
Atender a pacientes con Coronavirus ha sido un gran reto para autoridades de salud y una de las herramientas fundamentales para salvar vidas son los ventiladores clínicos, que permiten mantener con vida a personas afectadas por el Covid-19.
Ante el incremento de casos positivos en estado crítico, no sólo en Nuevo León sino en todo México, ha aumentado el desabasto de estos equipos.
La demanda y el costo de este aparato, que se encuentra entre 500 mil y un millón de pesos, ha obligado a las autoridades a buscarlos en otras partes del mundo.
El Hospital Metropolitano en Monterrey fue uno de los primeros en adaptar sus ventiladores para atender pacientes con Covid-19, y aunque ya cuenta con algunos, si se llega a incrementar el número de pacientes en situación grave éstos serán insuficientes, reconoció la subdirectora del nosocomio, Amalia Becerra.
“El hospital ya los tenía porque nosotros ya manejábamos muchos pacientes ventilados antes del Coronavirus, pacientes con enfermedades como influenza, tuberculosis y pacientes neurológicos; hay muchas enfermedades en las que los pacientes requieren ventilación”, comentó.
Los ventiladores tienen una vida útil de cinco años, pero para que estén en buenas condiciones tienen que recibir mantenimiento a un alto costo.
¿CÓMO FUNCIONAN?
Becerra explicó el procedimiento de intubación de un paciente. Aunque parece muy sencillo a simple vista, se necesita de muchos años de experiencia para que en menos de cinco minutos pueda introducirse un tubo calibre siete milímetros que atraviesa la laringe, esófago y parte de la tráquea.
Una vez que el tubo ingresa y queda a la mitad de la tráquea, el aire puede alcanzar los dos pulmones.
El ventilador funciona con energía eléctrica, además de estar conectado a los tubos de la red de gases del hospital, donde se fijan los parámetros en cuanto oxígeno y la presión que se requiere que respire el paciente.
Al final se requerirá de una radiografía para el control del paciente.
Un rehabilitador será el encargado de acomodar al paciente boca abajo, ya que la posición prona (tendido boca abajo con la cabeza de lado) disminuye el riesgo de mortalidad en pacientes adultos con síndrome de dificultad respiratoria aguda.
Para que las personas estén en esta posición de la manera más cómoda posible, se cuenta con el equipo especial para colocar las extremidades y evitar que el paciente se lastime.
Una vez que el enfermo ya no requiera estar intubado, los tubos tendrán que ser desechados y se sanitizarán el aparato y los filtros para volver a utilizarlos.
NO ES GARANTÍA
Cuando una persona requiere ser intubada es porque se encuentra en una situación crítica, por lo que recibir el oxígeno de forma artificial tampoco garantiza la vida del paciente con Covid-19, advirtió Becerra.
Detalló que cuando una persona llega en una condición grave, se le advierte que será sedado para proceder a intubarlo, pero en algunos casos quizás no aguante y muera debido a sus malas condiciones.
También señaló que estar conectado puede traer complicaciones en un futuro.
“Hay veces que el pulmón queda demasiado dañado y vas a tener problemas pulmonares como una secuela, si tu ventilación fue de seis o siete días no te sucede nada de eso, pero si te complicaste y tenías diabetes, hipertensión, etcétera, vas a tener complicación tras complicación”, advirtió.
Durante el tiempo que dure la intubación el paciente se encontrará en ayuno y se le dará nutrición parenteral, por la vena.
Una vez que esté desconectado, si se llega a tener una inflamación severa, infección, parálisis de cuerdas u otro problema, se realizará una traqueotomía, que es una intervención quirúrgica que consiste en realizar un pequeño orificio en el cuello, para comunicar la tráquea con el exterior y permitir la entrada de aire a los pulmones.
“Depende de los pacientes que estén en ventilación, a veces hay necesidad de hacer una abertura por el cuello y poner un tubo, y hay pacientes que se van con eso a su casa.
“Le sigo recomendando a la población que se cuide mucho, el conectarse a un respirador es un evento mayor, lo que le avisamos al paciente si está en condiciones de escucharte y conciente, le decimos: ‘Te vamos a intubar y te vamos a dormir, pero no sabes si vas a volver a despertar’”, comentó.
