Por Berenice Rojas y Emanuel Suárez
Salieron de Ucrania mucho antes del conflicto bélico y hoy se encuentra a salvo fuera de las fronteras amarillas y azules; sin embargo, esa distancia también los carcome al saber que sus familias permanecen en el territorio que actualmente está siendo atacado por Rusia.
Son migrantes ucranianos que llegaron a México desde años atrás por motivos personales y que como el resto del mundo son espectadores de una guerra… con la diferencia de que sus padres, hermanos, sobrinos, tíos, primos y amigos son parte de las víctimas.
En un rincón del sur de Monterrey la bandera ucraniana ondea al exterior de un domicilio de la la colonia Rincón de la Primavera. Junto a ella, un cartel pegado a la ventada exige un alto a la guerra.
No se trata de un mensaje de apoyo genérico sino de la súplica de una ciudadana del país de Europa del este que, a la distancia, sufre el conflicto bélico entre Ucrania y Rusia.
Originaria de la ciudad de Kryvyi Rhi, Tatyana Anistrat, llegó a Monterrey hace 11 años de la mano de su ahora esposo, el regiomontano Agustin Becerra.
Desde entonces, la comunicación con su familia fue constante, pero durante las últimas semanas se acrecentó a casi cada media hora, no importa si es mañana, tarde, noche o madrugada.
“Estoy hablando con mi familia cada media hora más o menos. Hablo especialmente con mi hermana porque mis papás no están muy familiarizados con la tecnología de los celulares“, mencionó la ucraniana.
A casi 10 mil 600 kilómetros de distancia de su terruño, las últimas semanas han sido agónicas para este mujer de 41 años, quien desde lejos sufre “en carne propia“ los ataques de las fuerzas rusas a su país.
Su familia aún permanece en su ciudad de origen, ubicada en el centro del la nación, y aunque hasta ahora no ha sido ocupada por el ejército de Vladimir Putin sus alrededores ya han sido blanco de ataques.
Incluso, mientras ofrecía una entrevista para Hora Cero el pasado 3 de marzo, Tatyana recibió la llamada de su madre para avisarle que las alarmas de emergencia se habían encendido en la ciudad ante un posible ataque aéreo ruso.
La familia, como cada vez que suenan las sirenas, se tuvo que refugiar en el sótano del edificio en donde habitan, que además de ser un espacio para soportar el crudo invierno ucraniano, también funge como refugio anti-bombas.
“Me dice que sonaron las sirenas y se tuvieron que esconder en el sótano. Acaba de pasar, hace como una hora, pero ya salieron del sótano. Ya regresaron a tierra. Cuando suenan las sirenas significa una posible ataque aéreo ruso“, mencionó Tatyana.
Con lágrimas en los ojos Tatyana confiesa que si estuviera en Ucrania “saldría a combatir por su patria“.
Cada día, los medios internacionales evidencias las atrocidades que provocan los conflictos bélicos: muertes, destrucción, desaparecidos, violaciones a los derechos humanos y mucho caos y cada una de ellas es un golpe para su alma.
En territorio mexicano se encuentra salvo, pero no se siente tranquila, mucho menos, sabiendo que su familia puede ser víctima de una ataque de las fuerzas enemigas.
Desde Monterrey no le resta más que alzar la voz para implorar un ceso al fuego… y ya lo hizo.
Tatyana es una de las participantes a la manifestación por un alto al combate que se registró en el centro de la ciudad el pasado 27 de febrero y ya está planeando otras actividades para apoyar económicamente a la gente que aún no ha salido o no quiere salir de Ucrania pese al peligro.
¿Cómo? vendiendo comida típica de su patria para recaudar fondos.
Y es que, desde hace seis años Tatyana arrancó un negocio de platillos ruso-ucranianos que comercializa bajo pedido desde su domicilio de la colonia Rincón de la Primavera de Monterrey.
Hasta ahora el sazón de la europea ha sido reconocido por amigos y vecinos, pero busca darse a conocer en toda la ciudad para
vender más comidas y así apoyar a sus connacionales.
