“El Samurai de la Graflex” es el libro más reciente del regiomontano Daniel Salinas Basave, mismo que fue presentado durante la Feria Internacional del Libro Monterrey 2019.
En la obra, Salinas describe la vida de Kingo Nonaka, una historia que pudo ser contada por Hollywood, debido a que este hombre tuvo una vida llena de aventuras y giros inesperados.
“Siempre me llamo la atención de cómo un adolescente que era un pescador en Japón, haya podido de pronto, por azares del camino y los caprichos de la aleatoriedad, convertirse en jefe de jaraneros de Pancho Villa en la División del Norte”, comentó Salinas.
El libro narra la llegada del joven japonés de 17 años quien emigró procedente de Fukuoka, Japón, en 1906 y sin hablar ni una sola palabra de español llega a trabajar en los campos de caña en Oaxaca.
Al quedarse desamparado decide viajar a Ciudad Juárez, Chihuahua, donde conoce a Francisco I Madero. Posteriormente Pancho Villa lo invita a unirse a su movimiento.
Al terminar la Revolución viaja a Baja California, donde su capacidad de aprender rápido lo lleva a desempeñarse como fotógrafo.
Ahí fundó el primer laboratorio y estudio de fotografía de esa entidad y también tomó la primer foto panorámica que existe de Tijuana en 1924.
Finalmente muere en 1977 y su archivo fotográfico se empieza a recuperar hasta el 2002.
CÓMO NACE LA IDEA
Durante las fiestas del Bicentenario en el año 2010, Daniel Salinas conoce a Genaro Nonaka, único hijo vivo de Kingo Nonaka. “Me platicó la historia de su padre y me di cuenta que era una novela y tenía que escribirla”, dijo.
Comentó que el hombre publicó unas memorias muy escuetas de la vida de su padre, donde habla especialmente de su participación en la Revolución.
Sin embargo no fue sino hasta 7 años después que decidió como propósito de año nuevo concluir esa historia.
“Fue mi propósito cuando empezó el 2017, para el 2018 ya lo tenía casi listo, lo tuve un tiempo guardado y después le interesó al Fondo de Cultura Económica”, expresó.
Una plática a fondo, donde Salinas realizó preguntas muy detalladas sobre la vida de su padre, además, de investigar muchos detalles de cómo se iniciaron las relaciones diplomáticas entre México y Japón tras la firma del primer tratado internacional en 1888, mismo que permitió la libre migración de muchos japoneses, fue suficiente información para que Salinas pudiera escribir su libro número trece.
El autor describe su libro como una crónica periodística y no como una biografía de Kingo Nonaka.
“Puede describirse como crónica periodística, quizás no es una biografía en el sentido historiográfico porque nos soy un historiador, soy más cronista, pero trate de darle la estructura de una crónica sobre todos los hechos sobresalientes que tuvo este personaje”, señaló.
Y mientras describe su reciente libro como una crónica periodística, él se define como un lector que se ha ganado la vida como reportero.
“Soy un lector que se ha ganado la vida como reportero y ser reportero fue mi mejor escuela, todo lo demás llegó como consecuencia inevitable, para mí lo más fascinante es ser lector, tener el vicio de la lectura porque a partir de la lectura suceden muchas cosas. Mi escuela no fue una facultad de letras, ni un diplomado en escritura creativa, mi escuela fue ser reportero en las calles de Monterrey.
“Sigo creyendo que ser reportero ha sido la mejor escuela posible para empezar a contar historias porque, para empezar, tienes todo un mosaico de personalidades, contrastes con las que te toca convivir y aprendes que las historias son para hoy, no para mañana, aprendes a sintetizar, aprendes ir al punto, a tratar de decir lo más con lo menos”, enfatizó.
Egresado de la Universidad Autónoma de Nuevo León como Licenciado en Derecho, nunca ejerció esta carrera y su primer trabajo fue de reportero en el periódico el Norte.
