¿Sabías que en 1841 Nuevo León vivió un terremoto de magnitud 6.2 en la escala de Richter?
Aunque a lo largo de los años se ha dicho que la entidad está libre de movimientos sísmicos, expertos de la Universidad Autónoma de Nuevo León han demostrado lo contrario.
Gracias a las estaciones sismológicas instaladas desde 2006 en la Facultad de Ciencias de la Tierra (FCT) en Linares, y en 2012 en el Campus Mederos al sur de Monterrey, se ha podido llevar un registro de la actividad sísmica con más de 500 terremotos en los últimos 15 años.
“Nuevo León siempre ha sido una tierra de sismos, solo que no se había estudiado dicho fenómeno a profundidad. Desde que se instaló la estación sismológica, se ha incrementado el número de movimientos sísmicos cuyas magnitudes van desde 2 a 5 en la escala de Richter.
“Nuevo León se encuentra bajo un riguroso estudio, ya que el acumulado de la sismicidad está incrementando. La información sobre el registro histórico de terremotos que se ha podido recopilar es escasa que no puede documentarse con claridad la evolución en el pasado de un fenómeno de esta naturaleza, sin embargo, con el paso de los años y recientes estudios, se trabaja en crear un historial lo suficientemente amplio que permita identificar las zonas con mayor actividad, sus magnitudes máximas y los daños que ocasionaron, así como los que puedan llegar a causar en el futuro”, dijo Juan Carlos Montalvo Arrieta, profesor-investigador de la Facultad de Ciencias de la Tierra UANL.
Desde 2006, el terremoto más fuerte que se ha registrado en las estaciones sismológicas de Nuevo León es de magnitud 4.5.
La mayor parte de la actividad sísmica en NL ha estado concentrada en la región citrícola, en municipios como Los Ramones, General Terán, Montemorelos, China y Linares.
“Pero en la región se tiene un potencial que puede generar terremotos de magnitud 6 o 6.5., pero serán menos frecuentes porque se necesita más tiempo para que puedan ocurrir”, precisó el líder de las estaciones sismológicas de Nuevo León.
El sismo de 1841
En 1841 se registró un sismo de magnitud 6.2 a 40 kilómetros (km) al suroeste de Punta Santa Elena, en los límites de Coahuila y Zacatecas (24.65°N, 101.60°W).
Este evento sísmico produjo colapsos de casas y la muerte de seis personas en Punta Santa Elena, en Coahuila, así como daños severos a estructuras en las haciendas Los Muertos y La Vaquera, localizadas al suroeste de Saltillo.
En Monterrey y Saltillo solo se reportó una fuerte sacudida del terreno sin afectaciones estructurales, mientras que en la ciudad de Galeana se presentaron graves daños en la iglesia de esta localidad.
De acuerdo con el especialista de la Universidad Autónoma de Nuevo León, a partir del análisis estadístico del catálogo sismológico nos acercamos a estar expuestos a un terremoto similar al ocurrido hace 180 años.
Cada 200 años podría ocurrir un terremoto de magnitud 6 en Nuevo León o sus alrededores. A esto se le conoce como período de retorno.
Para estudiar el período de retorno se necesita contar con un catálogo sísmico y entre más antiguo sea es mucho mejor, ya que se pueden identificar en que fechas y dónde han ocurrido los terremotos más grandes. El sismo de 1841 es el primer indicio cercano de una falla documentada por investigadores.
Pequeños sismos avisarían terremoto
Según el Servicio Sismológico Nacional, en el 2012 se registraron cerca de 87 movimientos telúricos en Nuevo León, siendo uno de los años con mayor actividad en el estado.
Sin embargo, algo interesante ha ocurrido en los últimos meses dentro del área metropolitana de Monterrey: aunque desde 2006 se habían registrado 20 sismos en la urbe, el 50 por ciento de ellos ocurrió entre octubre del 2020 y febrero del 2021.
Los últimos sismos dentro del AMM se han registrado en Escobedo, San Nicolás, Santa Catarina, Santiago y Apodaca.
“Se disparó la actividad para el área metropolitana con valores de magnitud de 2 a 3.7, que por ser muy cercanos a la superficie pueden sentirse por algunas personas, pero no tienen la capacidad de generar daños.
“Por la importancia del AMM necesitamos conocer que está sucediendo debajo de ella, sin embargo por su grado de urbanización no es sencillo hacer estudios para cartografiar e identificar las posibles fallas que están generando la sismicidad que se ha sentido en los meses recientes. Estos pequeños terremotos que han sido localizados gracias a la estación sismológica instalada en la Unidad Mederos, son una manera de identificar la presencia de fallas en el subsuelo de la zona urbana”, explicó el experto.
El proceso geológico que dio lugar a la formación de la Sierra Madre Oriental en Nuevo León se estima que culminó hace más de 44 millones de años.
Las fallas generadas durante ese proceso se pensó que eran inactivas en la actualidad, sin embargo los procesos geológicos actuales pueden estar reactivando algunas de estas cicatrices en el subsuelo derivando en la sismicidad que se ha estado registrando.
Sin infraestructura para dar respuesta
¿Qué tan preparados estamos como sociedad para recibir un sismo con magnitud superior a los 6.0 en la escala de Richter?, es la pregunta que el especialista Montalvo Arrieta expone con preocupación.
Un terremoto de magnitud 6 puede generar daños de nivel intermedio. Aquellas edificaciones que tengan materiales de mala calidad, mala profundidad en sus cimientos, son más vulnerables.
Juan Carlos Montalvo explicó que cuando hay un código de construcción que toma en cuenta el elemento sismológico y, sobre todo, la magnitud más grande que puede ocurrir en la región, esto se traduce en construcciones preparadas para resistir movimientos.
“Pero en los municipios se construyen casas vulnerables, algunas incluso no tienen varillas. Como no estamos preparados, estos terremotos pueden ser muy significativos porque nuestras construcciones no están preparadas.
“Afortunadamente ahorita no hay daños, pero estamos muy cerca de llegar a ese límite de magnitudes que nos pondrían a prueba para todos los tipos de edificaciones”, enfatizó.
(Con información de Blanca Medina Viezca y Sheccid Anaya)