Los profesionales de la salud están en la mira de los delincuentes. La profesión que ejercen los vuelve vulnerables a hechos en los que se atenta contra su vida o sus bienes materiales.
Ser víctimas de extorsión, robo e incluso ser perseguidos o ultrajados, son algunas de las situaciones de inseguridad a las que los médicos se enfrentan de manera inesperada.
Mientras están en su consultorio o cuando salen de el, quien porte bata blanca puede ser un foco de atención para los que se dedican a violentar a este gremio.
Desde una persecución y tres robos a la clínica en donde brinda atención médica, Jesús Cantú Rodríguez ha sido víctima en poco más dos años. Para él fue “impactante” darse cuenta que lo perseguían una noche, mientras iba camino a su casa.
Recién había salido de un curso en un centro de salud ubicado en la Avenida Morones Prieto, poco después de haberse retirado del lugar, se percató de que algo no andaba bien.
“Dos (camionetas) Cherokee me seguían, iban tras de mí, mientras yo circulaba por la avenida. Pero eso no fue todo, en cuanto me alcanzaron en un semáforo, sobre la Avenida Gonzalitos, me apuntaron con armas largas”, detalló.
Fue desesperante, reconoció, no supo que hacer pero logró mantener la calma, en medida de lo posible. Apenas el semáforo se encendió en verde y puso en marcha el vehículo.
“Avance normal, traté de sacarles la vuelta al cambiarme de carril y tomar otra calle, sin acelerar, cuando de pronto, de la nada, a unos metros, vi unas patrullas de la Marina que circulaban por la zona; eso me tranquilizó un poco me perdí”, dijo.
Consideró que la presencia de estos elementos, fue quizás un atenuante para que los malhechores no le hicieran nada, dispararán las armas, o lo hubieran bajado del auto.
“Iba muy asustando, hasta se me quito lo cansado que andaba de un día largo de trabajo. No supe ni qué calle tomé para librarlos, sólo recuerdo que ya había pasado el Hospital Universitario”, detalló.
Señaló que el trayecto fue angustiante. Sintió como su corazón se aceleraba y manifestó que lo primero que se le vino a la mente fue que no la libraría, qué sería de su familia, entre otras cosas, al evocar aquel instante que se volvió una eternidad al proliferar la incertidumbre de lo que pasaría. Por fortuna no pasó a mayores, agregó.
Aún y con un poco de temor, el doctor siguió el trayecto a su hogar. Al llegar se mostró normal y no contó nada a su esposa para no alarmarla, al fin y al cabo, sólo fue un susto.
Narró que tomó una ducha, se cambió y vistió ropa cómoda, cenó, pasó un rato con la familia y luego se recostó en la cama para tratar de olvidar el momento de tensión. La vida habría de seguir, añadió.
A diferencia de muchos otros que han sido víctimas de la inseguridad, , el médico pudo dar testimonio de lo sucedido. Sin embargo, no se atormenta con el hecho y decidió no ser un esclavo del temor para vivir el presente.
“LA INSEGURIDAD ESTÁ EN TODOS LADOS”
En las calles, en el hogar y hasta en consultorios particulares, los delincuentes hacen de las suyas. A finales del 2011 y en lo que va del año, al menos tres veces, unos hombres entraron a robar a la clínica donde consulta Cantú Rodríguez.
“Lo bueno es que sólo se han llevado medicamentos y un glucómetro, entre otras cosas materiales y las enfermeras son las que han pasado los sustos porque por motivos de actualización profesional él no se encontraba en la clínica”, explicó.
Aunque el médico no estuvo durante los atracos al inmueble, los actos delictivos por parte de los malhechores son prueba de que la maldad no tiene límites y los vándalos atracan este tipo de áreas que brindan atención a la salud.
“La inseguridad está en todos lados y a veces no se pude prevenir por completo. En ocasiones uno mismo viola su propia seguridad cuando no toma las medidas necesarias”, comentó.
