
Mientras que en México el manejo de armamento está restringido para la mayoría de la población civil, especialmente menores de edad (debido a la cresta de inseguridad que ha azotado a la nación en los últimos años), muy cerca de Reynosa, a pocos minutos después de cruzar hacia la frontera americana (entre los límites de
McAllen y Pharr), se encuentra una armería donde no hay ningún tipo de limitantes, sin importar de donde sea originario.
Si bien la venta de pistolas y carabinas de alto poder se reserva únicamente para ciudadanos y residentes estadounidenses, la práctica de estos artefactos explosivos, así como la compra de municiones es totalmente libre para cualquier persona y con el único requisito de pagar el servicio, presentar cualquier identificación y llenar una forma con fecha, nombre y firma.
A este sitio –localizado en el 407 de la Jackson Rd. en Pharr, Texas, a unos pasos del punto donde se interceptan el expressway y la vieja carretera 83–, pueden ingresar hombres, mujeres y niños. Estos últimos también tienen la oportunidad de disparar si superan los 1.20 metros de altura y con el acompañamiento exclusivo de sus padres hasta antes de los 21 años de edad.
El almacén –que además oferta vestuarios policiacos, militares, de cacería y arco; así como toda clase de aditamentos relacionados con tales prácticas– dispone de un campo de tiro con 14 pasillos de 25 yardas (23 metros) herméticamente acondicionado, de tal manera que es imposible escuchar desde el exterior y los locales de junto las percusiones de las armas de fuego, aún si son de grueso calibre.
Quienes transitan por enfrente de Point Blank y no prestan atención al nombre que aparece en su fachada difícilmente podrán imaginar que en su interior disparan armamento aficionados, cadetes, policías, soldados y quizás hasta delincuentes.
No hay preguntas y los empleados solamente se encargan de facilitar a los clientes un uso responsable del equipo armamentístico. De hecho los controles de seguridad son muy elevados.
Existen instructores certificados que acompañan a los usuarios a los carriles de detonación (donde pueden practicar hasta tres personas) y les enseñan a manejar las pistolas, los rifles y las metralletas.
QUÉ SE NECESITA
El costo para poder acceder a este campo de tiro es de 15 dólares en adultos y 7 para niños menores de
doce años (240 pesos y 110 pesos, respectivamente). El precio es mucho menor que en algunos clubes de la República Mexicana, donde la sesión vale alrededor de tres mil pesos y los requisitos son numerosos.
Los tiradores pueden llevar sus propias armas, pero si lo desean por 10 dólares (160 pesos) pueden rentar la pistola que quieran, mientras que por cinco dólares más, pueden disparar cualquier carabina, incluida la AK-47, mejor conocida como ‘cuerno de chivo’ o un AR-15, que en México llaman la atención por ser las preferidas del crimen organizado.
Incluso, los asiduos a las armas pueden tramitar una membresía para obtener precios más accesibles y otras promociones de Point Blank.
“Si la compran cada lunes tienen derecho a traer un amigo gratis, los martes el papel del tiro al blanco es gratis, los miércoles la renta de las pistolas también es gratis y los jueves las carabinas son gratis”, comenta uno de los encargados, quien dijo no estar autorizado para salir
en fotografía.
Señala que aunque no se solicitan mayores requerimientos para entrenar en sus instalaciones, es debido a que éstas son empleadas por las corporaciones policiacas –para calificar elementos– que comúnmente acudan agentes, los cuales tienen la libertad de detener a quienes tengan prohibiciones a las armas, pero sólo si los reconocen.
“Desde que este negocio abrió sus puertas hace tres años viene muchísima gente a probar sus pistolas y escopetas, a calibrarlas y también a comprar equipo. Tenemos en promedio alrededor de 100 personas que nos visitan todos los días”, especifica otro de los trabajadores.
