Dejando de lado el caótico tráfico que se intensificó después de las afectaciones por la tormenta tropical ‘Albeto’, cada día se vuelve más desquiciado manejar en las calles de la mancha urbana de Monterrey.
Ya no importa la hora, el día (exceptuando el domingo), la zona, la avenida, en cada rincón de Monterrey y su Área Metropolitana se vuelve imposible manejar por la gran cantidad de autos que hay.
Y no se trata solamente de un problema de tiempo para llegar a los diferentes destinos de los neoloneses; el impacto del tráfico se refleja en problemas de salud, trabajo y hasta en la inversión extranjera.
LAS VIALIDADES MÁS SATURADAS
Sin duda las avenidas en que un regio piensa cuando dicen tráfico son Constitución, Morones Prieto, Gonzalitos, Leones, Miguel Alemán, Madero o Colón, no se digan las calles del primer cuadro de la ciudad.
Sin embargo, es en toda la mancha urbana en donde la saturación vial vuelve loco a cualquiera que maneja por la Sultana del Norte, de Cadereyta hasta García y de Santiago hasta Salinas Victoria, todos tienen sus granitos prietos.
En Santiago por ejemplo, la Carretera Nacional, es un caos vial todos los días de la semana, en una panorámica que ha cambiado con el paso del tiempo.
Pues cuando antes únicamente los fines de semana era intransitable, ahora de lunes a viernes hay una estampida vehicular en la jungla de asfalto que existe en ese municipio.
En Guadalupe, las avenidas Miguel de la Madrid, Benito Juárez, Eloy Cavazos, Israel Cavazos, Pablo Livas, Chapultepec, Acapulco, Ruiz Cortines, San Rafael y Morones Prieto, son los dolores de cabeza para los automovilistas.
Mientras que en Apodaca, Miguel Alemán, Concordia, Teléfonos, carretera a Santa Rosa, prolongación Ruiz Cortinez, Héctor Caballero, Camino al Mezquital, Afganistan, Chopo, López Mateos, por mencionar algunas, se vuelven intransitables a la hora pico.
San Nicolás tampoco canta mal la rancheras, en calles o avenidas como Universidad, Barragán, Nogalar, Sendero, Diego Diaz de Berlanga, Romulo Garza, Antiguo Camino a Apodaca, Santo Domingo, Conquistadores o República Mexicana.
San Pedro también se vuelve una migraña al albergar tantos corporativos de empresas y centros comerciales, no se diga en horas de la mañana o la tarde.
Calzada del Valle, Calzada San Pedro, Gómez Morín, Vasconcelos, Lázaro Cardenas, San Agustín, Humberto Lobo, Roberto Garza Sada, son solo una muestra de lo intransitable que se vuelve el municipio más rico de Nuevo León.
En Monterrey se le pueden agregar avenidas como Fleteros, San Jerónimo, Diaz Ordaz, Aztlán, Ruiz Cortinez, Lincoln, Revolución, Garza Sada, Simón Bolivar, Rangel Frías, Puerta del Sol y muchas más.
Escobedo y Santa Catarina también se defienden en el torneo de las avenidas intransitables con libramientos, Gustavo Diaz Ordaz, Luis Donaldo Colosio, Ordoñez, Clouthier, Acueducto, Raúl Salinas, Los Pinos, Benito Juárez o Camino a las Pedreras.
LOS PROBLEMAS
Esa saturación de importantes avenidas ha desencadenado no solo el desquicio de automovilistas, sino posiblemente ha marcado pauta para que empresas importantes dejen de venir a Nuevo León.
Y es que las empresas buscan que sus empleados vivan, a lo mucho, a unos 40 minutos de distancia para cuidar el tema de la puntualidad.
El que los migrantes nacionales comiencen a elegir otros destinos para laborar, también es en parte por el caos vial de nuestra ciudad.
Tal vez por eso, por la falta de mano de obra, no llegue Tesla a Santa Catarina y otras plantas decidan abrir mercado en otras ciudades y no extenderse en Monterrey.
Los baches y malas condiciones del pavimento también suman para que los tiempos de traslado sean prolongados o simplemente para hacer pasar corajes a quienes dañan sus vehículos en los cráteres de la Sultana.
La salud también se ve severamente afectada por la gran contaminación que los autos y camiones generan día a día.
Pero la gota que derrama el vaso es cuando alguien muere porque no puedan llegar los cuerpos de auxilio a graves accidentes que ocurren en la ciudad como sucedió recientemente en el municipio de Escobedo, en el Libramiento Noreste, en donde un motociclista se accidentó, quedó gravemente herido y con el paso de los minutos perdió la batalla contra la muerte porque la ambulancia no llegó.