A raíz de la persecución y saqueos en la clínica, e incluso, algunas llamadas de extorsión, que quedaron en intento, Cantú Rodríguez ha implementado una serie de acciones en pro de su seguridad y la de sus compañeros de trabajo.
“Tenemos mayor vigilancia con equipo humano y técnico, sistemas de video y alarmas e identificador de llamadas pero también estamos al pendiente de a quién se atiende. Eso no es garantía pero al menos podemos estar un poco más seguros”.
Añadió que la base de la protección personal en sitios de labores, será la auto defensa, desde una perspectiva razonal para que no cunda el pánico en momentos difíciles.
“La tranquilidad es primordial para pensar claro y no poner más en riesgo tu vida mientras te asaltan o te siguen, aunado a no portar cosas de valor, manejar autos ostentosos, y en nuestro caso, ya no salimos con la bata por doquier”, especificó.
El temor se hace presente luego de haber vivido esas experiencias desagradables, pero no por ello, el doctor Cantú Rodríguez hará a un lado su vocación y espíritu de servicio a la comunidad.
“Hay que seguir y cuando te toca no hay más que hacer porque no puedo estar siempre con miedo, debo seguir día a día con lo que hago en lo profesional y personal”, dijo.
VIOLENCIA AHUYENTA A MÉDICOS A OTROS PAISES
Colegas de Cantú Rodríguez se unen a la lista de víctimas de la inseguridad en el gremio médico, pero algunos de estos han experimentado secuestros o torturas, acontecimientos que los han llevado a abandonar el Estado.
“De los 25 médicos que conozco, todos hemos sido atracados o nos ha tocado algo, pero aquí estamos. Está difícil la cosa y es degradante que esto pase en todos los estratos profesionales y sociales”, expresó.
Algunos doctores se han ido de Nuevo León o de México para no arriesgar a sus familiares en la diversidad de sucesos violentos que están al orden del día.
“Un compañero, como otros, se fue; dejó el trabajo, familiares y amigos, mientras otros se han apartado de la profesión. Este es el panorama actual, pero tampoco es algo nuevo”, mencionó.
Este tipo de acosos a los expertos en salud, señaló, se han presentado desde años atrás. La diferencia es que ahora son revelados a la sociedad, y en algunos casos, a las autoridades para que respondan al reclamo de la gente ante la nula seguridad.
Sin embargo, no hay estadísticas oficiales y reales, de casos de extorsión, secuestro o atentados, pues algunos no denuncian, y otros, sólo quedan entre el gremio.
Detalló que de las personas que conoce, 10 doctores que han sido victimas, de acuerdo a casos, entre sus allegados, 8 se han ido del país y 4 se han cambiado de profesión.
En ese sentido, Cantú Rodríguez indicó que por su parte y la de cada individuo, seguramente se toman las alternativas de seguridad más accesibles pero señala que las autoridades no procuran la impartición de justicia de manera eficiente.
“Se pone la denuncia pero no se le da seguimiento, además no existe la aplicación del sentido común para esos trámites y no hay resultados, no es posible que las cosas sigan así”, manifestó.
Pero más que la demanda por la seguridad al gremio y sociedad en general, recalcó que también es un hecho que en la actualidad proliferan en su mayoría, los casos en que no se denuncian.
El miedo, tal como sucedió en su caso, cuando lo persiguieron o asaltaron su consultorio, impera por las represalias que pudieran presentarse en contra de los víctimas o sus familiares, quienes generalmente se enteran de lo acontecido.
Ante esa realidad que existe, se llegue a interponer o no una denuncia con las autoridades indicadas, el sector salud como la sociedad, está inconforme por la ola de seguridad e impunidad de la que son objeto.
Lo anterior quedó en manifiesto y persiste en diversas modalidades, luego que de que el pasado 20 de octubre, el gremio médico se uniera por primera vez en la historia de Nuevo León para manifestar de manera silenciosa su desacuerdo respecto a la falta de protección y seguridad que destaca en la localidad y la entidad para quienes laboran en el sector salud.