Ambos mencionan que ha sido creciente la cantidad de mexicanos con visa que acuden a disparar a este edificio, por el hecho de que no pueden cruzar armamento por la frontera; sin embargo, cuando éstos adquieren su parque sí pueden llevarse el que les sobre. Esto sugiere que podrían sacarlo del país, pero violentando las leyes internacionales y de cada nación.
EN CARNE PROPIA
El reportero de Hora Cero comprobó lo sencillo que resulta tener acceso al armamento que este centro oferta y arrienda, mucho del cual en México es del uso exclusivo del Ejército y de las fuerzas de seguridad.
Por un precio de 57 dólares rentó una pistola marca Springfield Armory, un rifle ‘cuerno de chivo, además de dos cajas con 20 balas Wolf de 7.62×39 milímetros y 50 Federal Ammunition calibre .45 respectivamente. Este paquete incluyó dos tapones para los oídos y el préstamo del auricular que los protege del estruendo ocasionado al jalar del gatillo.
Al acceder al cuarto de tiro se puede observar que cada carril está separado por paredes de concreto. Al fondo un cerro de gravilla amortigua los impactos de los proyectiles, cuyos casquillos se encuentran regados por todo el piso. De hecho, hay tambores llenos de este desecho que dejan las armas de fuego.
Una vez que se coloca el pliego con la silueta de una persona en el carrusel, con un botón el papel se puede adelantar o retroceder a la distancia que se requiera. El consejo es mantener firmemente tomada el arma para evitar incidentes.
En el caso de la pistola que empleó el reportero es evidente la fuerza de devastación de este artefacto que pesa menos de medio kilogramo, aún así es necesaria firmeza, sin que ésta sea la suficiente como para que no se mueva el arma al jalar del gatillo.
Cuánto más con la carabina
AK-47, la cual en pocos tiros dejó su hombro enrojecido. Cabe destacar que ésta era semiautomática (sin ráfaga) y muy poderosa, como violento su accionar.
En su experiencia, a la hora de ejecutar los disparos, parecieron más contundentes y certeros con la pistola, mientras que con el ‘cuerno de chivo’ fueron mayores las imprecisiones.
Uno de los entrenadores de Point Blank señaló que es indispensable aprender a manejar esta clase de equipo, sobre todo en una época en la que es más probable ser atacados por delincuentes; sin embargo, resaltó que el manejo de las armas debe ser siempre muy responsable, por los muchos accidentes domésticos, suicidios y homicidios dolosos que se han presentado. Cabe destacar que en Estados Unidos –a diferencia de México– no hay impedimentos para que la gente se arme.
Por su parte, una de las tres mujeres que se encontraban en el campo de tiro especificó que ésta es una actividad que le ha ayudado a liberar el estrés cotidiano y que después de varias sesiones le fue perdiendo el miedo.
De acuerdo con los instructores, son precisamente las mujeres quienes aprenden mucho más rápido el manejo de las armas y “disparan con mayor precisión”, porque mencionan que no tienen en mente el obstáculo del machismo, de que los hombres todas las pueden y no dejan enseñarse apropiadamente.
Al final, con el olor reciente a pólvora, el reportero cercioró lo sencillo que resulta en Texas estar frente a cualquier rifle o pistola, en un país donde su utilización es vista con normalidad, mientras que en el otro está asociada a la prohibición, al temor y la muerte.
En México la realidad es muy distinta
Mientras en Estados Unidos existe una libertad casi total en la venta, portación y calibre de las armas de fuego en manos de particulares, en México el uso de pistolas, escopetas y rifles semiautomáticos, así como su comercialización es monopolio de la Defensa Nacional (Sedena).
Y es que esta secretaría es la única autorizada para vender armamento a los cuerpos de seguridad pública, a las empresas de seguridad privada, a las mismas fuerzas armadas, tiradores deportivos, cazadores, trabajadores del campo y a un número de ciudadanos en general que deben mantenerlas en casa.
