En esta ocasión charlamos con Enrique Simón Zubieta, un asesor de seguros que veía lejos la posibilidad de contagiarse con Coronavirus. Sin embargo, este contagio no solo llegó a él, también a su esposa y bebé de apenas 10 meses.
Tras superar esta dura experiencia en el núcleo familiar, Enrique decidió ayudar en la recuperación de personas enfermas, donando varias veces su plasma a pacientes con el virus. Este gesto humanitario de ayudar al prójimo es un “acto de amor desinteresado”.
— Enrique muchas gracias por atender nuestra llamada para contarnos tu testimonio después de haber pasado por esta experiencia de haberte contagiado de Covid-19, y también, sobre todo, para hablar de este gesto de heroísmo que has hecho junto con otros ciudadanos para salvar vidas en Nuevo León, bienvenido.
Hola Bernardo, buenos días, muchas gracias por recibirme aquí en tu programa, encantado de poder participar y ahorita que mencionas ese tema de heroísmo, como había contado en otras ocasiones, me tocó lo fácil, fui a sentarme 30 o 50 minutos para donar de mi tiempo y mi plasma, creo que es lo fácil de todo esto.
— ¿En qué momento te das cuenta que eras portador del virus?
Fue a mediados de marzo, el 15 de marzo fue cuando yo me empecé a sentir mal y me comunica un pariente mío con el que había estado que él dio positivo. Yo ya traía unos síntomas leves de dolor de cabeza y ojos, y el día que me comunican lo de mi pariente fue cuando me pegó duro la enfermedad.
— ¿Qué pasó por tu mente cuando te confirman que tienes el virus?
Primero estoy casado y tengo dos niñas, en ese momento una tenía 10 meses y la otra dos años y fracción. Era una gran preocupación por ellas, si mi esposa e hijas estaban contagiadas o si la señora que nos ayuda en la casa lo estaba y fue más bien temor por lo que le podía pasar a ellas, especialmente a la más chica.
— ¿Y qué pasó, si resultaron contagiadas?
Me fui a hacerme un examen al Hospital Universitario, me confirman que soy positivo, mi esposa también me acompañó, pero ella salió negativa tras esa primera prueba. Posteriormente vino la Secretaría de Salud a hacernos estudios aquí a la casa cuando todavía iban a tu domicilio a hacer pruebas y en esa segunda prueba los dos salimos positivos.
Ella empezó con síntomas una semana después y aquí estuvimos encerrados y contagiados junto a mi hija menor, afortunadamente no se enfermaron la mayor ni la señora del aseo que vive con nosotros.
— ¿Cómo reaccionaron sus familias, tanto la tuya como la de tu esposa ante esta situación?
Éramos de los pocos que se habían contagiado en Monterrey y había mucho desconocimiento acerca de la enfermedad, de que se podía hacer, que esperar o si los hospitales ya estaban atendiendo pacientes, así como la duda e incertidumbre entre sí éramos o no mientras recibíamos el resultado de la prueba.
En lo personal aquí en la casa nos la llevamos muy tranquilos, nos comunicaron que esta persona con la que había convivido era positiva y hablamos con el pediatra que atiende a nuestras hijas, quien nos dijo que lo más seguro era que en mi núcleo familiar todos tendríamos el virus.
Nos estuvo orientando durante esas dos tres semanas en lo que mi esposa, hija y yo dimos positivo. Esas semanas que estuvimos platicando unas dos veces por día con él realmente fue una bendición contar su apoyo, hasta nos puso en contacto con un infectólogo que tiene mucho conocimiento al respecto aquí en Monterrey y todo eso contribuyó a darnos más tranquilidad en la familia.
Yo soy de Tampico por lo que mis papás no están aquí presentes en Nuevo León, contrario a la familia de mi esposa, y al ser la hija chiquita de mi suegro, pues sí puedo decir que le entró un nerviosismo bastante importante.
— ¿Cómo se enfrenta este virus cuando hay tres personas contagiadas en la misma casa?
Lo que nos comentó el pediatra fue que el tema de contención iba a ser a nivel núcleo familiar, que ninguno saliera de la casa. Lo que hicimos fue que yo me fui a dormir a otro cuarto por prevención, principalmente porque una de mis hijas duerme en su cuna, pero amanece todas las noches en nuestra cama.
La verdad fue súper difícil pero la intención era limitar el contacto físico y las muestras de afecto durante esos 15 días, tanto con mi esposa como con las bebés. Sí está muy complicado aplicarlo en la práctica, por ejemplo, con mi hija que todavía gatea si se llega a acercar a las escaleras pues tengo que intervenir, además todas esas limitantes fueron estresantes.
Enrique, ¿en algún momento veías lejano que te contagiaras del Coronavirus?
Bastante, no me caía en la cabeza con todo y que había casos bastante sonados aquí en Monterrey de todos los que habían viajado al extranjero, no pensé que me fuera a pasar a mí. También recuerdo en ese momento las compras de pánico que hubo y donde se acabaron el papel de baño, cloro y toallitas desinfectantes.
Sí llegamos a tener una plática en la familia donde les dije: lo más seguro es que alguien se vaya a contagiar, que a alguno de nuestro círculo cercano le iba a tocar y era lo que se veía en las estadísticas, y en caso de que nos pasará lo afrontaríamos de la mejor manera.
Por nuestra edad también asumimos que saldríamos bien librados, aunque sé de casos de gente joven que no salió bien librada, pero sí no estaba la noción presente de que yo me fuera a contagiar.
El donar plasma hoy salva vidas y necesitamos que más gente que ha pasado por esta enfermedad done. Las personas que tuvieron Coronavirus generan anticuerpos en su sangre que al transfundirse estimula la capacidad para combatir el virus, ahí está la clave del por qué donar plasma.
