A unas seis horas en auto al sur de Reynosa, donde la brisa y las olas alegran a los visitantes, se localiza uno de los mayores orgullos para las Fuerzas Armadas de México. Su misión no es precisamente atender tareas operativas de milicia, pero sí de suma importancia para guarnecer la seguridad nacional en las costas del país.
En otras palabras, es el flanco poco conocido de la industria naval nacional: El Astillero Número Uno de Tampico, artífice de los más importantes navíos con los que cuenta la Secretaría de Marina.
Fundado en 1930 por la United Dreadging Company –una empresa estadounidense de dragado–, estas instalaciones pasaron al gobierno mexicano siete años más tarde, pero fue hasta 1943 cuando se transfirieron a las Fuerzas Armadas, que las utilizó para el mantenimiento de sus embarcaciones. Finalmente en 1955 iniciaron los proyectos de construcción naval del Astillero, que pronto se llenarían de elogios y reconocimiento.
“Desde su fundación se han llegado a realizar aquí 85 buques. Unidades de superficie de manera genérica. Patrullas, dragas remolcadores y demás. Actualmente estamos construyendo el casco 86”, comentó su director, el contralmirante Gonzalo Cabrera Castillo.
El Astimar Uno, como también se le conoce, tiene cinco divisiones que trabajan bajo estándares internacionales de calidad: Proyectos y Construcción, Reparación Naval, Mantenimiento, Servicios a la Producción y Servicios Generales, que es la parte administrativa.
“Algo que a nosotros nos llena de mucho orgullo es haber alcanzado la certificación ISO 9001:2000. Somos el único astillero con esa certificación. Esto nos da una posibilidad de presentar la calidad del trabajo con niveles nacionales e internacionales”, dijo.
Para su operación esta factoría cuenta con 751 elementos compuestos por personal militar y civil: hombres y mujeres valerosas que le imprimen cariño y esfuerzo a su trabajo. El personal militar representa el 85 por ciento dentro de la planta.
Cabe mencionar que de todos los astilleros de la Armada este es de los más equipados y posee una capacidad de 43 mil metros cuadrados para atender fundamentalmente la construcción y reparación de buques.
“Contamos con dos medios de carena (albergue): uno es el dique flotante, que data de 1971. Su capacidad es de 3 mil 500 toneladas. Tenemos también un varadero de mil 500 toneladas; paralelo a él existe una mesa de transferencias en la que actualmente construimos un buque para la Secretaría de Marina. Simultáneamente podemos estar atendiendo unas 11 o 12 unidades”, mencionó Cabrera Castillo.
MEGAMANIOBRAS Y PRECISION
Pero poner fuera de funcionamiento una unidad para repararla es una obra monumental.
“Otra función principal del astillero es sacar los barcos del agua para poderle dar mantenimiento a la obra viva (la zona que hace contacto constante con la mar). Somos responsables de las maniobras de carena y puesta a flote de los buques.
Ciento treinta elementos integramos la dirección de área de servicios a la producción. Realizamos todos los trabajos de apoyo a la construcción y reparación de unidades”, detalló el capitán Juventino Ramírez Montoya.
Con la fabricación de barcos también se crean empleos. Cada proyecto llega a generar unas 340 plazas para obreros de la localidad. Actualmente en este sitio se manufactura la patrulla Oceánica, que es el modelo más grande aquí realizado y también el más sofisticado.
“Dichos buques de la Armada son los últimos que se han fabricado en el Astillero de Marina Número Uno y tienen 86 metros de eslora (largo del barco), 10 metros y medio de manga (altura) y un desplazamiento (peso) de mil 680 toneladas, capaces de desarrollar una velocidad de 19 nudos (unos 35 kilómetros por hora), con una tripulación de 81 elementos y una capacidad para transportar 39 efectivos de tropa”, destacó Gonzalo Cabrera Castillo.
El también ingeniero por la Escuela Naval del puerto de Veracruz, Antón Lizardo, mencionó que el barco Oceánica se calcula será inaugurado durante los festejos del centenario de la Revolución Mexicana.
La nave además, señaló, albergará un helicóptero y una lancha interceptora al servicio de la Armada.
“El detalle de esta mezcla ‘Trinomio’ es un concepto creado por la Secretaría de Marina. Casi ninguna armada lo tiene. El buque recibe la información de radar o de un posible infractor y lanza el helicóptero, que puede desplazarse a mayor distancia y detectar al infractor.
Se comunica con éste y se le conmina a detenerse. La patrulla lanza la interceptora para que llegue al transgresor. De ahí se lo entrega a la embarcación, que lo aborda, lo inspecciona según la falta y si es necesario lo remolca o escolta”, explicó.
FABRICACION DE UN BARCO
Pero construir una embarcación de gran calado no es nada sencillo. La tarea puede llevarse de 18 a 24 meses para armar un mundo de metal, según explicó Cabrera Castillo:
“Los buques se fabrican por módulos que pesan entre 36 y 40 toneladas. Al final vienen pesando mil 600 toneladas. En este caso la Dirección General del Estado Mayor de la Armada nos plantea sus requerimientos. Cuando recibimos los planos entonces empieza el proceso de desarrollo en el Astillero.
