Tras internar a su padre a causa de Covid-19, Luis Moncada se reunió junto a familiares que pasaban por una situación similar a fuera de la Clínica 17, ubicada en la calle Valentín Canalizo 2223A, en el municipio de Monterrey, para llevar palabras de aliento a los pacientes con Coronavirus.
Con pancartas en mano donde escribieron mensajes positivos, el grupo de no mas de 20 personas se paraba frente al hospital para hacerles saber a sus familiares que estaban ahí esperándolos.
Aunque Luis reconoce que no es una actividad nueva en el estado, decidió continuar con ella pese a que su padre perdió la batalla contra el Covid-19 el pasado 9 de febrero.
“El hermano Sergio es el Pastor, nos coordina y somos una agrupación chiquita, pero estamos continuando llevando mensajes a los hospitales, no es algo nuevo, pero a partir de lo que me sucedió nació algo que nunca imagine hacer y a parte de nuestros trabajos nos damos tiempo para poder hacer esto y es de corazón”, dijo.
“Esto inicio a partir de ver el dolor de las personas que sufríamos por un familiar que estaba adentro del hospital y sabemos que la gente tiene miedo salir por la pandemia y unirse a nosotros, pero decidimos hacerlo porque estamos pasando por un momento tan difícil”, agregó.
Luis explicó que su papá tuvo que ser internado en el Hospital al complicarse su situación mientras estaba siendo atendido en su casa, pero eso lo llevo a comprender el dolor de la demás gente que esta fuera de los hospitales.
“Ahí entendí que muchas personas están pasando la misma situación con sus papás, familiares y a uno se le quebranta el corazón y se dice ‘nunca imaginé que me pasara esto’ y hay mucha angustia y fue que comenzamos con las cadenas de oración, pero al verme ahí dije no, no solo es para mi papá es para la gente que están luchando por su vida”, afirmó.
Ahora Luis Moncada, dice que su padre lo ayudó a buscar su misión y continuará haciendo oración fuera de los Hospitales en donde se encuentren pacientes Covid, además de que también llevan comida a las personas esperan afuera, pues reconoce que cualquier familia que esta pasando por una situación así también pasa la pasa mal económicamente.
“Compartimos comida porque había momentos en que no traíamos dinero y comprendíamos que en un lonche y una coca se te van cien pesos fácilmente”, dijo.
Por otra parte, dijo que le da mucho gusto que en este momento estén bajando los casos de contagios y hospitalizaciones, y que haya menos gente en riesgo, sin embargo, le da tristeza pensar que si quizás su papá hubiera aguantado un poco más estaría formando parte de las estadísticas de recuperación.
“Pero creo que mi papá se murió en el máximo pico y luego las estadísticas fueron bajando, pero fue la voluntad de Dios y yo la acepto, pero mientras voy a continuar con la cadena de oración y seguiré con la misión de llevar la palabra de Dios en donde hay desesperanza”, dijo.
“A lo mejor las personas ya no verán la luz del día, pero queremos que se vayan con la esperanza de que ahí se encontraban las personas que los amaban.