Activistas de la organización de defensa de los derechos humanos Amnistía Internacional (AI) protestaron contra el acuerdo buscado por los líderes europeos para devolver a Turquía los migrantes indocumentados que llegan a Grecia.
Delante de la sede del Servicio Europeo de Acción Exterior, la organización no gubernamental instaló 28 chalecos salvavidas, para cada uno de los países europeos, bajo un telón en el que se podía leer “No intercambien refugiados”.
“Trasladamos a Grecia la decisión de elegir a Turquía como país seguro, mientras que Turquía no es un país seguro en términos de derecho europeo y tiene una larga lista de violaciones de derechos humanos”, criticó Phillipe Hensmans, director de AI para Bélgica.
Hensmans recordó que Ankara limita la aplicación de la convención de Ginebra a los ciudadanos europeos, por lo que los migrantes expulsados de Grecia se quedarían desamparados ante la legislación turca.
“Cerca de 90 por ciento de los refugiados sirios actualmente en el territorio turco no viven en campos y no tienen acceso a instalaciones de base. La mitad de ellos son niños. Refugiados han sido aprisionados, detenidos en campos financiados parcialmente por la Unión Europea, maltratados y, en algunos casos, deportados a Siria o Irak”, afirmó.
AI también puso en duda la capacidad de las autoridades griegas de procesar en tiempo hábil los pedidos de asilo presentados en su territorio.
Para la organización, el acuerdo perfilado por la Unión Europea (UE) “no romperá el modelo de negocios de los traficantes, sino que lo incrementará”.
“El transporte costará más caro y será más peligroso”, estimó la organización.
La manifestación ocurrió cerca del Consejo Europeo, donde los gobernantes de los Veintiocho se reúnen este jueves.
Ayer, un centenar de personas también protestó cerca del local contra el pacto, igualmente criticado por el Parlamento Europeo y por Naciones Unidas.
PREVÉ ITALIA “INVASIÓN”
Con la decisión de varios países europeos de cerrar el paso de inmigrantes al norte del continente por la ruta balcánica, Italia se prepara ante la eventualidad de un arribo masivo de personas a sus costas a través del mar Adriático.
“La creación de controles y barreras a los flujos migratorios está creando una especie de embudo en el que Grecia ha quedado aislada, por lo que es posible que sea creada una nueva ruta adriática a través de Albania y luego a Italia”, advirtió en Roma el subsecretario del Interior, Domenico Manzione.
En una comparecencia ante el Parlamento, señaló que ese riesgo puede ser conjurado sólo con un acuerdo entre la Unión Europea (UE) y Turquía que, sin embargo, ha sido ya pospuesto en varias ocasiones.
Los líderes europeos se reunirán nuevamente en Bruselas y el tema principal a discutir será el acuerdo con Ankara para manejar los flujos migratorios.
El próximo viernes se unirá al cónclave el primer ministro turco, Ahmet Davutoglu, con la esperanza de alcanzar un convenio para equilibrar la propuesta de la nación euroasiática, de manera que pueda ser aceptada por los 28 países comunitarios.
Turquía pide fondos adicionales por 6 mil millones de euros (unos 6 mil 600 millones de dólares) como ayuda para enfrentar la crisis migratoria, aunque en la capital belga también se afrontarán diferencias políticas.
Según fuentes diplomáticas, todo se basa en la hipótesis de que el flujo de ilegales disminuya significativamente una vez que el acuerdo entre en función, porque se espera que sea desincentivado por el intercambio uno a uno, previsto para los sirios.
Es decir, Ankara se comprometería a recibir de Grecia todos los inmigrantes llegados ilegalmente, incluidos los sirios, pero por cada uno de ellos Europa debería aceptar a otro presente en los campos de refugiados turcos.
Por ahora, sin embargo, más de 40 mil personas están varadas en Grecia (y según la Cruz Roja cada día se añaden otros mil 300) luego de que Austria, Eslovenia, Serbia, Croacia, Hungría y Macedonia decidieron cerrar el paso a través de sus fronteras.
Solamente en el campamento de Indomeni están hacinadas más de 16 mil personas en condiciones “espantosas”, según denunció la organización humanitaria Save the Children, por lo que se teme de que la situación pueda quedar fuera de control de un momento a otro.
De acuerdo con el diario La Stampa, en los niveles altos del gobierno y de las instituciones de Italia se toma muy en serio la eventualidad de que la oleada de inmigrantes pueda desviarse hacia su territorio, de manera que la “ruta balcánica” sea sustituida por la adriática.
Técnicos del Ministerio del Interior estimaron que hasta 140 mil personas podrían llegar desde Grecia, aunque partidos de derecha advirtieron que desembarcarían más de 400 mil en poco tiempo.
Pero el titular de la cartera, Angelino Alfano, aclaró que hasta el momento no existe ninguna evidencia de “este flujo enorme” de migrantes a través de la ruta adriática.
“Estamos acostumbrados a hacer previsiones, pero también a observar la realidad. La lógica sugiere que con el cierre de la ruta balcánica se podría abrir una nueva ruta, esa es la lógica, pero hasta hoy no existen hechos”, dijo.
Sin embargo, Filippo Ungaro, responsable de comunicación de la oficina italiana de Save the Children, advirtió que con el cierre de las puertas de los Balcanes, los refugiados buscan otras rutas de ingreso a través de Albania e Italia con la ayuda de los traficantes de personas.
Denunció que la situación en la frontera greco-macedonia “es desastrosa” e “indigna de un continente como Europa”.
“La presión migratoria aumenta también en Atenas, tras el cierre de la ruta balcánica que impide el paso de los refugiados en fuga. No logrando atravesar la frontera, los refugiados retornan hacia la capital griega en una situación que se vuelve más difícil día con día”, señaló.