La vida de un vaquero va más allá de portar sombrero, botas y montar a caballo. Es todo un estilo de vida que implica mucho trabajo y amor por la naturaleza.
El fotógrafo puertorriqueño Werner Segarra capturó momentos memorables de la vida de varias familias de los vaqueros de Sonora que ahora el público puede apreciar en 60 imágenes en la exposición: “Vaqueros de la Cruz del Diablo”, que se inauguró el pasado 12 de mayo en el Museo de Historia Mexicana.
La mayoría de la gente tiene un concepto de la figura del vaquero, que por lo regular coincide con la que el cine, especialmente el hollywoodense, ha mostrado desde hace décadas.
Durante un recorrido para medios de comunicación, Segarra confesó que la primera vez que acampó en Huásabas, en Sierra Alta de Sonora, se enamoró del lugar y empezó a tomar fotografías.
La Cruz del Diablo hace referencia a uno de los cañones naturales enclavados en el citado municipio. Es en este lugar donde se observa a los vaqueros que arrean el ganado por terrenos tan hermosos como imposibles de cabalgar.
“Cuando llegué ahí a los 14 años me enamoré de sitio y yo veía que (los vaqueros) trabajaban desde niños y veía como no se quejaban del trabajo, pues les encantaba salir.
“Y yo me pasaba en las milpas, en las montañas, a caballo y acampando con ellos más de 12 horas. La primera vez que acampé fueron 13 horas y luego me regalaron un caballo y no tenía ni montura”, recordó Werner.
Y a lo largo del tiempo, se involucró tanto con la comunidad, que después de revelar sus vrollos, regresaba con las postales y retratos para regalárselas.
“Por ejemplo, empecé con paisajes, y dije: no puedo enseñar solamente paisajes, tengo que enseñar el vaquero en su pueblo y entonces les tomaba fotos a ellos y luego mi esposa me sugirió que hiciera retratos de generaciones.
“Y empecé a fotografiar al abuelo, al hijo y su papá; después, entró la importancia de la mujer, así como la religión, pues es lo que mantiene estos pueblos unidos”, señaló.
Y en esta muestra representativa de 60 fotografías, Werner atrapa la atención del espectador y lo adentra en la vida cotidiana de los vaqueros y sus familias, su entorno, sus tradiciones en las tres secciones que fue dividida la serie de fotografías: El lugar, La faena y la gente.
“Lo más importante para mí, es que cada foto diga una historia, y que venga un niño de cinco años y que se haga su propia historia al ver las fotos”, expresó Segarra.
La historia de los vaqueros sonorenses se remonta al siglo XVI cuando llegaron al noreste de México los primeros ejemplares de ganado vacuno. Con la posterior presencia de los jesuitas en las riberas del río Yaqui inicio la actividad ganadera.
Esta conjunción de eventos detonó el surgimiento de un mundo que encontró arraigo en Sonora y de ahí se extendió a algunos estados de lo que hoy es el actual sur de Estados Unidos, pero que antes fue territorio de México.
El vaquero mexicano está presente y sobrevive en los estados de Sonora, Chihuahua, Coahuila y Tamaulipas, regiones ganaderas por excelencia.
“Vaqueros de la Cruz del Diablo”, se inauguró el pasado 12 de mayo y permanecerá en exhibición en el Museo de Historia Mexicana hasta el 15 de agosto.