El Senador Samuel García presenta
en entrevista con Hora Cero su tercer libro:
—¿Para quién escribiste este libro? ¿Quién te interesa que lo lea?
Lo escribí para Nuevo León. Cualquiera lo puede leer, por eso decidí incluir un poco de mi vida personal: mi papá viene de un rancho en Tamaulipas, mi mamá de una familia de comerciantes de mucha tradición aquí en Monterrey.
Este libro lo puede leer cualquier persona interesada en el futuro de nuestro estado. En él presento una visión de cómo Nuevo León puede enfrentar las consecuencias de la pandemia, la reactivación económica pos COVID-19, la renegociación del convenio fiscal, una nueva Constitución y los proyectos esenciales de infraestructura y políticas públicas para sacar adelante a Nuevo León.
—Entonces, ¿qué tiene que hacer Nuevo León frente a la pandemia?
No hay varitas mágicas para resolver problemas complejos. Pero en este caso sí tenemos una gran herramienta para que Nuevo León pueda salir adelante con sus propios medios: yo firmemente creo que la única solución real para que el estado salga adelante es replantear o renegociar el convenio fiscal, porque por más ideas, por más proyectos, sobre todo los de infraestructura que urgen, si no hay dinero, todo va a quedar en letra muerta.
La coordinación fiscal en México prácticamente no ha cambiado desde 1978, cuando se estableció el Sistema Nacional de Coordinación Fiscal. Lo que ha pasado desde entonces es que la mayor parte de las facultades para recaudar y distribuir recursos las ha ido absorbiendo el gobierno federal, mientras que las entidades federativas se han hecho cada vez más dependientes de las participaciones federales, aún cuando hay estados que recaudan mucho más de lo que reciben, como es el caso de Nuevo León. ¿Cuál es el problema en pocas palabras? Que el dinero y las decisiones sobre qué hacer con él dinero de cada estado se han concentrado cada vez más en el gobierno federal, y en particular en las decisiones del presidente. Y que a los estados que más producen, se les regresa cada vez menos recursos.
—¿Pero sí es posible la renegociación del convenio fiscal? ¿Nuevo León lo puede hacer?
Se necesita convocar a una nueva Convención Nacional Hacendaria en la que estén los tres órdenes de gobierno. Que ahí municipios, estados y gobierno federal digan qué necesitan y cuáles son sus fortalezas en ingreso, gasto, coordinación, deuda, patrimonio, transparencia, rendición de cuentas y combate a la corrupción.
En el Senado soy Presidente de la Comisión de Federalismo y Desarrollo Municipal y desde ahí hemos insistido en la necesidad de esta convocatoria. Es enteramente posible porque están dadas las condiciones políticas, jurídicas, tecnológicas, administrativas y financieras para que suceda.
Hay condiciones políticas porque son 18 estados los que aportan más de lo que reciben del gobierno federal y ya van 10 gobernadores que se pronuncian a favor de un nuevo convenio fiscal. Hay condiciones jurídicas porque están previstas sus modificaciones en el convenio y en la constitución, en el artículo 124. Ya tenemos la tecnología para hacer lo que que no se podía hacer en los setentas, cuando se hizo el convenio: para hacer la contabilidad, para cruzar datos en tiempo real entre estados y con el SAT. Desde el 2013 las auditorías, devoluciones, cobros y notificaciones son electrónicas: entonces también hay viabilidad tecnológica y administrativa. Y lo más importante, en el caso de Nuevo León, es que hay viabilidad financiera: Nuevo León recauda casi el 10% de los ingresos tributarios federales, el centro tiene mucho qué perder si no quiere negociar un nuevo convenio y Nuevo León tiene mucho qué ganar si hay un nuevo convenio o si nos salimos del convenio por completo.
—Si los recursos que produce Nuevo León se quedarán en el estado, tal y como se plantea en el libro, ¿Qué se podría lograr en nuestro estado? ¿Cuál es nuestro potencial?
En medio de esta crisis económica por el COVID-19, saldríamos ganando. Miren, en 2020 nos llegaron 76 mil mdp, pero en 2021 nos va a ir peor, pues nos van llegar solo 71 mil mdp, o sea, por cada peso que damos nos regresarán solo 15 centavos. Cada año nos reducen más. Si renegociamos, por lo menos, estamos hablando de 118 mil millones de pesos extra por año, dinero con el cual crecería nuestro potencial y se atenderían los sectores en los que el estado es pobre y deficiente, como ha sido lo que más nos ha pegado: salud, seguridad y empleo. Además, con estos recursos podríamos enfrentar la deuda.
