Observar en la calle a los niños que se desempeñan como vigilantes de las bandas de delincuencia en Nuevo León y Nuevo Laredo, Tamaulipas, hizo que Edgar Quintero, su esposa, y otros cuatro matrimonios de la Asociación de Motociclistas Cristianos, iniciaran el Proyecto Juan 3.16, que busca ayudar a estos menores de edad.
De acuerdo al activista, en la zona fronteriza y la sultana del norte existen alrededor de 2 mil personas que vigilan las actividades de la autoridad para el crimen, de las cuales el 10 por ciento son menores de 11 años.
Se trata de niños y niñas que han sido obligados a trabajar para la delincuencia organizada pues no tiene otra manera de sobrevivir,” explicó Quintero.
“Aquí en Nuevo Laredo hay más de 2 mil vigilantes que les paga el crimen organizado, pero lo más preocupante es que ya están abarcando niños de 11 y 10 años, entonces creemos que tiene que haber oportunidades para todos y mas para estos pequeños”, dijo.
Proyecto Juan 3.16 lleva dos años operando y se ha dedicado ayudar algunas Casas Hogares, pero su visión va más allá ya que busca la creación de una preparatoria abierta donde puedan enseñarles oficios a los jóvenes de acuerdo a sus aptitudes, pero primero se tienen que constituir como una asociación sin fines de lucro.
“El cambio no se puede dar de la noche a la mañana, pero ya hemos comenzado ayudar a los niños y bajo ese enfoque nació Proyecto Juan 3.16; aparte de predicar las palabra de Dios somos sensibles y aportamos para ayudar.
“Es un plan muy ambicioso y tenemos que comenzar por el principio, hemos canalizado nuestros propios recursos pero son insuficientes, hay muchas personas que han visto cómo hemos trabajado y personas de Laredo Texas nos dicen: ‘nosotros estamos listos para trabajar pero se tienen que constituir legalmente’ y estamos en ese paso para poder recibir recursos y poder dispersarlo a las casas hogar”, agregó.
Mientras que Quintero y sus compañeros realizan los trámites legales para crear la asociación, siguen trabajando en la Casa Emmanuel, ubicada en Nuevo Laredo, además de ayudar y donando dinero de sus recursos propios a personas de grupos vulnerables.
Para Quintero el siguiente paso es dejar su trabajo en una empresa de transporte para poderse enfocar al 100 por ciento en el proyecto de darle la oportunidad a más niños de estudiar y darles la opción de querer regresar con sus padres o quedarse y aprender un oficio.
Añadió que otra de las actividades realiza el grupo es la operación de una academia de educación vial para motociclistas, aprovechado la proliferación de los conductores de la plataforma Uber Eats; este curso se impartirá gratuitamente en Nuevo León.
Sin embargo, el enfoque principal de sus labores serán los niños.
“El problema está ahí y no lo vamos a poder erradicar, pero sí se les dará la opción a de hacer bien las cosas, de estudiar y prepararse, vamos a ver resultados a un mediano o largo plazo pero eso sí, seguro.
“Las historias de los pequeños que han llegado a la casa hogar han sido tan desgarradoras y ha presenciado situaciones que no deberían a su edad, y tienen una infancia triste que quizás poco a poco puedan superar.
“Es una labor muy ardua, estamos en una situación muy difícil pero con amor es la única manera de poder ayudar a nuestro semejante y a nuestra comunidad”, concluyó.