La doctora afirmó que un ventilador es un aparato sofisticado y aunque existen muchas iniciativas para su creación, no todos podrán cumplir con los parámetros necesarios para atender personas.
“Un ventilador no es como cualquier aparato; es un aparato sofisticado que a lo mejor no lo vas a poder crear con todos los parámetros, porque no solo es aire que entra en la bolsa, sino que tiene que verse cada cuánto y con qué fuerza.
“Hay muchas iniciativas para hacer ventiladores, pero crear el aparato no es tan sencillo y por el costo no es como decir ‘déjame ir a comprar 20’, siempre es sobre pedido”, dijo Becerra.
La empresa Kronos DTA, en conjunto con investigadores de la Universidad Autónoma de Nuevo León, comenzaron a trabajar en la creación de uno de estos aparatos de bajo costo.
El trabajo entre el Hospital Universitario y la empresa derivó en la creación de un ventilador mecánico, cuya marca registrada será G3-Prolife.
Eugenio Sada Calderón, director general de Kronos DTA, así como investigadores universitarios, están pendientes de los términos de su posible autorización y las necesidades para su producción, informó Edelmiro Pérez Rodríguez, director del Hospital Universitario y la Facultad de Medicina de la UANL.
“Estamos en trámite con Cofepris, con todo el proceso estamos esperando que se cumpla. Es un ventilador mecánico que es muy completo e inclusive casi igual al que vende la industria internacional.
“(A) ese ventilador le pusimos un simulador, una computadora, ahí te simula que hay neumonía y tú ves cómo se comporta, tiene válvulas y sensores y es un ventilador que tú ves y cumple como un profesional”, apuntó Pérez Rodríguez.
De acuerdo a Sada Calderón, la compañía podrá crear al menos mil ventiladores mensuales, dependiendo las solicitudes de equipos, una vez que la Cofepris lo autorice.
SOBREVIVIR LA INTUBACIÓN
El médico anestesiólogo Víctor Escamilla se encontraba en la primera fila de la batalla contra el Covid-19. Sin embargo, adquirió el virus pese a tomar todas las medidas sanitarias.
El 70 o 80 por ciento de los pacientes que son intubados fallecen, Escamilla formó parte del 30 por ciento que logra sobrevivir.
El médico estuvo internado del 7 de abril al 7 de mayo en un hospital privado. Durante ese tiempo 14 días permaneció entubado y 15 en terapia intensiva.
En entrevista recordó que al principio presentó un cuadro diarréico, después un cuadro respiratorio, sin embargo la pérdida de sabores en el alimento lo alertó y se hizo la prueba de Coronavirus, donde el resultado fue positivo.
“Llegué con mucha incertidumbre al hospital, estuve una semana en observación y se te vienen muchas cosas a la cabeza, tienes la posibilidad de morir y como es una enfermedad nueva es muy complicado detenerla y ves la estadística a nivel nacional y la mortalidad es muy alta, me preocupaba no volver a ver a mi familia, porque entras por una puerta y sales por otra”, comentó Escamilla.
Aunque el médico sabía que tenía factores en su contra y hasta llegó a pensar en la posibilidad de fallecer, confío plenamente en el equipo que lo atendió.
“Intubado duré 14 o 15 días, pero como secuela no puedo mover mis piernas ni mis brazos y es difícil estar con sondas gástricas, sonda para orinar, catéter para estar pasando continuamente los medicamentos, es algo que no se le desea a nadie, es algo difícil y más cuando se complican tus órganos vitales como el riñón o el corazón, bendito sea Dios que los míos se conservaron bien”, dijo.
Sin embargo, el catéter le ocasionó hongos que controló con medicamento, además su saturación de oxígeno pulmonar era de sólo el 30 por ciento, cuando se tenía que mantener en un 90 por ciento, lo que representó un riesgo para su salud.
“Es una realidad difícil de llevar, pero con el favor de Dios salí y finalmente creo en los milagros porque si se fijan en las estadísticas, regresan poquitos.
“Por favor tomen conciencia de eso y ojalá tomen mi testimonio como una realidad, estoy agradecido con Dios y mi esposa que se ha convertido en mis manos y pies”, finalizó.