Ninguna empresa, ninguna persona podría salir adelante si le quitan el 85 % de lo que produce. Entonces, lo primero que tiene que hacer Nuevo León es lograr un nuevo convenio fiscal, lo que además le ayudaría a todos los estados del país, porque todos tendrían más dinero para salir de la crisis; y si no se logra un convenio más justo, poner sobre la mesa salir del convenio fiscal actual.
La otra pieza necesaria es tener un proyecto de desarrollo que no se acabe con un sexenio y que nos permita depender cada vez menos del Gobierno federal. Lo primero es blindar que Nuevo León tenga dinero suficiente y que los planes de desarrollo los tenga que obedecer el gobernante en turno, sin importar criterios políticos o de partido: para eso necesitamos una nueva Constitución.
—¿Cuáles son los proyectos específicos que serían posibles?
Además de la Nueva Constitución, hay por lo menos once proyectos de infraestructura que podrían completarse en el mediano plazo y que serían clave para que Nuevo León salga adelante.
Tener un Centro Logístico del Norte que incluya aeropuerto, vías carreteras y férreas. Lo que tiraron a la basura cuando cancelaron el aeropuerto de Texcoco lo podemos hacer realidad en Nuevo León.
Necesitamos repensar nuestra idea de desarrollo para no dejar atrás lo más básico: tener un plan hídrico que incluya nuevas presas y contemple el reúso y el reciclaje del agua, porque ese será el gran recurso que nos puede faltar en el futuro.
Tenemos que tener una agencia de calidad del aire que nos permita combatir la contaminación que está envenenando a Nuevo León y que mata hasta a 5 mil personas cada año.
Tenemos que repensar Monterrey como una gran ciudad metropolitana: reestructurar el transporte público y que la gente tenga mejores alternativas para bajarse del carro; Dos o hasta tres nuevas líneas del metro; un tren suburbano y un tren rápido transfronterizo, que vaya de Monterrey a San Antonio; todo esto como parte de un Sistema Integral de Tránsito Metropolitano y con una visión de Nuevo León a 20 o 30 años.
Un Gran Parque Nuevo León, que sería un espacio público gratuito para Monterrey y San Nicolás.
Cerrar la pinza de una nueva estrategia de seguridad, que además de incluir espacios públicos y una nueva visión de ciudad, recupere Fuerza Civil, complete la policía regia, y adopte le dé prioridad a la profesionalización.
A los gobiernos que ha tenido Nuevo León, con algunas excepciones notables, no les ha faltado solo recursos: también les ha faltado imaginación y compromiso. Nos tenemos que atrever imaginar un nuevo Nuevo León
—Renegociar el convenio de coordinación fiscal y lo demás que se propone en el libro, ¿aplica solo para Nuevo León?
Igual que Nuevo León, hay otros 17 estados de la República que no reciben un trato justo por parte de la Federación, pues les dan menos de lo que aportan. En este sentido, el contenido del libro también podría ser utilizado por otros estados. La base es similar, los principios son perfectamente aplicables, solo habría que adecuar los proyectos a las necesidades particulares de cada estado.
—Estás presentando tu tercer libro, has presumido que tienes doctorados. Pero también se dice que eres muy joven todavía, ¿crees que estás preparado para ser gobernador?
Me preparé para ser abogado y financiero, me especialicé en derecho fiscal, también estudié políticas públicas. No soy político, llegué a la política por accidente, y ya también tengo experiencia en dos campañas y cinco años como legislador. Pero entiendo que todo esto no es suficiente para saber gobernar.
Creo que es tan importante lo aprendido en la escuela como lo que se vive fuera de ella. La vida me ha enseñado la importancia de la familia, las dificultades para sacar adelante una empresa, lo que ha vivido mucha gente enfrentando la inseguridad en carne propia. Como diputado local, como senador y en Movimiento Ciudadano, he aprendido mucho de mis compañeros y compañeras que tienen una larga trayectoria en la política, como Dante Delgado, o que han hecho un excelente trabajo en cargos ejecutivos, como Enrique Alfaro.
Estoy preparado porque sé que no se puede enfrentar nada sin hacerlo en colectivo y por eso formo parte de un proyecto en Nuevo León de personas de todas las edades, con todo tipo de experiencias y expertise. Comparto causas con compañeras y compañeros en todo el país.
—En todo el país se ha hablado de la posibilidad de formar un bloque contra Morena que incluya a todos los partidos de oposición, ¿crees que esto es necesario en Nuevo León?
