Motivada por una pérdida familiar hace 24 años, Sandra Bustos inició su camino en la tanatología; disciplina integral que aborda todo lo relacionado con el fenómeno de la muerte en el ser humano.
Reforzándose con la psicología y pedagogía, pudo superar su tragedia y ese mismo camino la llevó a apoyar a otras personas que pasaron por la situación de perder a un hijo.
Actualmente acude a diversos hospitales y clínicas -tanto públicas como privadas- del área metropolitana de Monterrey para apoyar a los niños con cáncer y a sus madres, sector vulnerable que al día de hoy padece un desabasto de medicamentos.
“Con la situación de la pandemia del Coronavirus ha aumentado considerablemente mi trabajo y algo que si no he podido cumplir es el distanciamiento, porque hoy más que nunca tanto los pequeños como sus familiares necesitan el abrazo y apoyo de que todo estará bien”, sostuvo.
A su vez, de lunes a domingo junto al párroco Javier Lozano, quien venció la enfermedad dos veces, reciben en la Parroquia de Santa Engracia donativos que van desde pañales, artículos de primera necesidad, despensa y medicamentos.
PERDER A UN HIJO
“Durante este caminar hace cinco años perdí a un hijo. Su nombre era Jesús Guillermo Barrientos Bustos, conocido entre sus amigos como Memo, estudiaba en la Prepa Tec Campus Santa Catarina, le apasionaba el fútbol y era un aficionado incondicional de los Rayados de Monterrey.
“Transcurría un día normal en diciembre del 2014 cuando mi hijo sintió un piquete debajo de la ingle, pensando que se había desgarrado y al acercarse las fechas decembrinas no le tomó importancia, sin embargo, pocos días después la molestia se volvió insoportable por lo que fuimos a consultar y confirmaron que era un esguince”, recordó.
Iniciado el 2015 los dolores persistieron, por lo que su pediatra envió a “Memo” con un traumatólogo y tras la opinión de un médico cirujano, se le recomendó acudir a un oncólogo y semanas después le confirmaron que poseía un tumor maligno.
Sandra mencionó que antes del diagnóstico, su hijo y otros once jóvenes de la Parroquia aportaron ideas y pensamientos que contribuyeron a la creación del libro “Dios también está en tu cancha”, escrito por el director técnico multicampeón, Víctor Manuel Vucetich en colaboración con el padre Ricardo Garduño.
“Para atenuar un poco todo lo que estaba viviendo, cerraba los ojos y se visualizaba repitiendo su viaje a Roma, experiencia que lo marcó de por vida en la que incluso escuchó el sermón del Papa Francisco.
“Memo jamás perdió la esperanza y estaba preparado para enfrentar la batalla de su vida. La fe permaneció intacta, sin embargo, en su quinta ronda de quimioterapia una bacteria lo atacó, pudo superar la adversidad, pero inadvertidamente le aparecieron otros pequeños tumores”, detalló.
Relató que tanto sus amigos como familiares jamás lo dejaron solo, e inclusive las oraciones por su hijo fueron replicadas en la Basílica de Nuestra Señora de Lujan en Buenos Aires, el Santuario de Fátima de Portugal y la Catedral de Santiago de Compostela en España.
Desafortunadamente el 8 de septiembre del 2015, Día del Nacimiento de la Virgen María, “Memo” perdió la lucha contra el cáncer a los 16 años.
“El legado de Memo vivirá por siempre y su testimonio es contado por sus compañeros en las misiones. Jamás olvidaré su frase favorita: nunca pierdas la fe. Él creía fervientemente que sin ella no teníamos nada”, comentó de manera sollozante.
FUERZA MEMO
La muerte de su hijo provocó que Sandra creará la fundación “Fuerza MEMO”, la cual cuenta con más de 17 mil seguidores en Facebook y que busca apoyar a todos los niños con cáncer de Nuevo León que lo necesiten.
Destacó que los jóvenes comenzaron a realizar llaveros a mano como una terapia ocupacional, sin embargo, encontraron por esta vía que podían obtener dinero para solventar gastos.
Asimismo, mediante las campañas de recolección de taparroscas consiguen una vía alterna para pagar los tratamientos e inclusive lograron llenar una figura de corazón en el hospital Christus Muguerza
“Por decirlo así, Memo llegó a formar algo más grande, una fuerza enorme de voluntarios que no ha dejado de apoyar. Ahora con la cuestión de la pandemia ha aumentado la ayuda y me ha permitido impartir cursos de tanatología, apoyar a las mamás y llevarles desde la escucha hasta los artículos más indispensables.
“Últimamente hay demasiada gente foránea que llega a la Clínica 25 del IMSS. No te voy a mentir, por su nivel socioeconómico es muy difícil y yo trato de llegar a apoyarles en ese aspecto, porque a veces llegan con solo uno o dos cambios de ropa”, relató.
Sandra reveló que en sus visitas a hospitales lleva a una acompañante de nombre Matea, una “changuita” de peluche nombrada así por sus iniciales que significan: Miedo, Alegría, Tristeza, Enojo, Amor, las cuales son las bases emocionales del ser humano.
