Son las 6:40 de la tarde y con rapidez José Vela llega a su departamento en la colonia Tecnológico de Monterrey para guardar un cambio de ropa en su maleta. Tiene que apresurarse antes de que el sol caiga y la oscuridad junto al encerrado calor inunden su vivienda.
El trabajador de 35 años es uno de los miles de afectados por los cortes de energía eléctrica durante la reciente ola de calor. Su tragedia comenzó desde la noche del 15 de junio y lo que parecía sería solo un corte intermitente se convirtió en un prolongado pesar.
“El jueves (15 de junio) llegué con mi roomie de la lavandería y vimos todo apagado. Pensamos que solo era una falla de minutos porque un día antes también se había interrumpido la luz por un rato, peor no.
“Nos quedamos en el carro por un buen tiempo esperando que se restableciera, pero nunca llegó. Esa primera noche tuvimos que movernos a la media noche a pedirle campo a un amigo de la colonia Roma que amablemente nos aceptó en su casa“, aseveró.
Desde entonces, su rutina nocturna se convirtió en un peregrinar constante para buscar un lugar donde pasar la noche. Las alternativas: pedir asilo a amigos o rentar cuartos económicos de Airbnb, en los que ya había desembolsado casi 3 mil pesos.
“He tenido que pagar en cuartos de Airbnb, los tengo que pagar por día porque quiero pensar que la luz puede llegar en cualquier momento, pero hasta ahorita nada.
“Ya va más de la semana y solo el sábado vinieron unos trabajadores de la CFE para arreglar, pero no duró más que media hora el arreglo, todo tronó y nos volvimos a quedar sin luz. Desde entonces hemos hechos todos los vecinos reportes, pero no han venido“, mencionó.
El pronóstico del tiempo ya lo había advertido: una onda de calor histórica llegaría para fundir a la zona metropolitana de Monterrey con temperaturas que llegarían hasta los 47 grados centígrados, nada que un minisplit no solucionara con “su magia“ o, en su defecto, de los ventiladores convencionales.
Sin embargo, lo que nadie imaginó fue que la falta de mantenimiento a la red eléctrica no soportaría la acumulación excesiva de aparatos funcionando al mismo tiempo y terminaría por estallar, convirtiendo a miles de hogares de la mancha urbana en auténticos saunas inhabitables.
“Ya ni queremos luz para que se refresque, solo queremos quitar este calor en las casas, no se puede estar dentro más de cinco minutos el calor es tanto que te sofocas y te empiezas a empapar de sudor“, mencionó.
Un día, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho… y la cuenta sigue. El problema en algunos puntos de la ciudad se ha prolongado por la alta demanda del suministro y los desperfectos.
En un edificio de la calle Filósofos, en la zona del Tec, más de una semana sus habitantes se autoexiliaron de las viviendas por el intenso calor. Y aunque la buena noticia es que la luz ya regresó, la mala es que aún se registran apagones intermitentes.
El fantasma de los apagones aún deambula por las calles de la colonia, a pocos días de que apenas haya arrancado el verano y aún esté pendiente la llegada de la tan temida canícula.
BLOQUEOS Y PROTESTAS
Que los focos nuevamente se iluminaran en la zona del Tecnológico no fue producto de un milagro.
Como en otras partes de la zona conurbada, los colonos se vieron obligados a tomar la avenida Eugenio Garza Sada para exigir la presencia de la CFE, quien ya había acumulado decenas de reportes del lugar, pero no tenían fecha exacta de reparación.
Casi de manera simultánea, mientras los vecinos cerraban el tránsito en la vialidad, provocando caos vehicular, una cuadrilla de trabajadores acudió a la esquina de las calles Filósofos y Técnicos para realizar las reparaciones necesarias.
Los trabajos se prolongaron por horas hasta que finalmente “se hizo la luz“ para el beneplácito de los residentes, quienes volvieron del autoexilio nuevamente a sus moradas.
Lo ocurrido en el Tecnológico fue apenas una de los tantos bloqueos que se desataron en la ciudad con el afán de presionar a la CFE de restablecer la luz en diferentes puntos.
Ya lo adelantaban los alcaldes de Apodaca, César Garza; de Guadalupe, Cristina Díaz y de San Nicolás, Daniel Carrillo, en una rueda de prensa conjunta: la onda de calor pasó de ser una problema de salud para convertirse en una crisis de seguridad y de protección.
Y es que, la desesperación de los ciudadanos por recuperar el suministro derivó incluso en el “secuestro“ de personal de la CFE, tal y como lo declaró el edil apodaquense el pasado 21 de junio.
El munícipe declaró que se reportaron casos en los que los colonos cerraron el paso a las camionetas de la paraestatal y los obligaron a ir hasta sus domicilios con la intención de que restauren el servicio.
“Los propios trabajadores de la CFE están siendo víctimas de secuestro por parte de los vecinos que no los dejan salir o los detienen en las avenidas para llevarlos a sus colonias. Ellos nos manifiestan que no tienen transformadores para resolver la situación y esto ha ocasionado que en algunas colonias, particularmente de las zonas populares, permanezcan hasta cinco días sin el suministro de energía eléctrica.
“Hay una angustia grande porque la vida de los más vulnerables sí está siendo amenazada con las altas temperaturas y la falta de energía eléctrica. Es realmente angustian lo que hemos estado viendo, por eso pasó de ser un tema de servicios públicos a un tema de protección civil.
“Este calor aunado a la crisis de energía eléctrica amenaza la salud y la vida de los más vulnerables.
Los dichos del alcalde apodaquense fueron confirmados un día después por algunas cuentas de redes sociales en donde se informó sobre la aparente privación de la libertad de una unidad de la CFE en al colonia Valle de Huinalá en Apodaca para exigirles que arreglen el transformador que los dejó sin suministro desde días atrás.
“Vecinos de Valle de Huinalá en Apodaca secuestraron a una unidad de la CFE y le dijeron que de aquí no se van hasta que se arregle el transformador, cansados de los reportes y las reparaciones a medias hicieron esto, se comprometió el hogar a acabar hoy“, se podía leer en la publicación de @Apodaca_News en Twitter.
CURIOSAS MUERTES
Aunque no está comprobada su relación, durante la intensa ola de calor se vivió un fenómeno atípico en la entidad: el aumento en el número de muertes y, por consecuencia, la saturación del Servicio Médico Forense de Nuevo León.
De acuerdo con el vicefiscal, Luis Enrique Orozco, en una semana normal, se reciben en el anfiteatro cerca de 80 muertos, pero la cifra se disparó durante las altas temperaturas hasta los 250, lo que trajo una nueva crisis ante la imposibilidad de entregar los cuerpos a tiempo.
Se trató principalmente persona de la tercera edad, quienes, según los expertos, son uno de los grupos más propensos a sufrir golpes de calor.