Serio, sereno y profesional, esa fue la primera impresión que se llevaron los futuros comunicadores al verlo llegar.
“El periodista todoterreno”, como él mismo se define, brindó una charla a los jóvenes de la Facultad de Ciencias de la Comunicación en la UANL Mederos que no sólo sirvió para la motivación, sino para dar algunos consejos sobre las situaciones que no se enseñan en las aulas.
Bonarense, pero residiendo en Monterrey desde hace 20 años por un intercambio estudiantil, Santiago Fourcade se presentó frente a un grupo que le hizo preguntas relacionados al fútbol y temas más sensibles como la guerra, la política o el contenido en medios masivos.
Sin embargo, lo más íntimo y relevante recayó cuando le preguntaron sobre su marca.
“¿Cómo lidia con ser el Santiago Fourcade, padre, hijo y esposo; pero ¿también aquel líder de opinión que tanto buscan personas para reafirmar su propia postura?”, le preguntaron.
“Hay veces donde he tenido que cubrir alguna guerra y mis hijas me preguntan: ‘¿y te van a matar papá?’ Y pues, ¿qué les contestas? que no obviamente, pero son cosas que hablas con tu familia y esposa, dejar las cosas claras desde el primer momento”.
Más allá de la disociación entre el oficio y el rol familiar, Santiago dijo que hay un momento clave donde el periodista se transforma en su propia marca, aunque dejó en claro que no es lo mismo ser un personaje, que una marca.
“Cuando otras marcas vienen a buscarte ahí te das cuenta; pero ser un personaje no es necesario en los medios, una cosa es ser personaje y otra ser tu marca. Yo he tenido colegas que voy a comer con ellos y se comportan igual que como en la mesa, no lo comprendes, te preguntas por qué llegan tan lejos”, reflexionó.
Esto está directamente relacionado con los medios de comunicación y el contenido que ofrecen.
“Los ratings te marcan una cosa clara: cuando una persona habla sobre fútbol, el juego y la pizarra la gente se va; cuando ven a dos personas discutir y debatir sobre temas dispersos, ahí es cuándo se queda.
“¿Es eso la culpa de los medios, o son las audiencias que demandan eso? ¿Qué fue primero, el huevo o la gallina?
“Está buena la pregunta porque no sabemos con exactitud; también es verdad que la gente que llega a su casa, cansado del trabajo y no verá el Canal 28 para ver lo que discuten en el Congreso, ellos prefieren ver a un personaje como Brozo, de forma digerible, también ahí es cuestión dónde nos informamos y cómo; pero también si los medios lo siguen alimentando eso, al final no sabemos, es difícil contestarlo”, dijo.
Política, sociedad y deporte son cosas que caracterizan la carrera de Santiago, razón por la cual resalta la importancia de no limitarse como periodista unigenere y no permitir que otros medios o colegas te etiqueten como tal.
“No te cierres la puertas, en mi caso comencé haciendo reportajes sociales, como corresponsal de guerras o conflictos militares, después eso me ayudó porque cuando paso a deportes, ese estilo de hacer los reportajes lo replico, dándole un enfoque más orientado al aficionado”, comentaba mientras miraba con determinación a los futuros comunicólogos.
Si bien ser un “periodista todoterreno” es algo idóneo en la vocación de cualquier reportero, esas puertas, aunque estén abiertas, no siempre estarán disponibles, es ahí donde las habilidades de relación pública y negociación deben aflorar.
“No es cuestión de quien me permitió o me dejó pasar de un tema a otro; a ver, ahí también es tu capacidad de cómo negocías o cómo propones esa transición de un género a otro”
Sobre esa transición, pero ahora dentro del mismo periodismo deportivo, dijo no tener aspiraciones para ser un narrador o cronista deportivo: “yo no pienso en eso, no soy bueno, conozco en lo que soy más fuerte y la verdad aportó más analizando el juego, cómo se para cada equipo y lo demás dejárselo a quienes saben”.
Y si ese no es el objetivo, ¿qué le queda a Santiago Fourcade por hacer?
“Mis grandes sueños, afortunadamente, ya lo he cumplido: cubrir una guerra en Irak, reportar sobre el conflicto de la FARC en Colombia, ahora son pequeños pasos ¿sabes?, ir subiendo escaleritas y seguir con el estilo periodístico que me ha caracterizado”
Como lección final, clarificó a todos que las bases del periodismo son las mismas estando en Irak, Qatar o Monterrey, porque “al final es lo mismo, por ejemplo en la entrevista, yo tengo que estar sentado frente a una persona y observarlo, hacerlo sentir en confianza, y da igual si es con un integrante de Al-Qaeda o con un jugador de fútbol; obviamente tiene sus diferencias, pero son esas cosas de poder sacar temas de conversación, en una carne asada, en una entrevista o a un extraño”.