
Los periodistas en México que cubren noticias locales arriesgan su vida por informar sobre las irregularidades del sistema político de diferentes cabeceras municipales.
El libro “Causa de Muerte: Cuestionar al poder”, de Alejandra Ibarra Chaoul, presenta casos sobre representantes de diversos medios de comunicación que fueron asesinados por denunciar problemáticas de índole social.
A manera de homenaje, la politóloga y periodista incluye en las páginas de esta publicación presentada en el marco de la Feria Internacional del Libro de Monterrey, las historias de quienes a través de Facebook, un programa de radio, o un semanario, informaban sobre situaciones que afectaban a sus comunidades.
“Traté de incluir un espectro amplio, desde un periodista más tradicional que es el que nosotros identificamos como tal, que evidentemente fue Javier Valdez Cárdenas y llevar ese extremo hasta lo que menos reconociéramos como periodista, que es el caso que planteo de Juan Antonio Salgado, un policía que hacía periodismo.
“Y en medio hay dos periodistas: uno que transmitía por redes sociales, Nevith Condés Jaramillo, y Samir Flores Soberanes, a través de una radio comunitaria, quien además era activista, entonces es como esta doble función que a veces como periodistas cuestionamos,” expresó Ibarra Chaoul en entrevista.
Para Alejandra, quien dirige la organización Defensores de la Democracia (DDLD), si hubiera una lista de requisitos para asesinar a un comunicador sería la siguiente: ser periodista ciudadano/a o reportero/ a local; ser respetado/a por su comunidad; que tenga la capacidad de promover la participación social; que haya tomado postura frente a un hecho; que haya cuestionado al poder (político o criminal) y su narrativa dominante, y por último, cuando el poder estaba atravesando un periodo de inestabilidad.
La autora relata que la idea de este libro inició en el 2018 cuando recibió el Magic Grant de The Brown Institute for Media Innovation de la Universidad de Columbia en Nueva York, y a partir de entonces se dio a la tarea de encontrar, conservar y catalogar los trabajos de periodistas asesinados en México.
“La idea partió de una necesidad por conocer a estos reporteros y reporteras por el legado que nos han dejado; en México, en general, sabemos bien que la prensa sufre niveles estrepitosos de violencia, pero es muy raro conocer, de primera mano, el tipo de cobertura que los periodistas asesinados realizaron”, señala en la introducción de “Causa de muerte: Cuestionar al poder”.
“Yo creo que es una de las grandes frustraciones; el 2010 había sido históricamente el año más peligroso con 10 periodistas asesinados y muchos creíamos que no podría ser peor que eso, y de repente llega esta nueva administración y, justo cuando Andrés Manuel López Obrador va al Zócalo a dar su primer discurso, recuerdo que claramente dijo que en su sexenio se iba a proteger y respetar a los periodistas.
“Y yo pensé que las cosas iban a cambiar y tenemos que en 2022 con 13 periodistas asesinados, sobrepasando cualquier año en términos de violencia contra periodistas. Y para mí eso es muy indicativo que la respuesta de lo que está sucediendo está muy relacionada en los contextos locales y es lo que yo trato de mostrar mucho en libro, pues la violencia se está ejerciendo a nivel local, por temas locales, entre agente locales”, manifestó.
Mencionó que que hay personajes en el poder a nivel municipal que no les agrada que la prensa muestre sus errores como funcionarios y que se les cuestione su desempeño como servidores públicos.
“Se sienten cuestionados, se sienten señalados; el otro día alguien los llamó ‘pequeños tiranos’, por tener una actitud de: ‘¿cómo osas poner mi reputación en peligro?’ y tienen esa idea de que merecen ese lugar que tienen en el poder para creer que por el atrevimiento de los periodistas o reporteros, los pueden silenciar”.
Sobre el periodista sinaloense Javier Valdez, Alejandra Ibarra escribe: “Describir a Valdez Cárdenas únicamente como periodista sería injusto. El oficio le quedaría corto. Sin duda era reportero, también escritor. Sus crónicas tienen un valor literario destacable.
“Como entrevistador, tenía una capacidad de escuchar y conectar con la gente, quienes confiaban en él para contarle sus historias , muchas de ellas trágicas, y como autor, tenía la habilidad de ilustrar escenarios inimaginables para muchos de sus lectores”.
Y dedica el capítulo titulado “El Facebookero” a Nevith Condés Jaramillo, un reportero que tenía muchos seguidores en su página de Facebook El Observatorio del Sur, ya que por lo regular denunciaba problemas que había dentro de su comunidad en Tejupilco de Hidalgo.
“Es importante aclarar que el asesinato de Nevith Condés Jaramillo, como el 90 por ciento de casos de periodistas asesinados en México, no se ha resuelto. No hay arrestos, no hay culpables, no existe una sentencia judicial ni para asesinos materiales (aquellas personas que le quitaron la vida), ni para quien haya ordenado su homicidio, si es que son personas distintas.
“Condés Jaramillo publicaba videos sobre inundaciones de comercios locales, hacía colectas para vecino enfermos y denunciaba las fallas de la administración pública”.
El caso del activista y periodista Samir Flores Soberanes, quien fundó una radio comunitaria en Morelos y el de Juan Antonio Salgado, quien informaba sobre las condiciones de la Policía Municipal de La Paz, Baja California Sur, son presentados en esta entrega de Alejandra Ibarra, también autora de “El Chapo Guzmán: el juicio del siglo”.