“Fue como si hubiera descubierto una droga durísima, muy adictiva que es el periodismo. Primero dije: ‘voy a probar un poquito, que se siente ser reportero para aprender’ pero no hombre, no sabía qué me iba a quedar toda la vida”, dijo.
Su adicción por el periodismo y por la escritura creativa lo ha hecho merecedor de ocho premios, entre los que se destaca el Premio Fundación del Libro en Argentina (Juglares del Bordo); Premio Sor Juana Inés de la Cruz (Bajo la luz de una estrella muerta); Premio de Ensayo Literario José Revueltas (El lobo en su hora); Premio de Ensayo Marco LOARI (Cartógrafos del Nostromo); y el Premio estatal de Baja California de Periodismo Cultural (Furtividad bajo palabra).
El incursionar en el ámbito periodístico en el estado de Nuevo León y posteriormente en Tijuana ha sido fundamental para la vida de Daniel Salinas.
“El incursionar en el ámbito del periodismo ha sido una base fundamental para escribir mis trece libros, creo que si no hubiera sido reportero no hubiera aprendido a contar historias en la calles, probablemente no hubiera escrito ninguno de estos libros o a la mejor los hubiera escrito pero tendrían una esencia diferente.
“Me he dado cuenta que la gente que se formó en ambientes estrictamente literarios le corre la vida de diferente manera, tiene conceptos, visiones, incluso lenguaje diferente, entonces yo tengo el periodismo y creo que eso fue un mapa. Insisto, creo que si no hubiera sido reportero en las calles de Tijuana difícilmente estos libros hubieran brotado”, sentenció.
La creación del Diario Frontera de Tijuana en 1999, hizo que viajara hasta Baja California donde actualmente radica junto con su esposa, la regiomontana Carolina Cabello, con quien tuvo un hijo, Iker Salinas.
“Dicen que uno es de la tierra en donde nacen sus hijos y pues ya tengo un hijo tijuanense. Hay una parte en que uno es regio toda la vida, tengo mucha nostalgia de una ciudad que ya no existe, porque el Monterrey en el que crecí era muy diferente, hay veces que pienso que el Monterrey de mi infancia ya no existe y ahora me pregunto si realmente existió o me lo imagine todo y son como las bromas que juega la memoria; la memoria es la mejor creadora de ficciones”, dijo.
Salinas recuerda nostálgicamente su vida en Monterrey, donde las puestas del sol en el Parque la Huasteca han sido cambiadas por los atardeceres del Océano Pacificó.
“Crecí en la colonia Miravalle, frente a las vías del tren, en la calle Río San Juan y jugaba mucho en el Río Santa Catarina cuando había animales, rebaños de cabras, caballos, serpientes, zorritos, coyotes era un Monterrey muy diferente.
“Lo que más extraño son los partidos porque siempre he sido muy futbolero y Tigre, eso no se quita, es lo último que se pierde, yo me podré ir de la ciudad pero nunca deje de ser Tigre, también me encantaba mucho ir en bici a la Huasteca y ver como se ponía el sol… siempre lo voy a extrañar”, enfatizó
Salinas volvió a pisar tierras regias el pasado domingo 20 de octubre para realizar la presentación de su libro “El Samurái de la Graflex”, en la Feria del Libro.
“Aunque he escrito muchos libros siempre que empiezo un proyecto es como empezar de cero, con el mismo nervio, con la misma comezón y la misma expectativa de cuando era un morrito en el taller de literatura. Bueno un libro más siempre será emocionante, el número 13, número cabalístico”, dijo.
Salinas no perdió la oportunidad por el apoyo que le otorgaron para poder publicar esta novela.
“Hoy simplemente agotamos todos los ejemplares de la mesa y el stand. Emocionante comprobar que el Fondo de Cultura va en serio y tirado a matar en su afán de multiplicar estos libros viajeros con vocación de pata-perro. Hoy fue un gran bautizo en la Sultana norteña. Gracias a cada uno de ustedes por formar parte de esta historia”, finalizó el autor.