
En una vieja película mexicana, el cómico Cantinflas, bajo el camuflaje de un soldado japonés, hace reverencias para integrarse al batallón oriental, intenta torpemente comer con palillos y finalmente se delata ante la sorpresa de un arroz blanco y sin condimentos: “¿me pasas la salsa de chile?”.
Los tiempos han cambiado a 70 años de aquella película (“Un día con el diablo”), y muchas costumbres se han globalizado. Sin embargo “lo japonés”, que ahora parece tan familiar en el mundo, entre restaurantes, grupos de turistas y formas de entretenimiento, sigue generando asombro para muchos extranjeros.
¿Cómo es que son tan educados y hacen ruido al comer? ¿Qué significa ser puntual en este país? ¿Cuántos grados hay que inclinarse para saludar y agradecer? ¿Cómo balancear el pudor, la tradición y la tecnología al ingresar a un baño japonés?
Entre muchos otros rasgos que definen a esta sociedad, presentamos aquí:
12 costumbres japonesas que sorprenden a los extranjeros
REVERENCIAS ¿CUÁNTOS GRADOS SON SUFICIENTES?
Los españoles y latinoamericanos están acostumbrados a saludarse de mano, abrazarse o besarse, incluso desde el momento en que se conocen. ¿Qué hacer ante un japonés? Una reverencia puede servir para éstas y muchas otras ocasiones.
El grado de inclinación de la cabeza o el cuerpo, pueden expresar también la intención de respeto (15°); bienvenida a los clientes de un negocio o a los oyentes de un discurso (45°); profundo agradecimiento o disculpa, así como despedida a personas importantes (75°).
Ante faltas graves, existe la posición conocida como “dogeza” en la que hay que hincarse y bajar la frente hasta el suelo para reconocer los errores y suplicar por el perdón de los ofendidos. Esto es, por ejemplo, lo que tuvo que hacer ante la sociedad japonesa el presidente de la compañía eléctrica TEPCO, responsable de la planta nuclear que hasta ahora ha ocasionado graves daños en Fukushima, tras el gran terremoto del este de Japón en el año 2011.
La cantidad de dinero en efectivo que la gente encontró y devolvió en un año a la Policía de Tokio fue de casi 30 millones de dólares. Alrededor de 75 por ciento de los recursos retornó a sus dueños, mientras que el resto no fue reclamado.
HONESTIDAD: LO TUYO ES TUYO
Otro detalle que sorprende a los extranjeros es la honestidad. Los visitantes que llegan a perder su pasaporte, dinero, documentos o equipos fotográficos en Japón, tienen altas probabilidades de encontrar sus pertenencias. Y no faltará un funcionario con guantes que las custodie dentro de un estuche especial para devolverlas de manera delicada y cuidadosa a su dueño.
La gente suele olvidar miles de objetos en los trenes y estaciones a diario, pero es común que otros usuarios las rescaten para entregarlas en la oficina correspondiente de “objetos perdidos y encontrados”. En el año 2013, por ejemplo, la cantidad de dinero en efectivo que la gente encontró y devolvió al Centro de “Perdidos y encontrados” de la Policía de Tokio fue de casi 30 millones de dólares. De esta cantidad, alrededor de 75 por ciento de los recursos se devolvió a sus dueños, mientras que el resto no fue reclamado.
Las cifras suelen repetirse año con año, y se unen a miles de objetos de valor como teléfonos, equipos electrónicos, deportivos, etc. Hay quienes atribuyen este sentido de la honestidad a cierta mística de que todo tiene un dueño inalterable, y la policía argumenta que la población actúa con la conciencia de que puede evitarles una preocupación a otros.
LOS BAÑOS JAPONESES: TRADICIÓN Y TECNOLOGÍA MODERNA
En Japón, es popular el uso de los antiguos baños de aguas termales, llamados “onsen”, donde, curiosamente, el pudor se pierde y la gente acostumbra desnudarse públicamente, sin problemas. También se encuentran baños públicos o “sento”, siguiendo antiguos rituales de purificación del budismo. Por otra parte, en las casas, toda la familia suele compartir el agua caliente de su tina “ofuro”, para relajarse al final del día.
En cuanto a servicios sanitarios, en este país se produce todo tipo de modelos. Aún se ven sanitarios al viejo estilo japonés, parecidos a una letrina, a nivel del piso. Son comunes también los que tienen, por el contraste, un diseño vanguardista, y un menú de funciones que regulan la temperatura del asiento, asean las partes íntimas, producen aromas y sonidos o marcan la hora. Además, son ecológicos.
Adicionalmente, los sanitarios en Japón son ecológicos, ya que sobre el tanque se adapta un lavabo que permite que cada descarga de agua sirva para las manos. Esto ha logrado reducir la cantidad de agua en cada descarga, de más de 20 litros en los años 60, a unos 3.8 litros en los modelos más modernos de inodoros.
