
Las redes sociales han servido para que cientos de trabajadores de la salud, quienes han tenido que trabajar doble y hasta triple turno en las clínicas donde se atiende a personas con Covid-19, desahoguen su frustración por ver que aún hay personas que no quieren atender las medidas sanitarias que ayudarían a reducir los contagios.
Por medio de una serie de fotografías, estos profesionales han compartido el dolor, cansancio, rabia y frustración que sienten cuando siguen recibiendo enfermos en estado crítico no obstante las autoridades han recomendado una y otra vez las medidas que ayudarían a impedir que las personas se enfermen.
Tal es el caso de Emi Pujadas, una enfermera española con cuatro años de experiencia en unidades de cuidados intensivos, así que sabe a la perfección lo que representa la presión de tener que luchar “hasta con los dientes” para salvar la vida de una persona.
Su fortaleza no se puede poner en duda pues, en sus tiempos libres, corre maratones y participa en competencias de triatlón.
Sin embargo, hace unos días, durante una crisis de ingresos de personas infectadas por el Covid-19 en el Hospital General de Valencia, donde Emi labora, la joven no pudo más y se quebró.
Impotente, cansada, llena de rabia la llevaron a encerrarse en el almacén del hospital, tapaste la cara con las manos y comenzar a llorar.
Un compañero que estaba a su lado no dudó y le tomó una fotografía que, tiempo después, Emi decidió compartir en sus redes sociales con el siguiente mensaje:
“Una imagen vale más que mil palabras. Esto ya no es una Pandemia. Esto es una Guerra.
“No me reconocía. En ese momento me salió el cansancio de las tres guardias seguidas, el dolor por el ingreso de una amiga y esta ola que nos ha superado mientras la gente sigue sin ser consciente.
“Hay guardias que necesitas un ansiolítico para soportar lo que viene”, reconoció.
Otra conmovedora imagen es la que compartió el enfermero brasileño Raimundo Nogueira Matos, de 38 años, quien no dudó en abrazar a un joven con síndrome de Down infectado de Covid-19 y quien no podía tranquilizarse pues estaba asustado por su futuro.
El paciente fue identificado como Émerson de 30 años, quien llegó al Centro de Apoio Geriátrico del Estado de Paraná, con graves síntomas de Covid-19 pues se asfixiaba y requería de oxígeno.
Cuando la colocaron la mascarilla el joven sufrió una crisis nerviosa por lo que el enfermero no dudó en abrazarlo para intentar darle un poco de tranquilidad.
“Sé el riesgo que puedo correr. Pero como él es un paciente especial, necesitaba mucho cariño”, explicó el enfermero.
Otras imágenes no son tan conmovedoras, pues muestran el enojo de los profesionales de la salud al ver que las personas siguen en reuniones, salen a la calle innecesariamente y no respetan las medidas sanitarias.