La reciente moda de los “payasos tenebrosos” ha afectado severamente la economía y actividad de quienes se pintan el rostro y se dedican a ofrecer sus espectáculos en la calle y en el transporte público. Dos de estos jóvenes lamentaron que por culpa del internet y las redes sociales, muchos de sus compañeros han sido vejados y agredidos.
La diversión se transformó en miedo y las rutinas humorísticas cambiaron por bromas pesadas y crímenes, todo gracias a una nueva moda: los “payasos tenebrosos”.
A través de las redes sociales es común encontrar reportes sobre la aparición de estos personajes, quienes se encargan de causar terror e histeria entre la población ya sea como parte de bromas para la web o como una situación aprovechada por criminales para cometer ilícitos.
La moda, que se presume inició en Estados Unidos, rápidamente ganó terreno en diferentes partes del mundo desde Europa hasta México. Y Monterrey no ha sido la excepción.
Esto se dio a conocer gracias a una denuncia vía Facebook, que trascendió hace un par de semanas y reportaba la presencia de una supuesta banda de “payasos asaltantes” que atracaba al sur de la ciudad.
Pero esta situación ha comenzado a cobrar factura a quienes viven de este oficio, tal es el caso de “Ramoncito” y “Qué Poquito”, payasos de la localidad que se han visto afectados por esta histeria.
“Cómo los mexicanos copian una mala costumbre de payasos asesinos, ¿por qué no copiamos el sistema educativo de Finlandia? ¿Por qué no leemos 43 libros al año? ¿Por qué copiar lo malo?”, expresó “Ramoncito”, quien tiene alrededor de 18 años como payaso en camiones, cruceros y shows.
“Qué Poquito”, quien tiene 15 años de experiencia en el oficio, lamentó que las actividades de algunos afecten a personas como ellos, que basan sus ingresos en la risa de la gente.
RECHAZO, GOLPIZAS Y DETENCIONES
Ambos coinciden en que es la primera ocasión que les toca vivir una situación como ésta, donde por el simple hecho de vestir como payaso es motivo suficiente para ser molestados por la ciudadanía.
“Desafortunadamente las personas se dejan llevar y me ha tocado que desde los automóviles en marcha me gritan una que otra leperada y me han llegado a aventar restos de comida o botellas de agua a raíz de todo esto”, relató “Qué Poquito”.
Este cambio inició con miradas de desconfianza por parte de la gente, posteriormente, comenzaron a evitarlo y hasta a esconder sus pertenencias ante la presencia de los payasos.
“Antes uno se acercaba y decían ‘qué bonito te maquillas’ o preguntaba si hacíamos shows, y últimamente se te quedan viendo feo, como si los fueras a robar o algo”, afirmó.
Ha sido tal la desconfianza en estos personajes, que incluso las autoridades ya los han interceptado para realizarles revisiones.
“Qué Poquito” ha corrido con la suerte de ser detenido en dos ocasiones.
“Me tocaron oficiales amables, me revisaron, me pidieron mis datos, checaron mi mochila… El problema es que te revisan y las personas te ven y empiezan a correr el rumor, te empiezan a señalar”, indicó.
Recordó que en una de sus revisiones, en la avenida Revolución, un peatón se detuvo a preguntarle si lo detuvieron por robar, ya que corría el rumor que en el sector personas vestidas de payaso robaban autopartes.
Por su parte, “Ramoncito” señaló que sólo le ha tocado revisión en una ocasión, y que de igual forma los oficiales se portaron amables con él.
“Me explicaron que se corría el rumor de payasos asustando en el sector”, explicó, “que eran gente con máscaras y personas maquilladas haciendo desmanes y alterando el orden y sólo querían corroborar. Me pidieron datos, identificación, revisó mi bolso y me permitieron seguir trabajando”.
Ambos comediantes relataron que sus compañeros no han corrido con la misma suerte.
Tal es el caso de “Huesito”, a quien le tomaron una fotografía y vía redes sociales lo acusaron de ladrón, o “Trompas Tristes”, quien fue agredido por un grupo de jóvenes en la avenida Universidad.
“Él dice que dos o tres chavos se le acercaron, lo enfrentaron y él los quiso ignorar y al darse la vuelta le dieron una patada. El problema es que la policía estaba a un lado y no hizo nada”, relató “Qué Poquito”.
Indicó que el payaso agredido prefirió no repeler la agresión física, pues no quería que la mala fama que actualmente tienen los payasos fuera en aumento.
Esta situación adversa, señalaron, ha fortalecido los lazos entre los payasos de la localidad, quienes a través de las redes sociales mantienen gran comunicación.
“Todos los payasos estamos en contacto y nos informamos donde tenemos que tener cuidado”.
Y para evitar altercados, ambos han optado por no salir de su “zona de confort” que es el área del centro y sur de Monterrey y Guadalupe, lo que hasta el momento no ha representado un golpe a sus ingresos diarios.
“Tener algo de renombre me ha ayudado. La gente ya me conoce, sabe que no ando haciendo maldades ni nada por el estilo, y hasta me ‘echan aguas’ cuando viene la policía”, dijo “Ramoncito” mientras que “Qué Poquito” consideró que su constante cambio de maquillaje y vestuario lo ha ayudado a que no le afecte en sus ingresos.
LO POSITIVO EN LO NEGATIVO
Yo lo tomo con humor. Me subo al camión y le hablo a la gente de eso, les digo que los payasos no asustan ni nada y que los policías te dan una agasajada… y uno estando soltero hasta amor sientes por ellos y hasta ganas te dan de cambiarte el maquillaje para que te vuelvan a parar
“Ramoncito” payaso callejero
Ser payaso, afirmaron, es tener la habilidad de reírse de sí mismos para hacer reír a los demás.
Así que mientras los falsos payasos aterrorizan la ciudad, ellos aprovechan para hacer rutinas de la situación y sacar adelante su trabajo.
“Yo lo tomo con humor. Me subo al camión y le hablo a la gente de eso, les digo que los payasos no asustan ni nada y que los policías te dan una agasajada… y uno estando soltero hasta amor sientes por ellos y hasta ganas te dan de cambiarte el maquillaje para que te vuelvan a parar”, bromeó “Ramoncito”.
“Aquí uno tiene que agarrar de todo, lo bueno o lo malo que te pasa es parte de tu show porque es parte de tu vida, además les explico cómo empezó toda esta moda porque muchos no saben, expresó “Qué Poquito”.
El par de comediantes indicaron que a nivel nacional se ha emprendido la campaña “Una sonrisa contra el miedo”, con la cual se busca limpiar la imagen de los payasos y que justos dejen de pagar por pecadores.
“Decirle a la gente que el payaso no es una moda, es arte, cultura, una profesión y cosa seria”, señaló “Ramoncito”.
“Le he dedicado tiempo, esfuerzo y dedicación y de esto vive mi familia… lo único que están haciendo es echar a perder el esfuerzo de tantos años.
“Ser payaso no es un trabajo, es una vocación”, dijo su similar, “que no se dejen llevar de lo que dicen los demás, que antes de dar una opinión, investiguen”.
El par de payasos espera que esta situación termine pronto, y que el único temor de la gente hacia los payasos sea el que los agarren de bajada con sus bromas.