LA LIMPIEZA: EN TODO Y ANTE TODO
Japón está entre los países que más producen desechos en el mundo. Según diversos cálculos, solamente en Tokio se generan 12 mil 500 toneladas diarias de basura. Sin embargo, para muchos visitantes la gran sorpresa es encontrar un país limpio, donde no se despiden malos olores y es raro ver moscas.
Desde la educación inicial, los niños se acostumbran a limpiar sus escuelas. Incluso en los comedores universitarios, tanto el rector como profesores y estudiantes colaboran regularmente en la recolección y lavado de los platos. Por las calles, la gente suele llevar recipientes especiales para limpiar la suciedad de sus mascotas. También recoge su basura luego de pasear en parques y áreas públicas. Los pobladores reciben manuales de hasta 30 páginas para el reciclaje y organización de sus desechos cotidianos.
Los trenes, además de puntuales, arrancan siempre pulcros gracias al trabajo intenso de raudas cuadrillas de mantenimiento.
Este ritual de la limpieza es considerado como un placer ligado a la hospitalidad. El famoso término japonés “omotenashi”, tiene un profundo significado y los inspira a hacer sentir bien a los demás, o a seguir un dicho popular: “los pájaros que se van no dejan sucio su lugar”.
LAS INGENIOSAS FORMAS DE ENFRENTAR EL FRÍO EN JAPÓN
¿Cómo enfrentar el frío en este archipiélago de climas extremos? Igual que en otros aspectos de la vida japonesa, se pueden encontrar desde las formas más tradicionales de producir calor con medios naturales, hasta sofisticados y modernos aparatos.
En los hogares es común ponderar las mesas centrales que se ocupan para comer y trabajar, equipadas con una manta y un sistema de calentador llamado “kotatsu”.
Además, la gente suele llevar un pequeño sobre en el bolso del abrigo, pegado a una prenda de ropa o incluso entre los zapatos. Se llama “kairo” y es probablemente una de las mayores novedades que los extranjeros encuentran en este país.
Originalmente se llegó a usar un sistema llamado “onjaku”, calendando piedras que se metían en la ropa. Este sistema fue evolucionando hasta las formas de calor a través de catálisis de una combinación de bencina y platino. Normalmente el “kairo” es como un sobre pequeño que podría parecer una bolsa de té. Cuando se saca de su envoltura, hay una reacción de los elementos al contacto con el aire y empieza a producir calor. Puede alcanzar una temperatura de hasta 70 grados y el calor dura de 10 a 24 horas. Se usa una vez y se desecha. Existen sobres para llevar entre las manos, o algunos que se pueden adherir a la ropa para calentar partes específicas del cuerpo, como el estómago, la espalda o las piernas. Para los japoneses, es uno de tantos pequeños grandes inventos que hacen la vida más práctica.
ANTES DE ENTRAR A UN ESPACIO JAPONÉS… ¡LOS ZAPATOS!
En este país, al entrar a la casa, a la oficina, templos o espacios públicos, es normal andar descalzo o solamente con medias o pantuflas. Cuando un extranjero pregunta a los japoneses: ¿por qué se quitan los zapatos?, puede esperar como respuesta un natural: ¿y por qué ustedes no lo hacen?
Mucha gente no tiene una explicación concreta, simplemente sigue las normas sociales. Existen algunas versiones de que el clima húmedo de la isla o los pisos mojados solían causar problemas en los pies, por eso se empezó a tomar esta medida de higiene y salud.
Quitarse los zapatos puede ser también necesario en los consultorios médicos, ciertos bares y restaurantes, templos y lugares turísticos. La costumbre también se puede alterar ante la tentación de algún turista de retirar a la salida de los templos calzado más atractivo que el propio, o los despistes de quienes salen de beber y no atinan a encontrar su par de zapatos a la salida del bar.
JAPÓN ES UN PAÍS TAN CARO Y SIN EMBARGO…
Japón es uno de los países más caros del mundo. Hay productos y servicios muy costosos, pero al mismo tiempo muchas cosas son gratuitas. El uso de los baños limpios y bien equipados en cualquier lugar, los pañuelos faciales que se reparten con publicidad, el agua en los restaurantes… no cuestan nada.
Además hay paseos en bicicleta, caballo, reparación de algunos aparatos, envolturas, pegamentos, bolígrafos en tiendas y oficinas… La gente usa lo que necesita, sin costo. Y entre lo que más gusta a los extranjeros: en Japón no hay que dejar propina
Igualmente, en las tiendas o gasolineras se suele dar un trato amable y de calidad a los clientes sin que los empleados esperen algo a cambio. Es ofensivo tratar de recompensarlos. Es su trabajo, y en este país, trabajar es también una sana costumbre.
LAS MASCARILLAS: EL ROSTRO OCULTO
¿Porque los japoneses usan comúnmente mascarillas quirúrgicas, barbijo o cubrebocas? Luego del gran sismo, tsunami y el accidente nuclear de marzo de 2011 en Japón, muchos corresponsales extranjeros pensaban que la gente tenía miedo a la radiación.
