Con la preocupación de no saber qué comerán, de tener que solventar los gastos del hogar, de no contar con empleo y además, de brindar la atención necesaria a sus dos hijos con discapacidad, es como María de Jesús Salazar Almendariz, despierta diariamente.
Aunque cuenta con el apoyo de su cónyuge, José Antonio Martínez Martínez, quien funge como tutor de los pequeños, Javier de Jesús Aguayo Salazar y Fernando Salazar Almendariz de siete y cinco años, respectivamente, la situación en la que vive la familia es precaria.
El hogar ubicado en la colonia La Unidad, en el municipio de Escobedo, por fuera, luce una realidad muy distinta a la que se vive al interior.
Un portón negro, es el que resguarda a la familia de los maleantes, pero los techos de lámina mal colocados y la obra gris del resto del hogar los deja prácticamente a la intemperie.
En la entrada no hay piso, sólo tierra; la cocina se compone por un pequeño espacio donde se cocina con leña o carbón, dependiendo de la situación económica en la que estén; un tallador, donde lavan los vasos, platos y la ropa.
Además de un cuarto de baño; dos habitaciones, una para la madre del tutor (propietaria de la casa) y la otra para el resto de la familia.
En la habitación donde duermen Javier y Fernando, cuenta con dos colchones, los cuales están colocados sobre blocks, en una duerme la pareja y en la otra los pequeños.
Su entretenimiento lo basan en un pequeño radio, pues en el domicilio no hay televisor y aunque tienen los servicios básicos de agua y luz, deben algunos meses, lo que complica su estabilidad económica.
“La casa la estamos pagando, ya quedan como unos 3 mil pesos, porque ahorita nos están cobrando intereses, pero ahí vamos y pues de agua debo unos 250 pesos”, dijo el José Antonio
Al comer utilizan un triciclo, en el cual José sale a vender elotes pues no tienen una mesa; para sentarse, tienen dos sillas y cuando requieren más, utilizan botes o blocks para hacerlo.
“Como quiera no se queda uno sin comer, pero se batalla… Come uno lo que haya, a veces sopita, frijoles, cuando hay chanza pues una carnita, huevito”, comentó el tutor de los hermanitos.
“Pues comemos de todo, sopita… La carne muy de vez en cuando, pollito o picadillo, pero no tanto”, dijo la ama de casa.
Para la casa, quería colocar nuevas láminas y el anhelo para él y su esposa es conseguir construir “otro cuartito” para los pequeños. “Pues quería poner unas láminas aquí para empezar, pero como le digo, a veces se batalla y ya no queda para eso”, expresó
Mientras Javier jugaba en la tierra con los pocos juguetes que tiene, su padrastro platicaba la forma en que viven diariamente, las necesidades de la familia y el empeño que realizan para conseguir el bienestar, principalmente de los más pequeños.
Los niños, Javier y Fernando, realizan las tareas escolares en una silla, hincados en el piso de tierra o sentados en un bote.
Ambos, acuden al Centro de Atención Múltiple (CAM) Lic. Gilberto Rincón Gallardo para contar con educación básica, el mayor cursa la primaria y el menor preescolar.
Pues en este lugar, además de recibir la atención que necesitan para un óptimo desarrollo, cuentan con el apoyo de los miembros de la escuela y de los directivos.
Enfermedades congénitas
de los pequeños
Javier es un pequeño que disfruta acudir a la escuela, que se divierte jugando con los carritos a escala, en especial las camionetas.
Su inocencia le permite disfrutar de las pequeñas cosas, del hogar en el que vive, de su familia y de los pocos juguetes con los que cuenta.
Aunque es diferente a los niños de su edad, su tutor le impone reglas que logra acatar, algunas veces es obediente y otras, terco.
El pequeño no sólo tiene retraso mental, sino una serie de enfermedades congénitas que no llevan un seguimiento médico, por la situación precaria en la que se encuentra la familia.
