empezó a estudiar, yo ganaba más y le pagué la escuela, además de que aportaba en los gastos de la casa, aunque el negocio lo cerramos por la pandemia.
“Sé que ella podría reclamarlo todo, pero el detalle aquí es que aún hay un niño de 6 años, que es mi hijo e hijo del señor Alberto y tengo otra hija que aún está estudiando la Universidad, acaba de empezar sus estudios en Leyes. Más que para mí lo que me interesa es que se respete el patrimonio de ellos“, comentó la afectada.
De concretarse la petición de la viuda legal, los seis hijos de la última relación del Alberto quedarían desamparados, pues se les arrebatarían el techo donde duermen, una decisión que legalmente podría ser correcta, pero moralmente injusta.
Eso será precisamente lo que el despacho jurídico peleará: que aunque la figura de amante no está reconocida en la entidad, se le reconozcan los derechos a Melissa y sobre todo a sus hijos como producto de una unión de 25 años.
“Yo sé que es difícil el caso, yo sé que hay de por medio un papel legal, pero tengo la confianza en que mis hijos no van a quedar desamparados, tengo confianza en eso y en que todo va a salir bien
“A las autoridades yo les pediría que consideren el caso. Dí 25 años de mi vida a mi pareja y no quisiera que mis hijos se quedaran sin nada y que más que nada que piensen en ellos“, expresó la vecina de Escobedo.
BUSCAN JUSTICIA Y ESTABLECER UN PRECEDENTE
En un primer intento Melissa contactó a un despacho de abogados para que la representaran, pero la estrategia de los litigantes era opuesta a lo que buscaba y decidió suspenderla.
Semanas más tarde, por medio de redes sociales, encontró al bufete “8:11 Soluciones Jurídicas e Inmobiliarias”, quienes cambiaron el enfoque de la pelea legal.
“La Suprema Corte de Justicia de la Nación ha hecho modificaciones para adoptar nuevas estrategias salvaguardando tu derecho a vivir de la manera en que mejor te parezca. En el caso particular de la señora Melissa, ella aún sabiendo que Alberto estaba casado adoptan esta nueva forma de vivir, donde empiezan a dar vida derivado de la unión y del amor.
“Ella no llegó a destruir un matrimonio, fue una decisión de ambos de estar unidos. A veces estas ideologías erróneas hacen que se juzgue de manera equivocada, no protegiendo entonces los derechos que se tienen que salvaguardar“, mencionó la directora general del despacho, Alicia Álvarez Macías.
La litigante añadió que, aunque es un caso poco común, existen tesis aisladas similares que ya han sido sentenciadas, a través de amparos en la SCJN y que dan esperanza de poder “salvaguardar los derechos de la Constitución e ir por el reconocimiento del amasiato y los derechos que convengan de éste“.
“Queremos llegar a que el amasiato deje de ser un pecado, si le queremos dar un nombre coloquial, y que al final lo único que buscamos es decirle a estas personas que no están ante algo ilegítimo y que pueda o deba de ser condenado por el resto de la sociedad“, aseveró Alicia.
La demanda de jurisdicción voluntaria, la primera en su tipo en Nuevo León, fue interpuesta en los juzgados del Poder Judicial del Estado y se espera que el Juez Primero de lo Familiar en San Nicolás le den trámite o la deseche en los próximos días.
En caso de ser desechado, la demanda puede ser llevado a una instancia federal para que un nuevo Juez la estudie y la prueba o nuevamente la desestime.
“La demanda ya se presentó y el Juez tiene de tres a cinco días hábiles para que admita, prevenga o deseche. En caso de ser desechada se tiene que acudir a una segunda instancia con otro recurso y que un Juez federal le haga ver al Juez local, por así llamarlos, que estuvo equivocado en su decisión y nos puedan admitir la demanda o en su momento que el mismo órgano de mayor peso atraiga la demanda y que sea él quien resuelva“, indicó Rogelio Moya, litigante del despacho y que también lleva el caso de Melissa.
En el mejor de los escenarios la sentencia a favor para el reconocimiento de sus derechos es solo el primer paso para garantizar el patrimonio de sus hijos. De ganar la primera instancia aún se requieren otro juicio para “ejecutar los derechos y que se haga la división correspondiente de los inmuebles y propiedades que llegasen a tener porque no hay que olvidarnos que no hay testamento“, indicó el joven abogado.
En la presentación de la demanda también acompañaron a Álvarez Macías y Rogelio Moya, las litigantes Vanessa Cruz y Daniela Pulido, quienes también forman parte del despacho y laboran en el caso de Melissa.
ES INJUSTO: SAUL RUIZ SEPÚLVEDA
El 20 de septiembre en la presentación de la solicitud Melissa no estuvo sola, su hijo Saul Osvaldo la sujetó de la mano en todo momento.
Esa mañana el joven de 20 años decidió acompañar a su madre en la denominada “demanda histórica“, a la que él le atribuiría otro adjetivo: justa.
Y es que, para el cuarto de los seis hijos legales de la pareja Ruiz Sepúlveda, la posibilidad de perder el techo en el que duermen a consecuencia de un acta de matrimonio le parece injusto.
“Lo sentí un poco injusto porque yo sé lo que pasaron: no tenían nada y llegaron a formar un patrimonio juntos. Me parece injusto que otras personas quieran y vengan a quitarlos lo que ellos trabajaron“, expresó Saúl.
Al igual que su madre espera que la resolución se de a su favor por el bien de sus hermanos menores.
“Tengo dos hermanos menores y más que nada estamos por ellos aquí“, puntualizó.