DONAR TRES VECES
— ¿Cómo te conviertes en donador de plasma, Enrique?
Al momento en que yo fui a hacerme los exámenes, había o hay un registro de la gente que está contagiada. Me escribió la doctora Lee del Centro Estatal De Transfusión Sanguínea y también me llamaron del Hospital San José, ya que eran los dos lugares donde estaban iniciando con los protocolos para la donación de plasma.
Ellos me buscaron y fui primero al San José porque tuvieron listo primero todo el papeleo y ese asunto. 15 días después fui al Banco de Sangre y pude donar. No tenía la menor idea de que yo fuera a tener anticuerpos ni mucho menos pudiera traspasarlos a otra persona y apoyar.
Yo creo que hay un desconocimiento bastante importante al respecto sobre lo que se puede hacer con la gente que ya está recuperada.
Hay cientos o hasta miles de personas que afortunadamente se han podido recuperar del Covid-19 y que no saben que son candidatos a donar plasma y lo importante de que ese plasma llegue a más personas y salve vidas.
— ¿Enrique, cuántas veces has donado?
Tres veces; sí es muy importante que vayas a donar, pero también en una ventana de tiempo adecuada. Yo quise hacer una cuarta donación y la doctora me comentó que mis anticuerpos ya estaban muy bajos y que de hacerme la cuarta toma ya no serían efectivos.
Me hicieron otro estudio y se encontraban en un nivel en el que ya no servían para el tema del plasma y lo que si les puedo decir que es muy importante es que la gente done en cuanto estén dados de alta y los doctores se los permitan.
— ¿Alguna reacción por haber donado tres veces? Hay muchos mitos en torno al tema de la donación, ¿tú cómo te sentiste?
Al 100, yo erróneamente entendí que sí podía hacer ejercicio y cometí el error de salir a correr. La primera vez lo hice más de lo normal y me sentí como nuevo, no tuve ninguna reacción, ni cansancio o algo parecido, sentía que era un día normal.
Esta cuestión es un proceso que no trae ningún inconveniente y es importante que la gente lo sepa. Debemos quitarnos esos mitos de que donar nos puede traer alguna consecuencia y no es cierto, como testimonio directo que ha donado tres veces les puedo afirmar que no hay afectación alguna.
— ¿Cómo cambio tu vida a partir de esta experiencia familiar de haberse contagiado?
No puedo decir que fue una bendición porque mucha gente se ha muerto a causa del virus, pero el hecho de estar en casa todos los días con mis hijas, ser parte de su día a día y estar con ellas desde que despertaba, eso sí fue una bendición.
Inclusive para mi trabajo me ha funcionado quedarme en casa porque con ello ya no tengo que salir a ver a mis clientes, a los cuales ya puedo verlos desde la comodidad de mi computadora.
Independientemente de haberme contagiado, todo esto me trajo mucho aprendizaje positivo, incluyendo el tema de la donación de plasma y sangre. Es impresionante como de un acontecimiento desafortunado que me pasó a mí y a mi familia, le hayamos podido sacar algo positivo.
— ¿Qué le dirías a las personas que hoy han superado esta enfermedad y que se necesita su plasma?
¡Que se acerquen ya! Hay muchas personas que podrían y deberían acercarse para donar plasma y contribuir a salvar más vidas. Así como cada día aumentan el número de recuperados en las actualizaciones diarias, espero tengan la iniciativa y aporten en la lucha contra este virus.
Yo no me considero ningún héroe ni nada por el estilo, lo único que tuve que sacrificar fueron 50 minutos a la semana a ir a sentarme. No voy a decir que fue un proceso placentero, pero es algo que no me causó dolor alguno ni me dejó secuelas o reacciones.
Es increíble como algo tan sencillo pueda salvarle la vida a una persona y cada 15 días tengas la oportunidad de aportar a la causa, eso para mí es algo que no se ocupa pensarlo dos veces.
— ¿Y qué le dirías a esas personas que no acatan ninguna medida y siguen creyendo que el virus no existe?
Que dejen de decir y pensar eso, en una de las ocasiones que fui a donar había una persona a lado de mí, quien estuvo intubado y cuando recibió la donación comenzó a mejorar. Aún hay gente que está muriendo y a muchas de esas personas que les doné plasma no les llegó a tiempo y perdieron la vida.
No entiendo como hay gente que insiste en que no existe, parece ser que no ven o saben de todas las muertes que ha dejado el virus y cada vez son más personas que tienen algún conocido que está infectado.
No sé cómo sigue habiendo personas teniendo ese pensamiento, yo los invito a que busquen a alguien que lo tenga para que les cuente cómo ha sido su experiencia, incluso yo les puedo contar todo lo que me pasó.
La verdad son cosas súper sencillas el lavarse las manos, ponerse un cubrebocas o guardar la sana distancia, y por no hacerlas puedes poner en riesgo a todos los que te rodean o podrías estar matando a alguien. Definitivamente se tiene que seguir trabajando esa conciencia en aceptar que las cosas están pasando.
Enrique te damos las gracias por tomar nuestra llamada en Con Aroma a Café, por este gesto de “amor desinteresado” que hoy nos has compartido y que gracias a Dios has salido adelante junto con tu esposa y bebé.
Esperamos que está situación que estamos viviendo a nivel mundial tenga una pronta solución y haya una vacuna. Mientras tanto, cada uno desde nuestras trincheras debe hacer su esfuerzo para combatirlo, reiterando y recalcando que hay que donar plasma, con el fin de dar vida y ayudar a salvar más gente.
Para la gente que está en Nuevo León, recuerden que somos punta de lanza en implementar el protocolo de donación de plasma y siéntanse privilegiados que estamos haciendo lo posible por salvar más vidas.