Cuando apenas tenía nueve meses de nacido, fue diagnosticado con Craneosinostosis, por el Hospital Metropolitano, dicha enfermedad representa una alteración congénita en la que se produce un cierre prematuro de una o más de las suturas de los huesos del cráneo del bebé.
Los niños con este padecimiento pueden presentar retraso mental, trastornos de conducta, vómitos, dolor de cabeza, déficit neurológico, ceguera y crisis convulsivas.
Además le detectaron Braquicefalia (deformación craneal que provoca un aplanamiento uniforme en la zona posterior del cráneo describiendo una cabeza ancha y lateralmente corta), fue canalizado al Hospital Universitario para realizarle un TAC de cráneo 3D para hueso, y así, revisar la operación de reconstrucción simple de cráneo, pero por falta de recursos no le fue realizado ningún estudio.
En el HU se canalizó al departamento de Neurología/Oftalmología por sinestesias sagital con estrabismo (impide fijar la mirada de ambos ojos al mismo punto del espacio, lo que ocasiona una visión binocular incorrecta que puede afectar adversamente a la percepción de la profundidad) y braquicefalia para su valoración, pero tampoco se le realizó.
Para Javier, actualmente su estado de salud es bueno, solamente se enferma de gripa, tos (enfermedades respiratorias leves) y es alérgico a los piquetes de zancudo. Cuando apenas era un bebé, fue operado de hernia inguinal y le reacomodaron un testículo.
Su desarrollo motriz fue lento, pues su cuerpo no tenía la fuerza necesaria, ni el desarrollo idóneo. Logró caminar a los dos años y medio, comenzó a hablar a los siete meses, pero logró expresar frases completas al año y medio.
Para Fernando, aunque es el menor, es quien cuida a Javier, pues su retraso mental es muy leve y no es notorio.
La única diferencia de Fernando y el resto de los niños de su edad, es la capacidad de aprendizaje, pues Fernando tarda un poco más en comprender las cosas. Además de que presentó desarrollo psicomotor tardío.
Basura de unos, sustento de otros
Con la recolección de plásticos, cartón, madera y aluminio María de Jesús Salazar Almendariz contribuye con los gastos del hogar.
María de Jesús Salazar comentó que la mayor ganancia obtenida realizando esta labor fue de 100 pesos, ya que pagan muy poco, por ejemplo, por un kilo de cartón le dan 80 centavos y por el kilo de plástico (botellas) dos pesos.
La recolección la realiza cuando traslada a sus hijos de la casa a la escuela, en un triciclo, pero como no sabe andar en bicicleta, mientras camina, va empujando el medio de transporte.
“Mi señora o yo a veces le traigo un poquillo de cartón, a veces, ya tiene mucho que no se junta, ella se lleva el triciclo a la escuela y ahí los maestros le dan, pero ya tiene mucho que no se junta”.
Y es que al no contar con estudios, más que de primaria y al tener que brindar mayor atención a sus hijos, especialmente a Javier, la ama de casa no tiene muchas opciones para contribuir con la manutención la familia.
Pero el camino que transita no es sencillo, pues de su domicilio al Centro de Atenciones son 50 minutos, sale desde las 7:00 horas, para que Javier que cursa la primaria llegue a tiempo a su hora de entrada (8:00 horas) y Fernando de preescolar ingresa a las 9:00 horas.
El único ingreso “fijo” es el de José Antonio Martínez, trabajando como comerciante ambulante en la venta de elotes, el sustento del hogar, asegura que las ventas no son buenas y de lo que obtiene de ganancia tiene que dividirlo en gastos del hogar, de transporte, en alimentos y aparte, para la inversión.
En promedio José compra 40 elotes, los vende a 10 pesos cada uno, por lo que se pensaría que por día su ganancia neta es de 400 pesos.
Sin embargo, mencionó que en ocasiones los 40 elotes le duran dos o tres días. Así que comúnmente obtiene 200 pesos diarios, con los que debe completar para vivir él, su madre, su pareja y los dos pequeños. Cabe recalcar, que la madre de familia espera su tercer hijo, el primero para José Martínez.
