Han pasado siglos desde su descubrimiento y el agua del manantial del cerro del Topo Chico sigue encantando a propios y extraños, pero ahora como una de las bebidas minerales más reconocidas de Norteamérica.
Desde hace 125 años este producto orgullosamente regiomontano deleita el paladar de los mexicanos y desde 1987 lo hace en el mercado estadounidense, donde sus ventas crecen a paso de dos dígitos por año.
Tan sólo en 2019, la marca subió 28 por ciento sus ventas en el vecino del norte en comparación con 2018, mientras que en territorio azteca se incrementaron 18 por ciento en el mismo período.
En Texas, el estado que ha acogido más rápidamente a la marca, Topo Chico tiene una participación cercana al 60 por ciento en el rubro de aguas minerales y en todo Estados Unidos de 14 por ciento, de acuerdo con Ramón Maraboto, director de Topo Chico.
Las cifras anteriores son aún más sorprendentes si se toma en cuenta que el producto se limitaba en los territorios de distribución de Grupo Arca Continental, embotelladora de origen de la marca, misma que en 2020 ampliará su red.
“La carbonatación de Topo Chico es más alta que la de otros productos y a la gente le gusta, en Estados Unidos ha gustado mucho. (Topo Chico) se percibe como un producto saludable y se le relaciona mucho con la música y la moda”, aseveró el directivo en entrevista para Hora Cero.
Por si quedaba alguna duda de su recepción en territorio de las barras y las estrellas, los medios norteamericanos se han encargado de confirmar el “romance“ entre los estadounidenses y Topo Chico, solo basta con echar un vistazo al artículo de Amy McCarthy en el Dallas Observer, publicado en marzo de 2015, donde sentenció que: “el champán es para el vino espumoso lo que Topo Chico es para el agua con gas”. Es decir, lo mejor.
Lo mismo hizo Kate Murphy en el New York Times en agosto de 2016, cuando describió a la bebida regia como la mejor opción para mitigar el calor en el estado de la estrella solitaria.
No es de sorprenderse que de 2012 a la fecha, Topo Chico haya crecido el doble y se espera que la cifra nuevamente vuelva a duplicarse en cuatro o cinco años.
En Estados Unidos, la marca contempla además agua mineral saborizada, productos que en un futuro no muy lejano estarán ingresando al mercado nacional.
Otro dato curioso es que en el vecino del norte el 80 por ciento de lo que se comercializa está en envase de vidrio y el 20 por ciento en botellas de PET, mientras que en México es lo contrario.
Pero ya sea en PET o vidrio, toda la variedad de presentaciones de Topo Chico en el mercado norteamericano cuentan con los certificados de la industria ambiental o Kosher.
De acuerdo con el director, se espera que en poco tiempo las burbujas de sodio, hierro y calcio de la bebida lleguen hasta Canadá, que es el nuevo mercado por conquistar.
En México, a finales de 2019 Topo Chico llegó al centro del país, por lo que sólo resta el sureste para que todo el territorio nacional cuente con la bebida que enaltece el orgullo regiomontano.
El crecimiento no sólo se representa en ventas, también en su compromiso con el medio ambiente: la compañía busca que en 2021 su suministro eléctrico sea en un alto porcentaje eólico. De igual manera existe el plan de incorporar botellas de PET que estén fabricadas, en al menos 25 por ciento, de material reciclado.
Para 2030, como parte de la familia Coca Cola, Topo Chico tiene la misión de dejar cero residuos en la elaboración de sus productos.
DE MONTERREY PARA EL MUNDO
Aunque se vendió a Coca Cola en 2017, Topo Chico es una bebida tan regia como el machacado y sus orígenes se remontan al antiguo barrio de San Bernabé, al norte de Monterrey, donde a finales de 1800 las aguas del cerro del mismo nombre servían como balneario de aguas termales.
Las aparentes propiedades curativas convirtieron a la zona en un importante atractivo turístico que atraía a cientos de locales y extranjeros.
Fue hasta 1895 cuando el dueño del balneario decidió embotellar el agua “milagrosa” para comercializarla y desde entonces nació la marca, misma que al día de hoy sólo se produce en este lugar del mundo.
Así es, cualquier Topo Chico que se vende en México o Estados Unidos salió de la planta de Monterrey, donde se consigue su inigualable sabor solo por medio de procesos físicos.
CREAN COMUNIDAD
Enclavada en el barrio de Topo Chico, el complejo del mismo nombre da trabajo directo a 400 personas, en su mayoría, originarios de la zona o que tiene relación con la comunidad.
La cercanía de la empresa con sus empleados ha logrado forjar lealtad, que en ocasiones pasa de generación en generación.
“Hay un compañero que tiene 30 años de trabajar en Topo Chico y su papá trabajó cerca de 40 años aquí también. Entonces, es una cuestión generacional”, dijo Ramón Maraboto.
Por su parte, la compañía retribuye la lealtad de la comunidad con obras para su beneficio, como la instalación de juegos infantiles en parques de la zona o remozando las canchas de una escuela cercana.
Al exterior de la planta, donde una línea puede producir hasta mil botellas por minuto en temporada alta, también se encuentra una llave de donde los vecinos adquieren agua purificada para sus necesidades.
El complejo de Topo Chico -rodeado por las calles Salinas, Terán, Villaldama y Treviño- se compone de la planta, un museo y oficinas administrativas (antiguo Hotel Mármol).
La leyenda del logo
Muchos la han visto en la etiqueta del agua mineral, pero seguramente pocos conocen su verdadera historia.
De acuerdo a la leyenda, se trata de una princesa azteca, hija del emperador Moctezuma, que en tiempos de la gran Tenochtitlán sufría de un mal que acababa con su juventud y fuerza.
Angustiado, el líder azteca llamó a los mejores médicos y sabios de la comunidad, pero poco pudieron hacer por la princesa.
Desesperado, el emperador recurrió a un practicante de magia sin obtener los resultados deseados; sin embargo, el también sacerdote recordó que un viajero le había hablado sobre un “antiguo lugar de dioses“, una colina en forma de topo que su ubicaba en tierras lejanas al norte.
El curandero le dijo que de la montaña brotaba agua cristalina y milagrosa, por lo que el emperador azteca emprendió la expedición junto a su hija.
Ya en tierras montañosas, los nativos les ayudaron a encontrar el manantial, que estaba protegido por espíritus que dieron la bienvenida a la princesa.
La hija de Moctezuma bebió del agua milagrosa y logró curarse de todos los males.
Una historia de éxito
– A finales de 1800 las aguas del Topo Chico servían como centro turístico de aguas termales por sus propiedades “milagrosas“.
– En 1930 se empieza a distribuir Topo Chico a los estados vecinos de Coahuila y Tamaulipas.
– En 1940 empieza a modernizarse el equipo de producción.
– En 1948 crece tanto Coca Cola dentro de Topo Chico que se separa. Nace la compañía Bebidas Mundiales Monterrey, que precederá a Grupo Arca Continental, embotelladora de origen de Topo Chico.
– En 1987 empieza a comercializarse Topo Chico en Estados Unidos.
– En 1995 Topo Chico celebra su primer siglo de existencia
– En 2005 Topo Chico cumple 110 años de antigüedad.
– En 2011 se fusiona Embotelladoras Arca y Grupo Continental para crear Grupo Arca Continental.
– En 2017 se vende la marca Topo Chico a Coca Cola y se les otorga a Grupo Arca Continental la primera franquicia para un embotellador fuera de Estados Unidos.
– En 2020 Topo Chico celebra 125 años de existencia.