Hay quienes podrían decir que el trafico no es motivo para que alguien muera, pues las ambulancias normalmente se abren paso entre el mar de carros.
Sin embargo, si se toma en cuenta que los acotamientos cada vez son más escasos, y los que existen son invadidos por los conductores en su desesperación por llegar a sus destinos, no suena ilógico.
En la carretera Nacional, por ejemplo, en tramos desde Satélite hasta el Uro, el acotamiento prácticamente dejó de existir.
Para quien no lo sepa, los acotamientos son carriles exclusivos que deben permanecer libres para el paso de ambulancias, paradas de emergencia, o vehículos descompuestos.
El cierre de avenidas o limitación de carriles por afectaciones naturales también pasa una factura importante en la vialidad.
Tal es el caso de Constitución, en donde los carriles exprés no funcionan desde el paso de la tormenta tropical ‘Alberto’ en donde desaparecieron varios tramos.
La limitación en Morones Prieto, en Leones y otras arterias, también afectan la vialidad.
Aunque está por demás mencionarlo, la diferencia en tiempos de traslados cuando no hay trafico y cuando si lo hay, es severamente significativa.
Como ejemplo, un domingo por la mañana se puede recorrer lázaro Cardenas o todo Garza Sada en menos de 15 minutos, cuando entre semana el tiempo hasta se triplica sólo para cruzar algunos tramos no las avenidas completas.
Es así como vivimos en una ciudad vanguardista con espacios planeados desde hace más de 40 años, que se construyeron pensando en esa época, no en el desarrollo de la ciudad.
La construcción de fraccionamientos con vialidades restringidas también son un problema que agrava la situación, sobre todo cuando quienes habitan en esos lugares buscan la exclusividad por la ola de violencia, pero esa ya es otra historia.
El suplicio del transporte público
Por Erick Melchor
El problema de la movilidad no se limita a lo que vemos en las principales arterias de la ciudad, pues el transporte público es otro de los principales rubros que mueven al neolonés.
Imagine usted, trabaja por rumbos del centro de Monterrey. Entró a las 9 de la mañana, tuvo su jornada laboral como le es solicitada y luego de ocho horas de trabajo y una de comida, por fin puede retirarse rumbo a su casa.
Pero en su situación, como la de mucha gente, no posee un automóvil para trasladarse en las saturadas avenidas de la ciudad, así que necesita tomar transporte público. El cansancio y el hartazgo le pesan en la espalda por el trabajo que en el mejor de los casos, es en una oficina climatizada.
La primera prueba de fuego es el Metro, pues sigue siendo el mejor medio de transporte y lo acerca a su destino en cualquiera de los puntos cardinales de la metrópoli. Ingresa a su estación más cercana y se topa con mínimo otro centenar de personas que ya esperan pacientemente uno de los trenes que vienen saturados desde su inicio.
A la llegada al andén, ve el arribo de una unidad, pero se da cuenta que no es de las nuevas y tendrá que viajar sin clima, pues no puede esperar sino, llega más tarde a casa. Si tiene suerte logra entrar a uno de los vagones entre empujones, pisotones y codazos que no sabe de dónde llegan. Adiós a los zapatos boleados.
Los 35 grados que se sienten afuera, son más reconfortantes que el infierno en el que se ha convertido el traslado. Se encuentra alrededor de personas que al igual que usted, regresan del trabajo. Se siente el hervidero, se escucha un niño o un bebé gritando y en la siguiente estación, se suben dos raperos a tratar de ‘aligerar el traslado’.
Ah, y todo esto si no sucede alguna anomalía en el servicio, pues se ha tenido registro de personas que caen o se arrojan a las vías, ocasionando que se tengan que detener las funciones.
Por fin llega a su destino y ahora toca el turno de correr en cuanto se abren las puertas pues la fila para el Transmetro ya se encuentra de varios metros. Si bien le va, 40 minutos después, puede abordar una unidad y se dirige a su casa luego de más de una hora de haber salido del trabajo.
El siguiente detalle, es el tráfico, pues en plena hora pico, las principales avenidas del estado siguen repletas y abarrotadas de automovilistas que también se dirigen a sus hogares. Con todo esto, se consuma un traslado de más de horas hacia su domicilio.
Esto, sumado el tiempo que hizo de traslado en la mañana, son pocas las horas en las que puede realizar alguna actividad de entretenimiento o recreativa, disminuyendo la calidad de vida de la gente regiomontana.
Esta es la situación de millones de personas que diario tiene que utilizar uno de los medios de transporte público. Conforme pasa el tiempo, la sobrepoblación de esta, una de las ciudades más importantes del país, sigue cobrando factura.
