El 16 de abril de 1994 la suerte no le sonrió a Patricia Elizabeth Jiménez Vázquez, la mujer que ingresó ilusionada al Hospital Metropolitano para dar a luz a su primogénita, pero a cambio salió sin bebé y sin matriz por motivos aún inexplicables.
Desde hace 19 años, ella visitó la tumba donde supuestamente se encontraban los restos de la pequeña que dio a luz y que murió dos días después, esa misma hija a la que ni siquiera pudo conocer por los efectos de la anestesia.
Sin embargo, cuando el deseo de convertirse en madre la volvió a inundar, un trámite de adopción evidenció las irregularidades de la que fue víctima en el Hospital Metropolitano, que desencadenaron la posibilidad de que su hija no haya muerto como se lo afirmaron médicos y familiares.
Como si se tratara de una historia de ciencia ficción, en los años recientes descubrió que el embarazo, parto y presunta muerte de su hija estuvieron plagados de desafortunadas coincidencias, que al día de hoy perturban las justificaciones dadas por las autoridades de salud.
“Los procedimientos hospitalarios desde hace muchos años, desde que el Hospital Metropolitano inició sus actividades en 1985, o sea ya hace 28 años, han sido muy similares hasta la fecha en cuanto a los protocolos de atención obstétrica y en cuanto a los procedimientos que se realizan para la entrega de cadáveres”, mencionó el doctor Marco Aníbal Rodríguez Vargas, titular de la Dirección de Hospitales de la Secretaría de Salud del Estado.
Ante la falta de un expediente clínico del caso de Jiménez Vázquez y su bebé para indagar las anomalías, las hipótesis se convierten en el único intento de saciar la sed de verdad.
De acuerdo a Rodríguez Vargas, al no contar con la documentación hospitalaria, ya que la Norma Oficial Mexicana marca que los archivos pasivos se depuran cada cinco años, no se puede hablar de realidades, sólo de escenarios probables.
“Esto pudiera haberse contestado fácilmente (los motivos de las anomalías en los certificados de nacimiento y defunción) si tuviéramos a la mano el expediente”, mencionó.
“En 2010 ella nos solicitó un resumen clínico o la documental clínica de su atención en aquel entonces; sin embargo el expediente que se generó por la atención de aquel año había sido depurado del hospital y no se pudo localizar”, agregó.
Y son precisamente estas justificaciones posibles los que hacen dudar más a Patricia, pues indicarían que desde su embarazo hasta el alumbramiento corrió con la peor suerte.
Cuando en 2009 Jiménez Vázquez, ahora de 37 años, intentó adoptar en Saltillo, Coahuila, lo primero que buscó fue comprobar que ya había sido madre biológica, pero que por complicaciones médicas había perdido el producto al nacer.
Fue así que comenzó a hurgar en el pasado y a descubrir las anomalías que impregnaron su parto en el Hospital Metropolitano.
Y es que las irregularidades se encuentran en varios documentos, por ejemplo los certificados de nacimiento y certificado de defunción, ambos expedidos por el nosocomio y entregados a la interesada por parte del departamento jurídico del Hospital Metropolitano.
En el primero no se tiene el nombre del recién nacido, no se cuenta con las huellas dactilares de la menor e indica que fue un producto de 28 semanas de gestación. Aunado a lo anterior, las fojas de dicho certificado nunca fueron entregadas a la Oficialía del Registro Civil, ni a la madre, ni a la Dirección General del Registro Nacional de Población y la Dirección General de Estadística.
En el segundo, expedido por la SSA y proporcionado por el Parque Funeral Guadalupe, se registró al recién nacido como Jiménez Vázquez, no se detallaron las días que estuvo con vida la niña ni el sexo, no aparece la hora de la muerte, no especifica los intervalos de enfermedad-muerte, no hay datos del informante, no está registrado ante el Registro Civil y se menciona que fue un producto de 36 semanas de gestación.
Entre las anomalías de los documentos resalta la contradicción por las semanas de gestación del producto, a lo que el doctor señaló que pudo tratarse de un error de cálculo.
