La pandemia agravó las afectaciones económicas, las violencias y la carga de trabajo no remunerada para las mujeres, coincidieron expertas en el Foro Nuevo León Mañana sobre Desarrollo Social “La otra pandemia: violencias contra las mujeres y la doble carga”.
Organizado por el Consejo Nuevo León para la Planeación Estratégica, el evento giró en torno a las características estructurales, sistémicas e históricas de la inequidad de género, que propician que se mantengan y agraven las violencias contra las mujeres, particularmente por el confinamiento.
“Esta emergencia sanitaria por COVID-19 ha empeorado la vida de las mujeres en varios aspectos: el aumento de la violencia doméstica, el empobrecimiento, el abandono escolar, el trabajo doméstico no remunerado, y el riesgo para las trabajadoras esenciales”, señaló Martha Herrera González, presidenta de la Comisión de Desarrollo Humano del Consejo Nuevo León.
Ana Fernanda Hierro Barba, directora de Consejo Nuevo León, explicó que uno de los cuatro objetivos estratégicos del eje de Desarrollo Social del Plan Estratégico 203 es asegurar la igualdad de género y eliminar cualquier forma de violencia en contra de las mujeres y niñas.
María del Sol Sánchez Rabanal, oficial nacional de género del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), aseguró que la violencia contra las mujeres tiene una estrecha relación con la vulnerabilidad, la desigualdad y la exclusión.
Agregó que las mujeres no pudieron ni estar seguras ni en sus casas porque las medidas del confinamiento las obligaron a convivir todo el tiempo con sus agresores; así, los delitos que más aumentaron en este periodo fueron violación por parte de familiares, violencia doméstica y feminicidios.
Alejandra Alzérreca, especialista en violencia basada en género del Fondo de Naciones Unidas para la Población, alertó que persiste el embarazo adolescente y las maternidades forzadas por la falta de acceso a servicios de salud sexual y reproductiva, lo que daña el futuro y desarrollo pleno de las menores.
Enna Paloma Ayala Sierra, directora de seguimiento a la política nacional para combatir la violencia de género del Instituto Nacional de las Mujeres, afirmó que la violencia contra las mujeres está estrechamente relacionado con la acción u omisión del Estado.
“La violencia contra las mujeres es dinámica, no es un proceso estático, esto significa que tiene un cruce importante con variables como tiempo, edad y espacio, que establece una relación dialéctica entre lo individual y lo colectivo y lo social”.
Alejandra Isibasi Pouchin, directora de Movilización Pública de Oxfam México, apuntó que los cuidados del hogar impiden trabajar a casi la mitad de las personas que no laboran pero que están disponibles para hacerlo; 83.7 % de ellas son mujeres, unas 3.4 millones de personas.
Norma Cerros Martínez, directora y fundadora de Womerang, indicó que la participación económica de las mujeres ha bajado hasta un 40.5 %, al nivel de hace 15 años, por lo que se esfumó en menos de dos semestres los avances de décadas.
“El tema de violencia de género es un problema sistémico que tiene su origen a partir de estereotipos de género que se perpetúan en el trabajo en forma de prejuicios”, manifestó.
En el foro también participaron Genaro Alanís de la Fuente, secretario de Desarrollo Social de Nuevo León, y Elizabeth Aguilar Parra, directora del Centro de Investigación Familiar, A.C.