Así como Jesús resucitó de entre los muertos al tercer día y subió al cielo, así revivieron los oficios de Semana Santa que por dos años no se llevaron a cabo entre los fieles Católicos, al menos en Monterrey.
Y es que después de la pandemia que llegó a Nuevo León en la segunda semana de Marzo de 2020, haciendo que todas las personas se resguardaran en sus domicilios por recomendación de las autoridades, no se pudieron llevar a cabo dichas actividades.
Ni la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén que se conmemora con el tradicional Domingo de Ramos, ni los Días Santos de la Semana Mayor como Jueves y Viernes se pudieron vivir como cada año se acostumbraba.
Sin embargo esta vez fue un poco diferente, pues la actual sequía que se vive en la entidad contribuyó a que en algunas colonias los feligreses batallaran para vivir su fe en todo su esplendor.
Fueron días de mucha fe y uno y que otro chascarrillo, pues la libertad después de dos años de encierro se dejó ver en los momentos chuscos que algunas personas vivieron, celebrando los oficios más como un festejo.
En el domingo de ramos hubo quien aprovechó los laureles para hacer un delicioso asado de puerco en chile rojo, tal vez porque ya se les había olvidado que el ramo era para simbolizar la victoria de Jesús como rey en su entrada a Jerusalén.
Otros si lo utilizaron en las iglesias a la entrada de los sacerdotes para conmemorar el domingo como el comienzo de la Semana Santa Mayor y una antesala a la Pascua.
En parroquias como Jesús Sacerdote, se pudo observar al presbítero durante una pequeña peregrinación, pero lo peculiar era que iba montado en un burro artificial para revivir aquella escena en donde Jesús llega a Jerusalén montado en el asno.
El sacerdote arrancó dos o tres risas, sobre todo de los pequeños que lo veían montado en aquella estructura forrada con cobijas grises, enormes orejas, ojos pintorescos y una carismática sonrisa.
Aunque las vacaciones de Semana Santa son para conmemorar la pasión, muerte y resurrección de Jesús, hubo quienes regularmente aprovechan para vacacionar en diversos destinos turísticos.
Sin embargo esta vez no hubo tales destinos en Nuevo León, o al menos los acuáticos por la severa sequía que se vive en la Entidad.
Mientras que la gran mayoría de las albercas continúan cerradas, no por la pandemia sino por la falta de agua, el Río Ramos también se niega a aceptar paseantes dentro de su afluente y es que ese caudal es la principal fuente de agua de los allendenses, es por eso que las autoridades decidieron restringir el acceso.
Llegó el Jueves Santo y además de la visita a los Siete Templos los memes también peregrinaron por las redes sociales: “Feliz día Jueves Santo, Feliz Semana Santa”, era uno de los tantos post sobre una plática entre el Enmascarado de Plata y Santa Claus.
Mientras tanto en calles de Monterrey los vendedores volvieron a hacer su agosto en abril al exterior de las iglesias del Centro, que eran las más concurridas durante los oficios.
Imágenes, aguas, rosarios, y dulces, era algo de lo que uno se podía encontrar al exterior de los templos; también un fuerte operativo por parte de Tránsito de Monterrey para cuidar a los feligreses.
Algunas personas acudían con playeras o camisas de manga larga, gorras, sombreros o sombrillas, otros simplemente se cobijaban bajo la tela de los rayos del sol, para sufrir un poco, como pagando sus culpas, como algunos católicos así lo dijeron.
El jueves terminó sin novedad, más que el revuelo en redes por la búsqueda de Debanhi, quien se había extraviado el sábado 9 de abril y para entonces ya iban seis días desaparecida.
Legó el viernes con la representación del Vía Crucis y como no hubo salidas a lugares acuáticos, hubo quien decidió refrescarse al observar las actuaciones en las calles disfrutando de una deliciosa cerveza, bueno deliciosa para algunos, hay otros que la aborrecen.
Sobre todo la aborrecen en esos Días Santos que son para guardar, como nos contó doña Martha al ver aquella estampa de personas disfrutando de los alcoholes.
En la colonia independencia, cuando apenas comenzaba el recorrido de Jesús camino al Calvario, un vecino ajeno al contingente de católicos, decidió hacer una carnita asada en la banqueta de su casa, antojando a los feligreses que pasaban por ese lugar, sobre todo a quienes les gusta ayunar en ese día.
En otros lugares como la iglesia San Isidro Labrador, sólo hicieron la representación dando vueltas alrededor del templo porque no hubo tiempo de planear un recorrido como en otros años.
Aunque algunos vecinos de Fomerrey 45 dijeron que era porque va mucho devoto de fraccionamientos residenciales aledaños y no les gusta recorrer las calles de esa popular colonia.
Por la tarde se llevó a cabo la adoración de la Cruz y la celebración de las Siete Palabras que Jesús dijo antes de morir.
Y ya en horas de la tarde-noche, se llevó a cabo la tradicional Procesión del Silencio, en donde absolutamente nadie habla y sólo se escucha el replicar de algunos tambores durante la marcha.
El Sábado de Gloria no fue de tanta gloria para algunas familias, porque para entonces ya se había dado a conocer la noticia de varias mujeres extraviadas y precisamente ese día Debanhi cumplía una semana de haber desaparecido.
Sin embargo llegó la tarde y se abrió la gloria, se bendijo el fuego que representa a Cristo, la Luz del Mundo, y después comenzó la celebración para dar paso a la Pascua, después de la resurrección de Jesús.
En la capilla Espíritu Santo, durante la Celebración de la Palabra, se leyeron seis lecturas, con salmos del antiguo testamento, al terminar, se sonaron las campanas y un coro comenzó a cantar el gloria, mientras tanto en el lecho del Río La Silla en El Predio, sonaba cumbia colombiana.
Así fue como miles de personas en Nuevo León vivieron la Semana Santa con tristeza y alegría, con solemnidad y pachanga, con devoción y escepticismo, pero al fin los creyentes pudieron vivir su fe luego de dos años sin que se pudiera llevar a cabo los oficios en Semana Santa.