El negocio conocido como “Comida Rusa y Ucraniana Monterrey“ recibe órdenes por teléfono, así que los interesados en conocer el sabor ruso-ucraniano y, de paso, apoyar a las víctimas del conflicto bélico, pueden hacer sus pedidos al 8117823745.
A TOMAR LAS ARMAS
La ucraniana Olena Kovalova, quien tiene seis años viviendo en Querétaro tras casarse con un mexicano, se siente triste por el conflicto que atraviesa su país donde aún se encuentra su hermano de 48 años de edad y quien ha decidido alistarse como voluntario para, llegado el momento, “luchar por la libertad”.
“Me siento triste y estoy preocupada porque el ejército de Rusia está matando a civiles e invadiendo la ciudad, la situación es difícil y horrible.
“Mi hermano Andrei no quiere salir de ahí, está registrado para pelear y está en lista de espera porque ahorita necesita más gente el ejército de Ucrania”, agregó.
Pese a que Andrei Kovalova tiene familia en Letonia el amor por su país es lo que lo llevó a alistarse para pelear.
Olena explicó que su hermano le ha contado que la avanzada de los rusos no era como se la esperaban, es decir ellos creían que en dos o tres días iban a dominar todo el territorio pero están batallando.
“Eso quiere decir que la gente está repeliendo el ataque y están haciendo las cosas a lo que pueden, no se rinde ni se van a rendir”, afirmó.
El optimismo la ha mantenido con la esperanza de que su país pueda ser el vencedor en este conflicto, además aseguró que el apoyo moral de los mexicanos los ayuda mucho y agradece la preocupación que han mostrado por sus compatriotas.
“Estoy convencida de que nosotros podemos ganar esta guerra, protegemos a nuestro país y tierra, creo que lograremos ser un país independiente, deseo que todo salga bien y que se resuelva esta situación y que los rusos regresen a su país y nosotros iremos en una Unión Europea”, finalizó.
DOLOR DOBLE
En Nuevo León se encuentra Tania Permakova, quien tiene tres años viviendo en la sultana del norte junto con su esposo y su niña. El conflicto entre Ucrania y Rusia le representa un dolor doble que la está partiendo en dos ya que su padre es ruso y su madre ucraniana.
“Yo soy de Ucrania, pero mi papá es ruso, y mi mamá es ucraniana, esta guerra representa un dolor doble, a mí me parte en dos; tenemos que lograr la paz unidos”, comentó.
Dijo que la gente tiene que saber que el conflicto entre Rusia y Ucrania no es una guerra de los pueblos de ambos países, sino de sus gobiernos.
“El problema es que aquí se metió muchísimo Estados Unidos, porque así persiguen el objetivo de debilitar a Rusia, y así para ellos será mucho más fácil salvar su poder en la arena mundial.
“Lo más genial es que los soldados rusos tampoco quieren enfrentar a la población, y cuando están cerca de las casas piden agua o comida y los ucranianos les dan, porque unos y otros somos gente que no queremos la guerra”, explicó.
Comentó que las temperaturas de 20 grados bajo cero han complicado las cosas para la gente que se encuentra en refugios y en sus casas porque no pueden salir a comprar comida.
Un viaje a México sale a 35 mil pesos y aseguró que las familias no podrían cubrir los gastos, por lo que es necesario que se abran las fronteras de los países vecinos como lo hizo Polonia y Rumania para recibir a refugiados.
Comentó que Estados Unidos se ha fortalecido porque, como en las grandes guerras, está vendiendo armas.
“Estaban fijándose (Estados Unidos) mucho en las negociaciones entre Ucrania y Rusia, si avanzaban, siempre metían su mano haciendo conflicto, y siempre prometían a Ucrania, tú no tengas miedo, te vamos a dar armas, vamos a proteger tu cielo y nada, los dejaron solos”, enfatizó.
Por último pidió a los mexicanos orar por su país y dijo que el mundo tiene que saber la verdad, “queremos paz para nuestro país, somos soberanos y Ucrania no es parte de Rusia”.