Marissa Dueñas siempre tuvo interés por los asuntos del planeta, así que se matriculó en la Facultad de Ciencias de la Tierra de la UANL. Al concluir sus estudios, se quedó con una duda: ¿cómo tratar la tierra devastada por el hombre?
Ella es la primera egresada de la Maestría en Restauración Ecológica por la Facultad de Ciencias Forestales (FCF) de la UANL.
“Yo inicié mi licenciatura en la Facultad de Ciencias de la Tierra, como Ingeniero Geólogo Ambiental. Fui la última generación con ese título.
“Ahí inició mi inquietud por la maestría porque me enseñaron cómo encontrar los minerales, extraerlos y trabajarlos a través de las técnicas para lograrlo”, recordó.
Sin embargo, la estudiante se preguntaba qué pasaba en el proceso y después de trabajar con los minerales.
“Pero no me decían qué pasaba después, porque en esa área ya espanté animales, ya quité árboles. Me decían que eso no lo hacíamos nosotros”, señala la egresada.
Pasaron los años y Dueñas se avecindó en Monterrey, en donde encontró una ciudad contaminada y carente de árboles. Llegó a un acuerdo con la empresa en donde trabajaba para continuar con su maestría.
“Mi objetivo era encontrar cómo reparar lo que ya había sido dañado por la minería. Así me acerqué a Ciencias Forestales.
“Hablé con la doctora Marisela Pando. Y se dio justamente que lo yo estaba buscando era la nueva Maestría en Restauración Ecológica; arreglar áreas que fueron afectadas por el hombre o por mismas acciones naturales. Pero yo estaba más centrada en acciones antropológicas”, detalla.
Su llegada a la FCF fue toda una novedad en su vida, tanto que para el tercer semestre, Dueñas realizó el curso en Madrid como estudiante de intercambio.
“La Facultad de Ciencias Forestales es muy diferente a lo que yo estudié en la licenciatura. Nosotros decimos en Ciencias de las Tierra que estudiamos del suelo para abajo y el pasado de la tierra; y en Ciencias Forestales es del suelo para arriba”.
“Fue un poco complicado aprender nuevos términos, nuevas cosas, pero era lo que yo quería. Estuve un año y medio aquí en la maestría porque en ella es obligatorio que en tercer semestre te vayas a estudiar en el extranjero.
“Estuve estudiando en España en la Universidad Politécnica de Madrid. Creces tanto profesional como personalmente, porque puedes viajar y aprender otras formas de educación, nuevas técnicas en la restauración”, explica.
Señala que el concepto de restauración ecológica es algo nuevo en nuestro país. Prácticamente, se asiste un área degradada por el hombre o la naturaleza, en donde se trata de recuperar a su estado original.
Todo lo que se perdió, ya sea flora, fauna o servicios ambientales, los ingenieros ayudan al ecosistema a que regenere esos servicios.
“La misma naturaleza es muy resiliente. Al no darle alguna alteración o disturbio, la misma naturaleza vuelve a regenerarse, aunque muy lentamente.
“En estos momentos que la población ha aumentado, necesitamos obtener esos servicios para satisfacer nuestras necesidades como es la madera de los árboles, el agua, al igual y el mismo suelo para sacar los minerales y para ello se tienen que quitar hectáreas de árboles”, menciona.
La necesidad del nivel de vida actual obliga a que el hombre busque soluciones que sean amigables para el ecosistema.
Ahora mismo está por egresar la segunda generación de la maestría; son dos mujeres.
“No sé a qué se deba que la mayoría de los alumnos para esta maestría seamos mujeres. Me da satisfacción saber que la mujer está agarrando un área, se preocupa por el ecosistema, por la sociedad y nuestro futuro.
“Tal vez en este país la mujer se tiene que esforzar un poquito más en el trabajo, sacar el carácter para poder ganarse ese lugar. Y creo que en ello estamos luchando mis compañeras y yo en un área donde la mayoría son hombres”, advierte.
El haber contado con un reducido número de compañeros en el aula hizo que todas las asignaturas fueran aplicadas casi de manera personal.
“Por ejemplo, en licenciatura, una salida a campo es ir todos arriba de un camión. Acá en la maestría las salidas a campo eran más personalizadas, los profesores que ya cuentan con alguna empresa en restauración ecológica te contaban su experiencia de qué hacer, qué no hacer, para que tú te hicieras una propia idea del camino”, explica.
De pronto el ser humano ha perdido el contacto con sus áreas naturales e ignora a la naturaleza para conseguir lo que desea.
“Si estás interesado en aportar tu granito de arena en el medio ambiente, recomiendo esta maestría. Cumple con ambos lados, científico e investigación, y ya en campo”, concluye Dueñas Peña.