Considerado el corazón de Reynosa, la zona centro ha vivido una serie de transformaciones con el paso de los años, como parte de la modernización de los pueblos que se convierten en ciudad.
Cada día ese sitio se despierta con la luz del sol y el ir y venir de sus paseantes quienes con prisa se dirigen a laborar y por ello no se detienen para apreciar la belleza que los rodea.
Aunque han sustituido construcciones que tenían historias increíbles por contar, aún se preservan algunos edificios de la Reynosa antigua, así lo describió el antropólogo y cronista municipal, Martín Salinas Rivera.
En 1802, la Villa de Reynosa Díaz se trasladó a lo que era la Villa de Nuestra Señora de Guadalupe en las lomas de San Antonio, lo que hoy se conoce como: Reynosa.
“En esa época empiezan con un tipo de construcción: jacales, de los cuales existían dos tipos, jacal de leños y jacal de carrizo, que es el tradicional mexicano de ese periodo de tiempo”, dijo.
Mientras que para 1820 se comenzó con la utilización de sillar de caliche, material con el que está construido el centro, las lomas de San Antonio.
Debido a esas construcciones, los reynosenses son conocidos como caleros por la utilización de la cal, la explotación del caliche (cal y arena) con lo que se construía
el mortero, es decir, los materiales para pegar los sillares.
“El sillar de aquí, se cortaba de la misma piedra de caliche que es una piedra que se desmorona, no es sólida, existen todavía bardas en el centro, relacionadas con ese material”, comentó.
Además, una de las comunidades del municipio, que preserva su historia es El Charco Escondido, pues según el antropólogo, esa zona se quedó detenida en el tiempo.
“Esa comunidad está asociada a lo que fue el Sendero Nacional, el camino de las mercancías que venían del puerto de Matamoros hacia Nuevo León y en ese lugar, todavía está ese tipo de construcción del siglo XIX”, agregó.
En los años veinte lo primero que se realizó fue la cárcel, en lo que ahora es, la presidencia municipal, lado poniente.
Dicho recinto es un edificio de los primeros que se originan en la región, construido de sillar de caliche y, posteriormente, se realizó la sala de Cabildo, también del mismo material.
Al mismo tiempo se origina en la región la explotación de ladrillo donde se utiliza la arcilla del Río Bravo y comienzan a trabajar las primeras ladrilleras, tradición que perduró por casi dos siglos.
“Fue en 1990, cuando se detuvo la industria ladrillera en la zona, pero tuvo mucho auge y es muy regional, es toda una cultura”, enfatizó el antropólogo.
CONSTRUCCIONES
MAS ANTIGUAS
La torre ubicada al lado de la iglesia “Nuestra señora de Guadalupe”, es considerada la edificación más antigua, ya que preserva el material de su origen, explicó Salinas.
El edificio se encuentra ubicado al frente de la plazoleta principal, sitio donde se conserva la mayor parte de la historia.
El proyecto inició en 1810, pero constó de diferentes etapas, primero se realizaron las primeras dos secciones inferiores; en 1863 se hace otra sección chica y se termina en 1898 cuando se le regala un reloj a Reynosa por parte de Matamoros que es el que se coloca originalmente.
“El reloj actual, no es el mismo de su origen, esa torre es de sillar de caliche, que fue un tipo de construcción masiva en Reynosa”, dijo.
Mientras que en el centro de
esta ciudad fronteriza se ubican
“pedacitos” de construcciones de sillar.
En la calle Juárez y Morelos existen algunas casas, en el lado poniente de la plaza, se ubica un estacionamiento en el que se aprecia ese tipo de arquitectura o material que se utilizó.
Sin embargo, cuando llegó el ladrillo a Reynosa, las estructuras de las construcciones se volvieron más exquisitas.
Tal es el caso de la casa Gutiérrez, ubicada en la calle Morelos con Porfirio Díaz, donde actualmente se encuentra un negocio.
“La fachada que era de ladrillo, muy exquisita, muy detallada, la de sillar es monumental, una cosa bastante grande, aparatosa, pero ahí está representada en el centro.
De acuerdo al antropólogo existen fotos de lo que fue la primera aduana de Reynosa ubicada en la calle Hidalgo en su cruce con Guerrero y frente a ella la escuela Josefa Ortiz de Domínguez, que se creó a principios del siglo pasado.
Además en el centro del mercado Zaragoza, aún se resguarda el primer edificio elaborado en el recinto.