“A veces me salgo a las seis (de la tarde), a veces no crea, a veces están las ventas medias, como el día de los muertitos se bajan las ventas y cuando hay de que los juegos de la pelota y todo eso”, comentó afligido el cabeza de familia.
Por cada elote le cobran 3 pesos con 50 centavos, compra 40 elotes diarios, pero si no los vende todos al siguiente día sólo compra 20, dependiendo de las ventas.
De igual forma, como María de Jesús, José no tuvo estudios, “es que yo ni tuve estudios, muchas veces ya hasta para andar haciendo limpieza piden y me dice mi señora que le busque de guardia, pero por la edad muchas veces no me aceptan.
“Yo la verdad, ni mi nombre sé poner, hacer cuentas sí, por la venta, a veces familias grandes se me juntan, los despacho y unos se meten y ya cuando veo, son menos”, dijo el elotero.
Quisiéramos
un cuartito
Les gustaría emparejar el piso de la entrada para lo que necesitan arena y material para conseguir a construcción de un nuevo cuarto.
“Pues nos hace falta material, para hacer un cuartito”, dijo María de Jesús.
Y a pesar de que cocinan en leña no han sufrido percances, pues la ama de casa asegura que son muy precavidos a la hora de apagar las brasas en las que calientan sus alimentos.
“Nos han mandado a los de ecología, pero como es adentro de la casa, no pudieron hacer nada”, relató José Antonio.
En la parte trasera, vive un vecino que construyó hacia arriba y se pone a tomar, por lo que al no contar con una barda alta de blocks, colocó láminas y madera para tapar la vista del vecino, pero ahí es donde les gustaría hacer la otra habitación.
“Es que los niños ya están creciendo y ocupan su espacio”, mencionó el tutor de los pequeños.
Los niños sólo tienen para poco espacio en la entrada de su casa, en la calle cuando su madre los lleva al parque a jugar en las canchas de futbol.
Por lo que para los padres lograr construir una habitación para sus pequeños, donde puedan dormir y jugar sería conseguir su sueño. Mientras que los pequeños, sin pensar en la escasez en la que viven, sus anhelos se basan en tener más juguetes.
La relación
entre familia
Los pequeños con el tutor se llevan muy bien, lo ven como su padre, conviven, juegan, lo acompañan y ayudan en su trabajo, lo obedecen.
Con su madre también juegan, le ayudan en sus quehaceres, son cariñosos, son apegados a ella.
Por su parte, Fernando trata de cuidarlo a pesar de ser el pequeño, lo apoya y corrige, pelean como todos los niños, pero juegan y se quieren.
Sus pasatiempos son los juegos, carritos, pelota, piedras, tierra, brincar en la cama, recortar, pasear en los parques, etc.
A pesar de que Javier presenta un retraso más prominente, sabe hacer las cosas por sí solo, como bañarse, vestirse, ir al baño y comer.
Por parte del CAM, Javier ha sido apoyado para su atención y valoración médica, “Destellos de luz A.B.P.” para su problema visual (estrabismo).
Pues se le diagnosticó que el estrabismo que presenta no requiere operación por el momento, sólo lentes especiales, los cuales fueron donados por dicha institución.
A pesar de la situación económica, la familia es cumplida, María de Jesús acude diariamente a la escuela para dejar a sus hijos, son puntuales, cumplidos con las tareas y trata de apoyar al personal de la escuela en las actividades que se realizan.
Lleva a sus hijos con el material solicitado, también participan en las actividades cívico-culturales, lleva a los niños bien presentados.
En el tema de salud trata de atenderlos de acuerdo a sus posibilidades, los pequeños no manifiesta problemas de salud graves, además de las enfermedades congénitas.
Actualmente, por falta de papelería como credencial de elector de la madre de los pequeños, no habían tramitado el seguro, pero ya se encuentran arreglando su documentación.
También hace poco, apenas Fernando, el menor de los hijos de María de Jesús, apenas fue registrado y con los apellidos de su madre, mientras que Javier sí tiene los apellidos de su padre biológico.