Era cerca del medio día de aquel domingo cuando doña Eufracia García García, madre de Miguel Ángel Velasco, recibió la peor llamada de su vida, en la que le informaron que su hijo había sido herido con una arma de fuego y su nuera ejecutada momentos después.
“Ese día que tuvimos la mala noticia le avisaron a mi hija, un hermano de mi nuera, que había pasado una desgracia, que los habían atacado en el camino, que a mi hijo lo habían baleado, que estaba grave en el hospital y que mi nuera había fallecido ahí mismo“, mencionó la tamaulipeca.
De inmediato la mujer se trasladó de Reynosa a Monterrey para reencontrarse con su hijo en el Hospital Universitario, en donde el pronóstico de salud era reservado por la gravedad de las heridas.
Apenas nueves meses atrás, la historia era muy distinta: Miguel Ángel y Berenice Gamboa laboraban en una tienda de conveniencia (7-Eleven) de la ciudad fronteriza, como gerente y empleada, respectivamente, pero su afán de buscar mejores oportunidades para sus retoños los impulsaron a emigrar.
En agosto de 2021 la pareja llegó al municipio conturbado de Juárez, específicamente al Fraccionamiento Bugambilias, que se convertiría en su nuevo hogar, pero también su tumba.
Para mudarse, ambos pidieron el cambio en la tienda de conveniencia, misma a la que se dirigían cuando el multihomicida los abordó.
“Ellos tenían poquito tiempo de haberse mudado a Monterrey, tenían como 9 meses que se habían ido para allá. Habían pedido el cambio en su trabajo para poder seguir creciendo, pero también para poder estar más cerca de la familia de mi nuera porque su mamá vivía allá. Ella fue, de hecho, la que los convenció de irse a vivir para Juárez“, mencionó.
El sueño de una vida mejor para sus hijos fue frustrado aquel 9 de mayo de manos del también llamado “stripper asesino“ (Edición 419 de Hora Cero).
La mujer murió al instante, pero Miguel Ángel luchó durante tres días en el nosocomio. Infelizmente, el 11 de mayo perdió la batalla, dejando en orfandad a cuatro pequeños de 15, 14, 12 y 6 años de edad.
“No se pudo hacer nada porque la bala le destrozó por dentro. Mi hijo murió tres días después el 11 de mayo perdió la vida“, dijo doña Eufracia.
La muerte de la pareja dejó un llanto eterno en las familias, pero las lágrimas tuvieron que contenerse para ser la fortaleza de los cuatro menores a quienes les habían arrebatado todo.
Los cuerpos de la pareja fueron llevados hasta Ciudad Victoria, en donde el padre de Berenice estaba enterrado. En su afán de dejarlo junto al amor de su vida doña Eufracia aceptó que su hijo también tuviera como última morada la capital tamaulipeca.
Sin embargo, el dolor de perder a un hijo no seria el último por el que atravesaría la residente de Reynosa: pocos días después del entierro también “perdió“ a sus nietos, pues de manera arbitraria, la madre de su nuera decidió quedárselos de manera permanente.
“Yo acepté que mis nietos se quedaran allá en un inicio porque yo en ese momento no tenía cabeza, estaba en shock y si mi hijo iba a estar allá con su mujer, era lo mejor para que sus niños los tuvieran juntos“, mencionó doña Eufracia.
Con el paso de los días y los pensamientos un poco más claros, la madre de Miguel Ángel buscó llegar a un acuerdo con su par materno, pero ésta se rehusó a compartir a los menores o en iniciar el proceso legal para que juez determine quién se debe de quedar con ellos.
“Ella está haciendo las cosas a su manera porque tanto abuela es ella como lo soy yo. Yo quiero que las cosas se hagan de cosa legal, que un Juez determine con quien se deben de quedar los niños.
“Ella ya anda moviendo todo para quedarse con los niños, quiere que le firme la custodia de los niños, pero no lo haré hasta que me diga el abogado“, mencionó doña Eufracia.
Desde entonces, las llamadas telefónicas son lo único que conecta a la abuela reynosense con sus nietos en Ciudad Victoria.
En su desesperación, y aún sin contar con recursos económicos, la abuela paterna ya buscó la asesoría de un abogado que la pueda orientar en intención de recuperar a sus nietos.
Pero el bienestar de sus hijos no es lo único que quedó en el limbo también el finiquito su trabajo y un seguro de vida que no ha podido ser cobrador porque la beneficiaria (su pareja) también murió aquel fatídico domingo.
“He intentado arreglar algunos seguros de mis hijo, pero hasta ahorita no se ha podido hacer nada, hasta que yo tenga la custodia de los niños, ni siquiera el finiquito de mi hijo.
“La empresa también cometió errores porque cuando mi hijo estaba internado entre la vida y la muerte su suegra fue a la empresa y recogió su tarjeta de nómina para quedarse con ella.
“Hasta ahorita no me han dado ninguna respuesta a pesar de que ya tengo todos los papales de mi hijo. Insisten en que debo de tener la custodia de los niños“, mencionó doña Eufracia.
Hoy, el viacrucis de doña Eufracia continúa: al dolor de haber perdido a su hijo de una manera tan cruel se le suma la imposibilidad de tener a sus nietos consigo y darles el dinero de los seguros que les corresponde.