Fue construido en 1882 y fue pagado por el pueblo de Reynosa de esa época, quienes cooperan para hacer lo que será el primer mercado, que todavía existe.
LA CIUDAD sE MODERNIZA
Con el paso de los años, las edificaciones van cambiando y en el siglo XIX llega a Reynosa el material de madera, construcciones de tablas de pino y barrotes.
“Eso se relaciona con el Mississippi por que en el Río Bravo se navegaba, entonces se traían los materiales a través del río, se trajo mucho material del área del Mississippi para las construcciones que perduraron hasta 1960 o 1970”, explicó el cronista.
Se elaboran las casas de madera, de piso de madera, inclusive en los techos de los edificios de sillar de caliche, ponían con barrotes y tablas de madera de Mississippi, se le ponía piedra y enjarrado arriba con material, era la forma de construir los techos de la época, recordó.
Tal es el caso de la esquina de Zaragoza e Hidalgo, lo que es el restaurante “La Villita” que es una construcción de finales del siglo XIX principios del XX, donde aún utilizaban obra de albañilería.
“Reynosa va evolucionando, los materiales de madera ya no se compran en Estados Unidos, después de la segunda guerra mundial, se empiezan a producir en México, sobre todo en Chihuahua y hay un auge en los años cincuenta y setenta.
Pero fue a mediados del siglo pasado que llegó el bloque, material proveniente de los cerros de Monterrey, que se tritura y se mezcla con cemento.
El Palacio Municipal, que ha sufrido múltiples modificaciones, fue construido de bloque y cemento en 1964, luego de derribar la edificación de 1959.
LOS SITIOS QUE
NO QUIEREN MORIR
Aunque en la ciudad no se tiene la conciencia de resguardar la cultura creada en los complejos antiguos, aún existen edificios que conservan un poco de su origen.
“Los reynosenses todavía no tenemos esa cultura de mantener ciertas áreas o corredores de edificios para resguardar un área histórica”, expresó.
Sin embargo, a pesar de que no se cuenta con los mencionados espacios, asegura que hay edificios que se rehúsan a morir, pues aunque no son muy antiguos, conservan, hasta ahora, el material con el que fueron construidos.
Y es que el cambio radical para la ciudad, ocurrió en los años cincuenta, sobre todo cuando llega Petróleos Mexicanos (Pemex).
El edificio principal de Pemex se creó en 1955, “tiene toda una estructura especial de que es diferente, en esa época también se cambió la iglesia”.
La iglesia, que se originó en 1955, explicó que es una imitación de la Purísima de Monterrey, además el Cristo con el que cuenta se mandó traer desde Italia.
“Es un Cristo de cuatro clavos, los pies los tiene separados, hay toda una procesión cuando se trae y el diseño, lo que se le agrega, es muy particular”, añadió.
Por otra parte, de igual forma en la zona centro, las esquinas donde está el “Mission Bar” es del siglo XIX elaborado de sillar.
Por 1960 se inicia a pavimentar la ciudad que se encontraba muy atrasada del plan fronterizo, para reorganizarla.
“En esa fecha se viene toda la infraestructura que conocemos de la actual Reynosa, los bulevares y todo eso”, comentó.
Otro de los complejos importantes del municipio, es la plaza de toros, construida en 1927 de madera, sin embargo, el huracán de 1933 se la llevó. A los pocos años, se comenzó a edificar de nuevo, pero ahora de concreto.
De igual forma, la Plaza Niños Héroes, “ha tenido muchos cambios, esa empieza en 1926 que se iba a hacer una escuela modelo de Tamaulipas, pero por cuestiones políticas, después de la Revolución Mexicana no se termina, entonces se utiliza como plaza”, informó.
Uno de los edificios que se emplearon para el auge cultural en Reynosa fue “El Teatro Juárez” que se realizó en 1924, fue un cine en 1950 y posteriormente era centro de reunión, sin embargo, ya no existe.
Finalmente, en la calle Morelos, en la panadería “La india” estuvo la Aduana de la ciudad y enfrente está un estacionamiento, el cual funcionaba como caballerizas de la Aduana, ya que en ese tiempo era montada.
Por tal motivo, Martín Salinas, cronista municipal comparte un poco de la historia de una ciudad que ha tenido múltiples transformaciones, pero que aún conserva un poco, de lo que se tuvo en sus inicios. v