
El periodista Francisco Salazar Leal (1963-2020), nació en un día histórico y trágico para los Estados Unidos y el mundo: el 22 de noviembre de 1963, cuando el entonces presidente del poderoso país, John F. Kennedy, fue asesinado en Dallas, Texas.
Aquel oscuro día fue bastante agitado en el mundo de las noticias, y el niño que veía su primera luz en Monterrey, con el tiempo se convirtió en buscador incansable de información y de historias, al estudiar la carrera Ciencias de la Comunicación con la especialidad en Periodismo en la UANL, desarrollándose como reportero y posteriormente en uno de los mejores periodistas regiomontanos.
Pero, aparte de que ‘Paco’, como le decía comúnmente, nació aquel día otoñal sesentero, 21 años después, de acuerdo con lo que él mismo decía, volvió a nacer en otro parte aguas, pero éste de México y el continente: el 19 de septiembre de 1985, en el temblor de del 8.1 grados que destruyó parte de la capital del país y dejó miles de muertos y heridos.
Salazar Leal estaba aquella mañana del 19S del 85 en el quinto piso del Hotel Regis, del cual logró salir con vida mientras el inmueble de desmoronaba.
A sus casi 22 años, Francisco Salazar Leal fue protagonista de un hecho que casi le cuesta la vida; logra sobreponerse y alrededor de una hora después se puso en contacto mediante el aparto de comunicación por texto télex, con sus compañeros del entonces periódico El Diario de Monterrey (hoy Milenio), donde trabajaba, para decirles que estaba con vida y que enseguida les enviaría información de lo acontecido.
Al no haber comunicación vía telefónica por los daños en la infraestructura, el télex, sistema telegráfico de comunicación, en el que se podían transmitir textos mediante un tablero semejante a una máquina de escribir y un receptor que imprimía el mensaje recibido se convirtió en el único medio de comunicación por aquellos días.
Sin embargo, los télex solían tenerlos principalmente empresas periodísticas.
Para entonces Paco tenía un par de años de laborar como reportero en la sección Local del Diario y a la par era corresponsal del entonces periódico nacional El Día, y justo se encontraba en México en un seminario de periodismo al que, junto con otros colegas, fue convocado por el medio capitalino.
A partir de entonces para Salazar Leal y sus cercanos, quedó claro que había vuelto a nacer y que tenía otras encomiendas en su vida.
Francisco Gerardo Salazar Ayala, uno de los tres hijos de Salazar Leal, platicó con Hora Cero acerca de aquel renacer de su padre, la anécdota que les transmitió a él y a sus dos hermanos, Mirna Leticia, la mayor y Mauricio, el menor de la familia.
“Mi mamá (Mirna Ayala) ya la sabía, pero mi papá nos las platicó a mí y a mis hermanos, cuando estábamos chicos.
“La verdad por aquellos años nosotros no logramos dimensionar la magnitud de lo ocurrido, pero conforme fuimos creciendo y cuando vimos las imágenes de lo ocurrido y volvíamos a escuchar a papá, nos dimos cuenta del peligro que pasó y de lo extraordinario que fue que Dios le haya dado aquella oportunidad”, comenta el hijo del periodista.
El hotel Regis donde estuvo hospedado Francisco Salazar Leal colapsó luego del sismo, al registrar una serie de incendios y una explosión al suscitarse varias réplicas del temblor, y junto con otros edificios derrumbados como el multifamiliar Nuevo León, de Tlatelolco, Televisa Chapultepec y el Centro Médico, entre otros, se convirtió en emblema del trágico terremoto.
Gracias a que Francisco Salazar Leal fue despertado por su compañero de habitación, Fernando Alberto Crisanto, corresponsal de El Día en Puebla, ambos pudieron salir del cuarto luego de que se protegieron bajo el marco de la puerta y una vez que cesó el movimiento telúrico.