También comprueba que existe un confuso esquema de registro, que permite legalizar armas ingresadas al país de manera ilegal.
Y aunque “en México la posesión de una arma de fuego para la legítima defensa del hogar y la integridad física es un derecho consagrado en la Constitución”, en la práctica la política del Estado sobre este tema es ambigua, así como incongruente, pues “por un lado fomenta el desarme de la ciudadanía y, por el otro, comercializa municiones, pistolas, escopetas y hasta rifles semiautomáticos”.
Este mismo criterio se sigue aplicando en momentos en los que la nación se ha encontrado sumida en una severa crisis de inseguridad, y “el deseo de los mexicanos de protegerse de la delincuencia es cada vez mayor”.
POBLACIÓN INDEFENSA
Un reportaje publicado por Hora Cero
revela el aumento exponencial en la solicitud de licencias para la portación de armas por parte de particulares.
De acuerdo con datos oficiales entre 2009 y el año 2011 más de mil 300 personas habían recibido una autorización por parte de la Secretaría de la Defensa Nacional. Además, en su tianguis de armas había vendido más de 20 mil largas y cortas. La pregunta que surge entonces es: ¿y esto a quién beneficia?
“El Ejército promueve campañas por todos los puntos del país, en donde ofrece desde despensas hasta computadoras y dinero en efectivo a las personas que entreguen voluntariamente cualquier armamento o municiones que tengan en su hogar”, canjeando más de 53 mil entre los años 2001 y 2008.
Además quedó manifiesto que las únicas balas autorizadas por el Ejército son las que fueron elaboradas por la Dirección General de Fábricas de la Defensa Nacional (Dgfdn), pero al mismo tiempo este parque está catalogado como fallido, puesto que las municiones tienden a fallar con facilidad.
En el valle hay para todos los gustos
El valle del sur de Texas no es únicamente un verdadero paraíso para quienes disfrutan de las compras, sino también para aquellos a quienes les gusta disparar todo tipo de armamento.
En la región comprendida entre Hidalgo, McAllen y Mission, Texas, a unos minutos con la frontera con México, existen al menos siete establecimientos donde es posible disparar desde una pistola calibre .22, hasta un fusil de asalto AK-47.
Una sencilla consulta en Internet ofrece un verdadero menú de opciones para todos los gustos y bolsillos.
Por ejemplo está Point Blank Sporting Goods en los límites entre Pharr y McAllen; Shooter Alley y Mission Skeet & Trap Club en Mission y Hole in the Wall Shooting en McAllen.
Otras de las opciones disponibles son PD Shooting Range en Hidalgo, Lozano Shooting Range y Tejas Shooting Supply en McAllen.
De acuerdo a la información que ofrecen todas estas empresas, establecidas legalmente gracias a la legislación existente en el vecino país; los servicios que ahí se ofrecen son diversos, al igual que el tipo de armamento que se puede disparar.
Por ejemplo en el Mission Skeet y Trap Club, que es un campo al aire libre; no sólo se puede disparar con escopeta, sino también con arco y flecha. De hecho en el lugar se desarrollan constantemente competencias de tiro con esta arma.
Existen otros establecimientos donde las personas pueden recibir capacitación en el uso de armas y defensa personal.
Curiosamente la misma búsqueda reveló que en Reynosa también existe un campo de tiro, mismo que es identificado como “Matracas” y que se encuentra ubicado en el Circuito Independencia número 514 de la colonia Fovissste.
Sin embargo, todo parece indicar que la inclusión de este lugar en la lista de los campos de tiro es una broma, pues en este lugar sólo existe una casa particular.
No es caro darle ‘gusto al dedo’
Los precios por disparar un arma de alto poder son relativamente accesibles:
:: Acceso:
15 dólares adultos.
7 dólares niños.
:: renta de arma:
10 dólares pistola.
15 dólares fusil.
Nota: Es posible llevar tu propia arma y municiones. Sin embargo, también se pueden comprar en el lugar.