Las recientes lluvias que llegaron a la región, si bien no representan una solución a la sequía que se vive desde hace meses, si es una tregua con las presas del Estado, o al menos con dos de ellas.
Y es que tanto en la Presa Rodrigo Gómez conocida como La Boca, así como en El Cuchillo Solidariadad, hubo un ligero incremento en los niveles de almacenamiento.
Mientras que en La Boca el pasado 1 de octubre se encontraba al 10 por ciento de su capacidad, para el 9 de octubre incrementó dos puntos porcentuales, pasando de 3.5 a 4.5 millones de metros cúbicos.
En El Cuchillo se habían reportado poco más de 471 millones de metros cúbicos y pasando el fin de semana del 6 al 8 de octubre se registró un nivel de 474 millones de metros cúbicos de los mil 1123 que le caben a ese embalse.
En Cerro Prieto no hubo mejoría, pues tuvo una disminución de medio millón de metros cúbicos comparado contra el 1 de octubre; actualmente se encuentra al 7.7 por ciento de su capacidad.
Por eso aunque no fue lo que se había pronosticado y lo que se esperaba para la ciudad, las recientes lluvias que llegaron a la región si son un mejoralito para mitigar la fuerte sequía que se vive desde hace meses en la zona, aseguran algunos ciudadanos.
Y es que si se retoman los pronósticos de las autoridades donde aseguraban que había una gran posibilidad de que llegara un huracán e inundara el centro de Monterrey, ver los acumulamientos de agua en algunas calles, ríos y presas fue un alivio para algunos.
Por varios días se anunciaron las torrenciales lluvias en todos los medios de comunicación y daban esperanza a las personas, sobre todo a aquellas quienes se ve duramente afectadas por los cortes de agua.
Incluso el pasado domingo 1 de octubre en la Presa de la Boca ciudadanos e integrantes del colectivo Agua Regia, hicieron una oración para que llegaran la lluvias a la entidad y se mejorara así el panorama desalentador de la sequía.
Lo anterior luego de protestar con playeras en color azul y simular una gota dentro del embalse en donde figuraron ser el vital líquido que lo llenaba.
Se llegó el jueves 5 de octubre y en los diferentes noticieros de la localidad salieron los expertos jefes del área de meteorología a dar los pronósticos para los siguientes tres días, se venía un aguacero.
Para medio día en algunas zonas el cielo se tornó gris y de manera aislada cayeron algunos chubascos.
Previamente, en algunos municipios, las cuadrillas de Servicios Públicos salieron a limpiar drenajes, y alcantarillas, para evitar inundaciones.
Pero llegada la tarde, el agua que cayó fue lo más cercano a un huracán, ciclón o lluvia torrencial que esperaba desde hace meses.
Las avenidas rápidamente se llenaron, los ríos como La Silla, en algunos tramos llegó hasta el 90 por ciento de su capacidad y en el Arroyo Seco también hubo un incremento considerable durante la tarde y noche de aquel jueves.
El panorama era alentador y desalentador a la vez, por un lado era la contestación de Dios a los rezos del domingo y un mejoralito para la sequía que parecía no terminar, por el otro una alarma para los riesgos que casi siempre acompañan a las lluvias como inundaciones, deslaves y otras situaciones más.
Las autoridades salieron a emitir recomendaciones: “si no es necesario que salga de su casa no lo haga”; y es que lo peor estaba por venir, al menos así lo presupuestaban.
En zonas como los arroyos, ríos, vados, y algunas arterias de la ciudad, los socorrieras estuvieron pendientes para auxiliar a los ciudadanos.
Comenzaron los comunicados de colegios y escuelas, en algunos no se suspendían las clases, en otros sí y aunque en la Secretaría de Educación no habían dado el día por las torrenciales lluvias que se avecinaban, por la noche salió el gobernador, Samuel García, a decir que sí se suspendían.
Mientras tanto los videos con calles llenas de agua y desperfectos comenzaron a circular en redes, como el del vagón del Metro en donde un usuario grabó como se introducía el vital líquido por el techo.
Los ríos retomaron los niveles que llevaban antes del inicio de la sequía, al menos por unas horas, pues all siguiente día, el viernes 6 de octubre, todo regresó a la normalidad.
Lo único bueno, para algunos, fue que las calles lucieron prácticamente vacías comparadas contra un día ordinario de entre semana, sobre todo con la tarde-noche del jueves cuando colapsaron las avenidas más importantes de la Mancha Urbana.
Se esperaba que todo el viernes 6 de octubre lloviera a cántaros, pero no fue así, incluso rápidamente bajaron los niveles de ríos como Santa Catarina y La Silla.
Y durante el transcurso de la mañana, volvieron los comunicados anunciando el reinicio de labores de manera vespertina, al menos para las escuelas, aunque muchos decidieron tomarse todo el día.
Los memes no se hicieron esperar, algunos aseguraban que era el puente que no hubo en septiembre con la Independencia de México, en otros se ponía venta el Arca de Noe que no fue utilizada para el diluvio pronosticado.
En otros más se cuestionaban si los expertos en meteorología aún tenían trabajo después de errar enormemente en los pronósticos.
Lo cierto es que para el domingo 8 de octubre llovió más que en viernes 6 y sábado 7, tal vez por eso en La Boca hubo un ligero incremento, sin dejar de lado los escurrimiento de la Sierra que hubo posterior a las lluvias del jueves.
La temperatura fue otra ‘mejora’ que trajo consigo la lluvia o el frente frío número cuatro, pues los grados celcius que estuvieron entre los 18 y 20, provocaron que muchos desempolvaran las chaquetas, abrigos y sudaderos.
Fue así como se vivió un fin de semana alentador en cuando a la falta de agua en la región, exagerado para muchos en cuanto a las medidas preventivas y las alertas y muy por debajo de las expectativas para otros más.
Los ciudadanos creyentes, aún siguen rezando para que la lluvia llegue a Nuevo León, pues cada vez los cortes de agua se vuelven más comunes en los hogares de los neoloneses.