Eran poco después de las 7:19 horas del 19 de septiembre de 1985 y Salazar y su compañero descendieron las escaleras del edificio hasta el tercer piso, pero enseguida, de ahí al Lobby, lo hicieron a tientas entre la oscuridad sobre escombros, logrando así sortear la muerte.
Sin embargo, en julio del año 2020, trabajando como director de Comunicación Social del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Nuevo León, Salazar Leal fue afectado por el virus SARS-CoV-2, falleciendo días después por Covid.
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Francisco Salazar Leal inició en el periodismo en el año 1982, siendo un joven estudiante de 18 años del área común en la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL).
Alfredo Nava, quien fue amigo de Salazar desde que estudiaban en la Facultad, asentada entonces en un improvisado edificio con aulas anexas en la colonia Anáhuac de San Nicolás de los Garza, recuerda la forma en que comenzaron a enrolarse en el periodismo.
Nava rememora que por aquel entonces Paco y él se pusieron de acuerdo para ir juntos y tocar la puerta del periódico Más Noticias, que se localizaba en la avenida Colón y la calle Juárez, en las inmediaciones del Centro de la Ciudad.
“Fuimos porque queríamos aprender. Estábamos en cuarto semestre, estudiábamos de 7 a 11 de la mañana y teníamos toda la tarde y parte de la noche libre, y por eso fuimos”.
Los entonces jóvenes estudiantes fueron recibidos por el jefe de información del periódico, el maestro José Luis Esquivel, quien además era catedrático en la Facultad de Ciencias de la Comunicación, pero como impartía clase ya en especialidad, a partir del quinto semestre, Salazar y Nava no lo conocían.
El jefe de información les preguntó qué sección les gustaba más para enrolarse en la reporteada. Salazar optó por Cultura y Nava por la policiaca. El maestro José Luis Esquivel les aclara a los novatos que allí podrían practicar y ser guiados por un periodo de varios meses, sin paga, y eventualmente ser contratados. Cuándo, eso era impredecible.
Sin embargo cuatro meses después, los entonces chavales reciben su primera paga, mil 500 pesos semanales.
Un año después de sus pininos, los amigos son reclutados por El Diario de Monterrey, Paco Salazar en la sección de Locales, para cubrir la fuente de Gobierno del Estado, y Nava en la sección policiaca.
A partir de 1983 Salazar y Nava tienen mayor proyección en el periódico de Multimedios Estrellas de Oro, cada quien en su sección.
Por eso en 1985 Francisco Salazar Leal ya está de lleno en el quehacer reporteril, por lo que los directivos del Periódico El Día, donde trabajaba como corresponsal en Monterrey, lo llaman a la ciudad de México para que tome el seminario que se efectuaría durante una semana.
PENSÓ CANCELAR EL VIAJE AL Distrito Federal
A la distancia, y recordando las pláticas de su padre y de la familia, Francisco Salazar Ayala comenta que aunque el principio su papá estaba muy entusiasmado por el viaje a la ciudad de México, repentinamente un par de días antes pensó desistir en su plan.
“Mi papá estaba muy joven y sabía que el seminario era una muy buena oportunidad para su desarrollo profesional, pero de repente, de la nada como que algo presintió y le dijo a sus papás que le estaba pensando para irse a la capital; algo pasaba por su mente, pero no decía qué. Finalmente viajó por avión el día 13 de septiembre”, señala Francisco hijo.
Francisco Salazar Leal, recordaba tras aquel, su renacimiento, que Dios le había permitido prolongar su vida, pues incluso un tres días después de que llegó al hotel a la habitación 551, de repente fue cambiado a la 554.
La administración del hotel le hizo ver que arriba de su habitación, la 551, había una fuga de agua y para evitarle problemas el cambio era necesario.
A regañadientes, por lo que implicaba el cambio, Paco se instaló en la habitación 554, en el mismo quinto piso, pero en un área nueva del edificio, frente a la habitación en la que estuvo cuatro días.
