El historiador José N. Iturriaga afirma que la pandemia del Coronavirus no ha sido tan devastadora como las que vivieron nuestros antepasados en la época de la Conquista, cuando los españoles trajeron la viruela, que fue la primera gran epidemia que atacó gravemente a la población en el continente americano.
Al inicio de la contingencia sanitaria debido al Covid-19, el investigador aprovechó el encierro para escribir “Historia de las epidemias en México”, en el que condensa datos y hechos importantes narrados por otros historiadores, cronistas de los diferentes periodos de la historia de México, así como académicos y especialistas en el tema.
“Yo empecé el libro junto con la pandemia y así mismo aprovechar este encierro para escribir el libro, y lo hice en tres meses. El reto que me propuse fue presentar un libro que de manera resumida mostrara nuestra historia desde la época prehispánica hasta el Covid-19 en este asunto de las epidemias, y que, además, fuera en un lenguaje accesible para cualquier lector”, expresó Iturriaga.
En casi 500 páginas, el escritor ofrece una síntesis de las diversas epidemias a las que sobrevivieron los mexicanos en: México Prehispánico, La Conquista de México, los siglos XVI, VII, VIII, XIX y XX, e incluye el XXI.
“La primera gran epidemia que sucede en México fue en 1520, porque Cortés llegó en 1519 y al año siguiente, la epidemia de viruela, y la conquista termina en 1521. La viruela la trajeron los españoles, pues era una enfermedad que no existía en el continente americano.
“Y fue una de las principales aliadas de la Conquista, fue precisamente la viruela, con la misma importancia o más que los caballos y que la pólvora, porque la viruela provocó un gran número de muertes entre los indígenas, aunque también murieron españoles, pero en menor cantidad, porque eran menos vulnerables a adquirirla, porque en Europa ya existía esta enfermedad”, refirió.
Entre sus fuentes de investigación, el autor menciona a Fray Toribio de Benavente, más conocido como Motolinía, quien llegó a México en 1524 y señaló en su libro “Historia de los indios de la Nueva España” que la viruela tomó por sorpresa a los nativos.
“La primera fue de viruelas (…) y como se comenzasen a pegar a los indios, fue entre ellos tan grande enfermedad y pestilencia en toda la tierra que en las más provincias murió más de la mitad de la gente y en otras poca menos; porque como los indios no sabían el remedio para las viruelas, antes, como tienen muy de costumbre, sanos y enfermos, el bañarse a menudo, y como no lo dejasen de hacer, morían como chinches a montones (…)
“En muchos partes aconteció morir todos los de una casa; y porque no podían enterrar a tantos como morían para remediar el mal olor que salía de los cuerpos muertos, echábanles las casas encima de manera que su casa era su sepultura”.
CASTIGO DIVINO
No pocas veces se han considerado las epidemias como resultado de los pecados de los hombres; incluso ahora, en pleno siglo XXI, se sigue manteniendo esa creencia infundada por los sacerdotes católicos.
“Cuando no se conocía el origen de la enfermedad, en la religión -sobre todo en la católica- hacía que los sacerdotes le dijeran a la población que la epidemia era un castigo de Dios por los pecados de la gente.
“Este, desde luego, es un enfoque aterrorizador, porque de por sí, la mortandad de una enfermedad de manera natural da miedo, cuando se le ve como un castigo divino, pues el temor era mucho peor “, consideró Iturriaga.
Destacó que, ante las epidemias, el pueblo se refugiaba en la religión, porque gracias a la fe, se tenía la esperanza de que la enfermedad ya no cobrara más vidas; y, por otro lado, la astrología también era tomada en cuenta, porque la medicina estaba en ciernes.
“La astrología se usaba para explicar las epidemias; así vemos que no solo la gente del pueblo, sino científicos importantes, médicos egresados de la Universidad de Madrid, o de la Universidad Pontificia de México.
“Por ejemplo, hay textos de médicos del siglo XVII en los que atribuyen la posición de los planetas el origen de las epidemias, es decir, buscaban una explicación que no encontraban, pues en ese entonces, la medicina no había avanzado lo suficiente”, argumentó el también autor de “Linaje de brujos” y “Saberes y delirios”, entre otros.
En las primeras páginas, Iturriaga cita a Fray Bernardino de Sahagún, que dejó testimonio en “Historia General” la siguiente información: “Paréceme que poco tiempo podrá perseverar la fe católica en estas partes; lo unos porque la gente se va a acabando con gran prisa, no tanto por los malos tratamientos que se les hacen, como por las pestilencias que Dios les envía (…) El año de 1545 hubo una pestilencia grandísima y universal, donde en toda esta Nueva España murió la mayor parte de la gente que en ella había.
“Enterré más de diez mil cuerpos, y al cabo de la pestilencia diome a mí la enfermedad, y estuve muy al cabo (…) Ahora en este año de 1576, comenzó una pestilencia universal y grande, la cual a ya tres meses que corre, y ha muerto mucha gente, y muere y va muriendo cada día más (…)“.
SIN COMPARACIÓN
José N. Iturriaga, sostiene que el Covid-19 no se puede comparar con las epidemias del pasado, porque ahora tenemos más información y podemos tomar medidas de prevención, y así se puede disminuir en gran medida el riesgo y el contagio.
“Como historiador no creo que la historia tenga un sentido como un mero ejercicio intelectual; lo que le da sentido a la historia, es que nos sirva de enseñanza, entonces de alguna forma en este libro La Historia de las epidemias en México, yo creo que una de las principales conclusiones derivadas de su lectura es que el Covid-19 no es ni remotamente una de las peores epidemias que haya padecido la humanidad, ni México.
“Lo que pasa es que los seres humanos actuales, los 8 mil millones de habitantes que tiene el mundo, no sabíamos lo que era una pandemia, supimos de ellas, pero no lo habíamos vivido, porque la última fue la influenza de 1918, es decir, ocurrió hace 102 y ya casi 103 años, entonces los seres humanos que la vivieron eran bebés o niños pequeños y ya no la recuerdan”, manifestó.
El historiador mencionó que la Peste Negra en Europa en el siglo XIV mató al 10 por ciento de la población de dicho continente, mientras que ahora con el Covid-19 se registra una muerte por cada cinco mil personas a nivel mundial.
“Entonces si se hace la comparación, tenemos un 10 por ciento por uno de cada cinco mil, lo cual significa que es 500 veces mayor la mortalidad porcentualmente hablando, de aquella Peste Negra que el Covid-19 actual.
“Pero vámonos más cerca, la influenza de 1918 mató al 5 por ciento de la población del mundo, frente a uno por cada 5 mil, es decir, 250 veces más mortal, porcentualmente hablando, la influenza que el Covid-19”, señaló.
Y sobre las muertes de la Influenza que hubo en México hace un siglo, murió el 3 por ciento de la población del país y actualmente 123 mil fallecidos por el coronavirus.
“Entonces es 30 veces más mortal, porcentualmente hablando la Influenza que el Covid-19. Y todo esto no es para ponernos contentos, sino que esto es para dimensionar en su justa medida el tamaño y el alcance que está teniendo el Covid-19.
“Lo que quiero transmitir -con este libro- es que el Covid-19 tiene parámetros muchísimo menores en mortalidad porcentual que epidemias de otros siglos, y esto se debe al avance de la ciencia médica en el campo de la prevención y eso que todavía no vemos los efectos de las vacunas ni de las medicinas, hasta ahorita, estos parámetros porcentuales reducidos junto a otros siglos se deben solamente a la prevención”, subrayó el autor de 53 libros, especializado en temas de gastronomía, tradiciones, historias de viaje y viajeros en México.