De acuerdo con el Estudio de Transporte Urbano de Pasajeros (ETUP) más reciente elaborado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), el transporte público de Nuevo León brindó servicios a 17.3 millones de personas solamente en el mes de abril de 2024.
Esto quiere decir que, independientemente de cuántas veces una persona utilice el transporte público al día, se registraron más de 17 millones de pasajes en el área metropolitana durante los 30 días. Esto representó un 8.7 por ciento más de pasajes a comparación de marzo.
Cabe recordar que los únicos medios de transporte urbano pertenecientes al gobierno estatal, es el Sistema de Transporte Colectivo Metrorrey, los Transmetros y la Ecovia, pues la mayoría de rutas pertenecen a empresarios que brindan un servicio público.
En el estudio se destaca que el Metro es la columna vertebral del sistema de transporte urbano, pues en el mismo mes de abril, 13.4 millones de personas usaron este medio.
El segundo más usado es el Transmetro con 2.7 millones, la Ecovia con 663 mil y el Metrobús con 525 mil pasajes.
Esto nos deja claro la importancia que tienen estos medios de transporte para la metrópoli, sin embargo, se ha convertido en un problema poder tomar alguno de estos métodos en hora pico.
Pese a que la presente administración estatal ha presumido la llegada de dos mil camiones nuevos, la realidad en las paradas del camión es muy distinta.
En un recorrido hecho por distintas estaciones del Metro y Ecovia, así como algunas paradas de Transmetro en sus distintos ramales, se pudo constatar las largas filas de incluso horas de espera que se logran formar en estos puntos.
Uno de los sistemas más afectados es el de la Ecovia, misma que cruza el área metropolitana desde Apodaca en sus límites con Guadalupe, hasta cerca de la frontera entre Monterrey y García para un total de 30 kilómetros de circuito.
En las horas de principal flujo, las filas para abordar un camión pueden llegar hasta afuera de las mismas estaciones, específicamente en paradas como Mitras y Ruiz Cortinez que tienen conexión con el metro, pero otras tantas como Asarco, Lincoln, Churubusco, Las Américas, Celulosa, entre otras, lucen abarrotadas.
Al dar cobertura a tantos sectores de la mancha urbana, la demanda es mucha, pues atraviesa preparatorias, primarias, secundarias, fábricas y un sinfín de negocios y empresas con trabajadores que necesitan de este medio de transporte.
Otro de los puntos en donde las filas parecen no terminar, es en las últimas estaciones de las líneas del metro. Sendero, Exposición, Talleres y Hospital Metropolitano, pues al no dar cobertura más amplía, las personas bajan del tren para luego dirigirse a tomar una ruta o un Transmetro.
En el caso de Exposición de la línea 1, desde hace muchos años existen unos andenes para esperar el autobús, mismos que fueron remodelados y que actualmente se usan en su totalidad para las distintas ramas alimentadores de Metrorrey.
Muchas de esas rutas parten en dirección al municipio de Juárez y otras a internarse en las colonias de Guadalupe, pero la demanda es tal, que las filas suben las escaleras de los andenes hasta llegar a la entrada de la estación, aunado a todo lo anterior, la espera se prolonga.
Tomando en cuenta el censo poblacional del INEGI del 2020, el área metropolitana de Monterrey cuenta poco más de 5 millones 340 mil personas, solo por detrás del Valle de México con 21.8 millones y delante de Guadalajara con 5 millones 260 mil habitantes en sus respectivas metrópolis.
Con una población de 624 mil migrantes nacionales y extranjeros, Nuevo León es el estado favorito de las personas para migrar en busca de oportunidades de trabajo, de acuerdo con el mismo censo, aumentando la población y a su vez los problemas de movilidad.
Esto nos indica que el ritmo de crecimiento poblacional en la Sultana del Norte sigue sin detenerse, lo que ocasiona todos los problemas de tráfico y de traslado que se viven día a día.
En este momento, tomar alguna de las vialidades de la mancha urbana en automóvil propio o transporte público, representa la perdida de mucho tiempo para la gente que vive en el estado.
Según el estudio Global Traffic Scorecard 2022 publicado en enero de 2023, realizada por el corporativo INRIX, Monterrey ocupa el noveno puesto en el mundo de más horas perdidas en el tráfico con 116. La número uno es Londres con 156 horas.
Todo esto se traduce en que el crecimiento de la ciudad a nivel industrial, habitacional y poblacional, ha desencadenado en que tomar alguna de las vialidades del área metropolitana signifique un problema.
Ya sea en automóvil propio, rentado o transporte público, la ciudadanía cada vez batalla más para realizar sus recorridos fundamentales como lo son para el trabajo, escuela o cualquier otra actividad.