El primer paso es llevar esos planos a una sala que se llama Galibos. El piso es como si fuera una gran pizarra y sobre de ella se trazan todas las líneas del barco, de donde se sacan las plantillas. Una vez cortadas las piezas pasan a una etapa de subensamble. Nosotros construimos de manera invertida para que la aplicación de la soldadura se dé con la mayor precisión.
Luego de la puesta de quilla, que es la columna vertebral de un barco. Enseguida vienen trabajos como la instalación de la línea de ejes, lo que va a permitir la propulsión”, señaló.
Después de una ardua labor donde intervienen, ingenieros, soldadores, paileros, electricistas y mecánicos, entre otros, hay que colocar la nave en el agua para comprobar que los cálculos fueron correctos.
“La botadura es un evento que aparte de revestir la importancia a nivel de ingeniería y ver el resultado del trabajo hecho, viene la parte emotiva, porque es la primera vez que el barco va a tocar las aguas.
Es donde se le da el nombre. Se estila bautizar el buque y darle una madrina. Aquí nosotros rompemos la botella del licor tradicional que es el Chinaco, el tequila de Tampico”, subrayó el entrevistado.
Por su lado, el capitán Carlos Vanoye Marín, director de Proyectos y Construcción Naval de este astillero, comentó:
“Como grupo de trabajo es una satisfacción colectiva el saber que todos los pesares, el esfuerzo, la dedicación, la comunicación y las preocupaciones tuvieron un fruto tangible”.
Y es que se espera que el barco flote adecuadamente, que no se vaya de lado. Si eso se logra entonces los ingenieros respiran con tranquilidad, porque las medidas están perfectas.
Nos encargamos de hacer realidad la construcción de una embarcación. Definitivamente debemos mantener un control lo más preciso posible de las dimensiones para seguridad de la tripulación y del medio ambiente”, añadió Vanoye Marín.
Una vez que el barco flota todavía no está listo para ser entregado. Falta dotarlo de tuberías, mobiliario y sistemas eléctricos. Posteriormente atraviesa por rigurosas pruebas náuticas de calidad.
“Luego viene un protocolo de entrega. Las unidades son otorgadas al Estado Mayor de la Secretaría de Marina. Lo más importante es que tiene dos etapas de pruebas. Una es salir al mar durante 72 horas, desarrollando las máximas capacidades de los buques para comprobar que son capaces de funcionar.
La siguiente etapa es una navegación de 30 días para verificar que puedan estar fuera de puerto. Si se llega a detectar alguna anomalía, durante los dos intentos se embarca personal calificado para corregir el problema”, ilustró el director del Astillero Uno de Marina.
Y al final la satisfacción es enorme:
“Es como románticamente se diría, que estamos teniendo un hijo, porque así lo sentimos. Es algo que vamos a ver navegando y desarrollando operaciones, pero finalmente vamos a decir: yo participé en la construcción de ese barco.
Cuando este buque (el Oceánica) termine de construirse llevará el nombre de Revolución y la idea es que quede terminado para el centenario de la Revolución Mexicana”, reiteró Cabrera Castillo, quien al igual que la Secretaría de Marina, prestó todas las facilidades para la realización de este reportaje.
LA RESTAURACION
TAMBIEN CUENTA
En el Astillero Uno de Tampico además de construirse navíos como los clase Sierra, Durango y Oaxaca, también se reparan.
“Tal labor inicia mucho antes de que llegue el buque. Tenemos que obtener la relación de trabajos para programar las actividades y adquirir los materiales necesarios. Manejamos cuatro trabajos de riesgo: planos, electricidad, trabajos en alturas y en áreas confinadas”, especificó el capitán Carlos Raúl Solano, encargado de la Dirección de Reparación Naval.
En 2008 se restauraron 14 unidades en el Astimar Uno. En lo que va de 2009 se han reparado 11 navíos más.
En total la Armada cuenta con 185 buques de combate. Se calcula que fabricar uno de ellos cuesta en la actualidad unos 70 millones de dólares.
Con ello, tras poco más de siete décadas al servicio de México, el Astillero Uno de Tampico se consolida como una de las factorías modelo de la Secretaría de Marina. Es también un gran atractivo del porteño municipio tamaulipeco y ejemplo de calidad a nivel mundial.
Partes principales de un barco
1- Chimenea: salida de los gases de escape producidos por la combustión de los motores.
2- Popa: es la zona posterior de la embarcación, aquí se encuentra ubicado el espejo.
3- Helice: es la parte del barco que le da propulsión, movida generalmente por un motor de combustión; debido a las formas de sus palas crea el empuje necesario. Detrás de ella se encuentra ubicado el timón que le da gobierno al buque y el cual aprovecha la corriente generada por la hélice para una mayor eficiencia.
4- Babor: es la zona que, visto el barco desde la popa, es la izquierda. El área de estribor
es la parte derecha.
5- Ancla: se utiliza para fondear la embarcación; se lanza con una cadena para luego poder subirla.
6- Bulbo de proa: se utiliza para disminuir la altura de ola que se produce al navegar a cierta velocidad.
7- Proa: es la parte delantera de la embarcación, la que rompe el agua durante la navegación.
8- Cubierta: cada una de las superficies que dividen horizontalmente a la embarcación.
9- Superestructura es la parte superior de la nave elevada a un mayor plano.