Paco estaba destinado a permanecer como desde el principio solo en su habitación, pero su colega Fernando Alberto Crisanto, de Puebla, le pidió posada la noche del 18 de septiembre, pues no quiso irse a tomarse unos tragos con otros colegas que ya estaban en su habitación.
Paco, que tampoco era dado a la trasnochada y las copas, comprendió a su colega.
A la postre, haber estado en la habitación 554, en la parte nueva del edificio y por alojar a su compañero en su cuarto, Paco logró sobrevivir, pues mientras la 551 se derrumbó, Crisanto fue quien lo despertó al momento del sismo.
Esto lo contó Paco en algunas de sus crónicas y relatos de su experiencia en el S19 y lo narró en diversas entrevistas.
En el año 2016, el historiador Daniel Gallardo presentó su libro Hotel Regis. 100 años de historias y leyenda, texto en el que presenta entre otros, el testimonio de Francisco Salazar.
En el año 2020, con motivo del fallecimiento de Salazar, Gallardo le dedica un texto en un medio nacional, donde recuerda el relato que le dio el periodista sobreviviente del sismo.
El historiador apunta que tanto Francisco Salazar como Crisanto y otros periodistas de periódico El Día que estuvieron la mañana del 19 de septiembre en el hoy desaparecido hotel Regis, fueron de los héroes en la tragedia, pues lograron poner a salvo a muchas personas que estaban atrapadas en sus habitaciones o en shock por el siniestro en el Hotel Regis.
Francisco Salazar Ayala, hijo de Salazar Leal, comenta que desde que tiene uso de razón, el 19 de septiembre es motivo para recordar esa fecha trágica para el país como el día en que su padre, siendo un joven que rondaba los 22 años, volvió a nacer.
Hace unos días, refiere, le echó un vistazo al archivo de su padre, en el que destacan las notas originales y crónicas en hojas de papel revolución que mandó vía télex desde el día de la tragedia y posteriores a la redacción de El Diario de Monterrey.
Como por aquellos días muchos teléfonos no funcionaron por las afectaciones en las telecomunicaciones, la forma en la que los padres de Francisco Salazar constataron que estaba vivo, fue mediante la comunicación que establecieron, con ayuda de personal del entonces Diario de Monterrey, vía télex.
Paco les escribió desde la redacción del periódico El Día, y su padre Leonardo Salazar desde la redacción de El Diario de Monterrey.
“Muy buenas noches aki el señor Leonardo Salazar padre del reportero Francisco Salazar de aki de Monterrey del Diario; se encuentra él ahí”, le tecleó entonces su padre vía télex.
Paco, que estaba frente al télex de El Día, le contestó:
“Papá, soy yo, me encuentro muy bien no estén angustiados estoy en la redacción del periódico El Día, la única comunicación es por télex nada más pasó el temblor y me comuniqué a Monterrey para que no estuvieran preocupados.
“Te juro que me salvé de milagro, no supe cómo salí del hotel entré escombros. Murió un compañero de Oaxaca, pero yo estoy bien”.
Esa fue la conversación que tuvo Paco Salazar con su padre, también hoy difunto.
La familia de Francisco Salazar, un periodista muy apreciado y hoy recordado en Monterrey, la ciudad de México y otros lares por gente del gremio, atesoran un archivo personal del periodista que falleció víctima de Covid, y quien prácticamente pereció en la raya, desempeñándose como periodista y vocero del IMSS en Nuevo León, donde no se ausentó pese a los riesgos que implicaba laborar en el campo médico en plena pandemia por Covid-19.
“Él era así, muy profesional, entregado siempre a su trabajo. De todas formas Dios le permitió vivir hasta sus 56 años, porque el volvió a nacer a los 21; y pues aunque él ya partió, le agradecemos a Dios por el tiempo en que nos permitió tenerlo”, comenta su hijo Francisco Salazar Ayala, quien compartió con Hora Cero vestigios de aquel viaje de su padre a la Ciudad de México, donde nació por segunda vez.