En realidad, en Japón usar máscaras es muy normal. Especialmente en el invierno, cuando son más comunes los resfriados, o al inicio de la primavera, porque mucha gente tiene alergia al polen. Son una medida de protección para quien las usa y también para los demás. Hay gran variedad de diseños y colores. En las farmacias, supermercados o tiendas de conveniencia se pueden encontrar máscaras de diferentes estilos: con aroma, con cara de animales o con gestos graciosos.
Las mascarillas se hicieron necesarias durante las épocas de epidemias en el siglo XX, y los japoneses se acostumbraron a su uso. Incluso, en la actualidad, muchas personas las utilizan para disimular la falta de maquillaje o para evitar comunicarse con los demás.
COMER: TRADICIÓN Y PLACER
Todos los países tienen una comida típica tradicional y hábitos especiales al comer. En Japón también hay costumbres únicas que a los extranjeros les pueden sorprender ¿por ejemplo? Comer pescado crudo, cortar carne con palillos o sorber ruidosamente los fideos, pueden ser de las prácticas más sorprendentes para muchos visitantes.
El uso de los palillos que ahora es conocido en muchos lugares del mundo, especialmente por la apertura de restaurantes de comida oriental, es una tradición antigua, ahora conocida en el mundo, pero para la que se necesita destreza especial, puesto que sirven para tomar y hasta para cortar la comida.
Sorber los fideos es también común para los japoneses, que de esta forma disfrutan más el olor y sabor de la comida. Existen teorías científicas que relacionan la aspiración con la degustación, aunque muchos japoneses simplemente lo hacen porque así los acostumbraron a expresar su placer ante el platillo.
¿POR QUÉ ES TAN IMPORTANTE LA COSTUMBRE DE INTERCAMBIAR TARJETAS?
Algunas investigaciones dicen que Japón es el país en el que más se usan las tarjetas de presentación, que en este idioma se conocen como “meishi”. En este país no es de confianza la persona que no revela su información al presentarse. Por eso es tan importante tener preparada la tarjeta en los momentos de conocer a alguien. La falta de este instrumento puede llegar a considerarse de mala educación. Para los negocios, podría ser fatal iniciar una relación sin tarjetas.
Existe además un protocolo especial a la hora de intercambiar tarjetas. Los tres aspectos más importantes en este intercambio son: preparar la tarjeta en las manos para hacer más rápido el saludo e intercambio; presentar la tarjeta propia por debajo de la del otro, como muestra de respeto; recibir la tarjeta con ambas manos, también por consideración al otro.
Esta práctica ha llenado el país de cartulinas, y ahora se enfrenta un desafío ecológico y a la digitalización de datos ¿se podrá modernizar esta costumbre?
OSHIBORI: HIGIENE Y CALIDEZ, SIEMPRE A LA MANO
¿Está listo para comer? ¿Se acaba de cortar el cabello? ¿Quiere refrescarse un poco en el avión? Los japoneses tienen una respuesta común para estas y muchas otras situaciones: una toallita húmeda.
Se llama “oshibori”, y suele estar húmeda, caliente o fría, o tener algún tipo de aroma o desinfectante. Se dice que antiguamente los viajeros llegaban cansados a lugares de reposo o alojamiento y por eso era común recibirlos con una toalla para limpiar sus pies y manos. La tradición se mantiene y actualmente se puede encontrar gran variedad de “oshibori”, que se producen de manera industrial, son desechables y llevan la marca de los negocios que los ofrecen a sus clientes. También hay todo un arte para presentarlos en diseños y formas atractivas en los restaurantes o posadas.
EL TIEMPO JAPONÉS
Japón es considerado entre los cinco países más puntuales del mundo. El tiempo define muchos de los rasgos de esta sociedad. La vida puede llegar a planearse cada momento y un retraso de un minuto en un tren llega a convertirse en un problema oficial.
Uno de los mayores accidentes de la historia ferroviaria de Japón, en el año 2005, se debió a que el conductor de un tren intentaba recuperar los 90 segundos que llevaba de retraso. El promedio anual de retraso del famoso tren bala suele ser de apenas unos 6 segundos. A las clases, las reuniones de trabajo, negocios e incluso las citas sociales, la gente suele llegar por lo menos con 5 minutos de anticipación. Hacer esperar a otros es muy mal visto y amerita reiteradas disculpas. Mientras en España y América Latina una sencilla frase al teléfono como “¡ya voy para allá!” o “¡ya estoy allí!” se interpreta de muchas formas, en Japón la precisión no permite esas ambigüedades… el tiempo es exacto… y es oro.
* Elaborado por alumnos de la Universidad de Estudios Internacionales de Kanda (KUIS) Japón: Karen Oami, Shiori Kashiwabara, Yuika Inoue, Tomoe Saito, Naruhiko Ito, Misako Ando, Mikiha Ito, Kana Nakamura, Ikumi Kyuzen, Haruka Chinone, Kaito Kochi. Silvia Lidia González (profesora).