“Cuando yo llego con los niños y les digo que Matea tiene varias emociones, se llegan a identificar con ellas desde el momento que llegan al hospital, comenzando por lo que es la enfermedad en sí, hasta estar postrados en una cama.
“Más que todo, realizo esta actividad con ellos para hacer más llevadera su estancia y yo me encargo de proporcionarles los elementos necesarios para que no pierdan la sonrisa ni la esperanza”, remarcó.
VERLOS COMO NIÑOS SANOS
Al ser cuestionada sobre su sentir al estar frente a los niños con cáncer, Sandra detalló que no tiene problemas al visitarlos y contrario a muchas personas, no se atemoriza al verlos intubados, con canaletas o conectados a suero intravenoso.
“Lo que pasa es cuando yo voy a verlos, los veo sanos, nada de verlos enfermos. Les doy ese espacio en el que se puedan explayar y decir cómo se sienten, al mismo tiempo que no tengo miedo en acercarme a ellos.
“La verdad es que están ávidos de sentir que los traten como niños normales, ya que mientras estén ahí siguen siendo niños sanos y normales. Lo único que piden es que se acerquen a ellos, los toques y sientan afecto físico, porque la gente los llega a ver tan frágiles que su primer pensamiento es: ay no, los voy a lastimar, mejor no los toco”, resaltó.
Añadió que una de sus claves del éxito en su labor es verlos desde un principio como niños sanos, argumentando que siempre es importante visualizarlos con estima o respeto en lugar de lástima.
Entre una de sus anécdotas mencionó que cuando les pide una foto a sus madres, le envían las que le toman durante el tratamiento, a lo que Sandra las “regaña” y solicita una en la que estén “cómo son de verdad”.
“Ellos son tan sensibles que llegan a sentir cuando la gente va y se les quedan viendo de manera despectiva, y cuando lo perciben los niños me dicen que eso les molesta mucho, así como cuando les dicen la reciclada frase de: échenle ganas.
“Las palabras que a ellos les gusta escuchar es ¿Qué necesitas? ¿En qué te puedo ayudar? Créeme que definitivamente esas preguntas les cambian radicalmente el humor y les deja una sonrisa imborrable”, afirmó.
LA CRISIS DEL DESABASTO
Respecto al tema del desabasto de medicamentos a nivel nacional que ya rebasó el año de vigencia, resaltó que en toda su trayectoria jamás presenció que la problemática se agudizara en niveles tan exponenciales.
Al mismo tiempo, lamentó el hecho que las mamás tuvieran que protestar en diversos puntos como el Palacio de Gobierno, la Clínica 25, la delegación del IMSS o el Hospital Universitario con tal de ser escuchadas.
“Nunca en mis 24 años de experiencia había visto esto, los niños de la Clínica 25 siempre habían tenido su medicamento en tiempo y forma, a lo mucho lo difícil era conseguirle sus sueños, ya sea una fiesta, viajar a la playa o conocer a alguno de sus ídolos.
“Mientras que en el Hospital Universitario nos apoyaba mucho el Seguro Popular y como ya todos sabemos desapareció y fue sustituido por el INSABI. Se nos vino encima tanto trabajo y tenemos que ayudar a todos los niños en la entidad y por eso entiendo el enojo e impotencia de sus familiares”, explicó.
Señaló que a pesar de las adversidades admira la insistencia de las madres por que sus hijos reciban su tratamiento, aunque eso conlleva que se retrase la atención médica y pospongan sus sesiones.
Desafortunadamente durante la crisis confirmó que algunos de los niños perdieron la lucha contra el cáncer, situación que ve como un motivante para que los demás venzan la enfermedad en honor a sus compañeros.
“Tenemos que ponerle un alto a esta situación, pero tenemos que actuar. No vamos a estar esperando a que llegue la ayuda, ahí es donde nos corresponde empezar a movernos, si nos falta este u otro objeto hay que buscarle.
“Ha sido muy difícil, pero no podemos solo estar quejándonos y en cierta medida ese es mi acompañamiento, escuchar las historias de las mamás y brindar mi comprensión ante la situación tan difícil”, precisó.
NO SEAMOS INDIFERENTES
“Me gustaría que llegáramos a tomar un poco de conciencia y dejar de un lado el pensamiento de que no tenemos a nadie enfermo o que esté pasando por esta situación como para no sentir la más mínima empatía.
“Espero lleguemos a unirnos a estas personas que se las están viendo tan difíciles, hay muchas mamás que piden apoyo mediante loterías, compartir convocatorias de donación en redes sociales. De verdad hoy más que nunca hay que ser bien conscientes en poder ser donadores de sangre o plaquetas.
“Cuando pasan este tipo de circunstancias te das cuenta de que tan importante es porque piensas que nunca te va a tocar vivir esta situación. Les pido de todo corazón que no sean indiferentes ante el dolor y la pérdida, ojalá las personas que vean este mensaje puedan sumarse y apoyar a los pequeños”, concluyó.