Ante el auge de las tecnologías de la información, en los últimos años han surgido en México dos nuevas amenazas para los internautas: la violencia digital y la falta de ciberseguridad.
Con el fin de concientizar sobre ambos temas, Olimpia Coral Melo Cruz, fundadora del Frente Nacional Para la Sororidad y principal promotora de la “Ley Olimpia”, profundizó de estas problemáticas que se han acrecentado.
Durante el ciclo de conferencias virtuales de la Semana de la Privacidad organizada por la Comisión de Transparencia y Acceso a la Información del Estado de Nuevo León (COTAI), la activista reafirmó que a nivel nacional existe una carencia de educación y seguridad cibernética, especialmente contra el género femenino.
En un inicio, aclaró que compartir contenido erótico o sexual con consentimiento no es un delito, sin embargo, al difundirlo sin autorización es cuando este se convierte en una transgresión.
“Nadie está exento de sufrir violencia digital, mientras los hombres son en su mayoría víctima de delitos cibernéticos como fraudes, robo de cuentas o extorsiones, las mujeres tendemos desproporcionadamente a ser víctimas en actos de exposición pública o contenido íntimo.
“Hemos sido más de 9 millones de mujeres las que han sufrido algún tipo de violencia digital, de los cuales más del 55 por ciento de los agresores identificados fueron hombres”, precisó.
Añadió que, tras sufrir ataques digitales, las mujeres suelen desarrollar enojo, desconfianza, inseguridad, miedo y frustración hacia el género masculino, aunado a daños psicológicos y emocionales por el daño a su reputación.
“Como sociedad tenemos que crear conciencia de los daños que causan el acoso y hostigamiento, amenazas, insultos o vulneración de contenido sexual a través del Internet.
“Debemos entender que el respeto a la vida privada e intimidad deben ser valores fundamentales del ser humano. Casos como el mío son un precedente para combatir la violencia digital”, remarcó.
¿QUÉ ES LA VIOLENCIA DIGITAL?
“Hasta hace apenas dos años se le reconoció una definición en el marco de la Ley de Acceso a las Mujeres a una Vida Libre de Violencia. Son aquellos actos de que se realizan en los espacios digitales con el fin de dañar la intimidad, privacidad y vida digna de los afectados”, comentó.
Entre los diferentes delitos se encuentran: fraudes, suplantación de identidad, difusión y promoción de contenido íntimo, extorsión y la trata virtual con fines de explotación sexual.
Destacó que cuando las mujeres son las implicadas, detonan condiciones como la “hipersexualización” que agravian la percepción de una misma sobre sí e incrementan los ataques.
“Más allá de datos, explicaciones y definiciones, la violencia digital debe verse desde una perspectiva de género. Las mujeres que estamos metidas en el activismo y militancia feminista vemos el mundo con otros ojos.
“Cuando era pequeña no me daba cuenta, pero ahora que salgo a las calles observo como abundan decenas de publicidad sexista donde cosifican los cuerpos femeninos para vender productos”, añadió.
Señaló que frases y pensamientos como “el hombre es sexual por naturaleza o calladita te ves más bonita” propiciaron combatir la violencia sistemática y derivaron en protestas y manifestaciones tanto en presencial como virtual.
“No es el mismo impacto que se tiene hacía una víctima mujer que cuando el perjudicado es un hombre. No es de extrañarse que cuando exhiben al agresor muchos optan por primero cuestionar si no están difamando al personaje o cómo vestía la mujer violentada”, aclaró
Respecto a la sexualidad online, expuso que uno de los mayores tabúes es el referente al “sexting”, definido como el intercambio de contenido erótico y sexual con consentimiento.
Ante las dudas, Melo Cruz reiteró tajantemente que esta práctica no es un delito, sin embargo, reconoció que es extremadamente peligroso debido a las pocas garantías entre los participantes de no compartir el contenido.
“Hay que tener prevención y explicar que cuando se realiza el sexting hay un tercero inmiscuido que es el espacio digital. Al tener sexo por Internet, la culpa no es de quien ejerce su sexualidad, confía o ama. La culpa es de quien difunde o produce material sin su consentimiento”, precisó.
Asimismo, reveló que ante el encierro derivado por la pandemia del Coronavirus se ha incrementado hasta en un 200 por ciento el uso de las herramientas digitales para vivir la sexualidad.
“Hoy la digitalidad es parte de nuestra vida, el panorama va más allá de la protección de los sujetos obligados y debemos consolidar el tener una costumbre de la dignidad digital hacia nuestra privacidad e intimidad”, afirmó.
NECESIDAD DE EDUCACIÓN DIGITAL
“Somos alrededor de 87.9 millones de internautas en México, es uno de los países con mayor acceso a Internet, pero poco acceso a la educación digital y ciberseguridad.
“Ahora en tiempos de Covid-19 se les están entregando a niños y adolescentes dispositivos inteligentes para seguir con sus clases en línea. Se les da la tecnología, pero no les enseñan a dominarla, ni siquiera cuestiones tan básicas como apagar el Bluetooth”, detalló.
Destacó que las mujeres son el principal grupo al que deben concientizar sobre la seguridad cibernética, de quienes admitió son más susceptibles a caer en el discurso de “consentimiento manipulado”.
“Es muy común escuchar que si el amor romántico o que le debes dar la prueba de amor a tu pareja. Al final del día, la cultura porno les ha enseñado a valer por cómo se ven físicamente y no como personas con derechos que deben ser respetadas”, agregó.
A su vez, mencionó que ante el efecto de “colonización digital” los internautas se sienten libres comunicándose entre sí, cuando en realidad las plataformas digitales son las verdaderas ganadoras con la obtención de información.
“En el mejor de los casos, lo único que pueden ganar es mayor publicidad ante el espacio digital, venderles nuestros datos a las empresas y que estas nos anuncien constantemente sus productos.
“El robo de datos es el menor de los males que muchas mujeres sufren en cuanto a violencia digital. La difusión de contenido íntimo o sexual sin consentimiento las puede llevar a la humillación virtual y en el peor de los casos, muchas se suicidan”, relató.
Para finalizar, Melo Cruz reafirmó que aunque persiste el desafió por lograr una educación digital plena, uno de los principales objetivos a lograr es quitar el estigma de culpar a las mujeres por la filtración de su contenido.