Yo no lo veo así. Lo que se plantea en el libro y lo que he estado diciendo es que se necesita un gran proyecto por Nuevo León. Si nuestra prioridad es defender a Nuevo León, estoy seguro de que vamos a tener coincidencias. Los partidos están pensando en un TUCOM, Todos Unidos Contra Morena; yo creo que necesitamos un TUPON, Todos Unidos Por Nuevo León, y por eso está primero el proyecto: nuevo convenio fiscal, nueva Constitución y un gran plan de infraestructura y políticas públicas para salir de la crisis.
—¿Qué fue lo más valioso que aprendiste durante la cuarentena, en la pandemia?
Que a fin de cuentas, por más que platiques con la gente, por más que estés informado y trabajando en atender los problemas de Nuevo León, los políticos vivimos en una burbuja. Ahora durante la pandemia, la cuarentena y la sana distancia, quedó claro que los políticos tenemos privilegios a los que no tienen acceso la mayoría de personas y que es nuestra responsabilidad demostrar que trabajamos para la gente, en todo momento.
Desde que entré como diputado local, he donado mi sueldo para ayudar a causas en Nuevo León. Ahora durante la pandemia, lo dediqué para adquirir insumos para el personal de salud de clínicas y hospitales de nuestro estado, y para hogares de adultos mayores. El Insabi dejó sin tratamientos a niñas y niños con cáncer, por lo que también le entré a donar y a subastar mi carro para pagar tratamientos. Pude donar computadoras para que jóvenes de Nuevo León pudieran seguir estudiando.
Aprendí que no basta con defender a Nuevo León en el Senado y pelear contra los corruptos aquí y en el centro: hay que salir a atender necesidades inmediatas de la gente, y que a veces solo basta ese empujón para que las mismas personas se construyan sus propias oportunidades.
—¿Con qué quieres que se quede la gente que lea el libro?
Que conozcan un poco de quién es Samuel García, más allá de lo que han visto en internet o en las noticias. Que conozcan un poco más sobre la actualidad y los retos que enfrenta Nuevo León, además de lo que ellos viven todos los días. Que sepan que Nuevo León enfrenta grandes problemas, que requieren grandes soluciones, y que aquí hay un diagnóstico y un proyecto serio para Nuevo León frente a la pandemia. Que Nuevo León tiene todo para salir adelante, nos falta un Gobierno que no sea corrupto, que no mienta, que nos defienda y que no deje de trabajar: que realmente se parezca a la gente de Nuevo León.
Quiero que todos los que quieran el libro, lo puedan tener: pueden conseguirlo en nlfrentealapandemia.com o ir diréctamente a mi oficina, en Diego de Montemayor 1126, en la colonia centro de Monterrey.
Sinopsis
En esta obra, Samuel García exhibe el injusto trato que la Federación ha dispensado a Nuevo León por más de 40 años en cuanto a la repartición de los recursos públicos. El autor pone sobre la mesa la viabilidad jurídica, política, financiera, administrativa y tecnológica que tiene el estado para salirse del convenio fiscal.
También hace una sinopsis de la historia y de los valores que comparten los regiomontanos desde la fundación de su ciudad capital, lo cual lo lleva a entender la idiosincrasia de su gente no sin antes analizar la situación del estado frente a la pandemia del COVID-19. Además, sustenta la necesidad de generar un Proyecto de Estado, con un plan de trabajo definido, que permita resolver los diversos problemas de los neoloneses mediante 82 políticas publicas a implementar de manera urgente y top 12 de proyectos de inversión:
1. Nueva Constitución para Nuevo León.
2. Centro Logístico del Norte (hub aeroportuario, carretero y ferroviario).
3. Carretera Interserrana y la carretera La Gloria Colombia.
4. Plan Hídrico: nuevas presas, reúso y reciclaje del agua.
5. Reestructura del transporte. Nueva visión de la movilidad urbana integral.
6. Agencia de calidad del aire.
7. Gran Parque Nuevo León.
8. Refundar Fuerza Civil y completar la policía regia
9. Líneas 4 y 5 del Metro. Quizá hasta una 6.
10. Tren Rápido Monterrey – San Antonio.
11. Tren Suburbano de Pasajeros García – Pesquería.
12. Sistema Integral de Tránsito Metropolitano (SINTRAM) 2020. Este libro te permitirá descubrir el Siempre Ascendiendo de Nuevo León: el orgullo de ser de este norte.