“No estoy diciendo que sea real (su teoría), porque no tengo los documentos en mis manos, (pero) se debe a las fechas que la paciente inicialmente había dado como fechas de última menstruación. Nosotros hacemos el cálculo de semanas de gestación en base a la fecha de última menstruación que nos menciona o informa la madre.
“En este caso es un producto que nació de bajo peso, probablemente por amenorrea o por fecha de última menstruación la paciente sí tenía 28 semanas, pero ya al hacer el cálculo en base a la madurez del producto que son cálculos (que se hacen con) pruebas o exámenes clínicos, (y) que hace el pediatra, probablemente el bebé correspondía a una edad mayor.
“Las mujeres pueden equivocarse en su última fecha de menstruación, eso es lo que a mí me podría explicar por qué en un certificado dice 28 semanas y en el otro dice 36 semanas, esa es una posibilidad. Insisto, si nosotros tuviéramos a la mano el expediente de otra cosa estuviéramos hablando”, mencionó el médico.
Otro escenario hipotético se genera al momento de cuestionarle ¿por qué no hay huellas dactilares de la menor en el Certificado de Nacimiento Original?
“¿Qué pasó con este bebé? Estoy también suponiendo, no estoy asegurando nada. Como el bebé nació en condiciones críticas, entonces el bebé fue rápidamente llevado a un área que en el hospital todavía existe que se llama perinatal, en donde existen incubadoras para control térmico y la rápida asistencia de un pediatra o un neonatólogo. Probablemente se omitió ese paso en función de la necesidad de atender de inmediato al bebé.
“Puede ocurrir. ¿Qué se hace en estos casos?, se estabiliza al bebé, se busca que en las siguientes horas o en los siguientes días colocar la huella plantar o bien la huella digital del bebé.
“Desafortunadamente tenemos que entrar al terreno de suposición porque no tenemos elementos documentales que nos aseguren esto, pero es una posibilidad que existe y que creo que pudiera explicar de alguna manera por qué esa omisión”, indicó el especialista en ginecología.
El certificado de nacimiento lo emite el ginecólogo que atiende el parto, mientras que el de defunción un médico que la certifique.
Aquí radica otro de los mayores inconvenientes para Jiménez Vázquez, ya que, en su caso, el encargado de hacerlo fue el doctor Bayardo Pastora Membreño, quien en ese momento no estaba autorizado legalmente porque contaba con cédula profesional expedida en el extranjero, no en México.
Y aunque en declaraciones previas Pastora Membreño reconoció que no contaba con el documento legal que le permitiera laborar en el país, el director de Hospitales mencionó que si el doctor colaboraba con la institución es porque acreditaba todos los requisitos.
“No tengo exactamente el dato correcto en cuanto al médico que lo expidió (doctor Bayardo Pastora), pero si el médico estaba laborando en el hospital como sucedió, entonces se sometió a todo un proceso de contratación de reclutamiento de personal, en donde le solicitan una serie de documentación que él tiene que presentar para ser contratado.
“Entonces, si el médico fue contratado en aquel entonces por la Secretaría Estatal de Salud, no recuerdo como se llamaba nuestra dependencia, cumplió con todos los requisitos estipulados o con todos los requisitos de Ley para poder ejercer su profesión”, puntualizó el funcionario.
Al debatirle que Pastora Membreño señaló que obtuvo la cédula mexicana años después de haber certificado la defunción de la hija de Patricia Jiménez, el director de Hospitales mencionó que sería necesario revisar cuáles eran los protocolos que seguía la dependencia para contratar a su personal.
“No necesariamente (incurrió en una falta). Tendríamos que remitirnos a esos años a verificar cuál era la reglamentación o los documentos que se les solicitaban a los médicos o al personal en general para poder actuar. Ahorita, todos los médicos especialistas deben de tener una cédula profesional de especialista para poder trabajar como especialista en determinada rama de la medicina”, acentuó.
Dos días después de haber ingresado al Hospital Metropolitano, la vida de Jiménez Vázquez cambió radicalmente. En 1994 no sólo perdió a su primogénita, también la oportunidad de volver a ser madre en el futuro, pues además le practicaron una histerectomía, sin su autorización.
La mujer relató cómo, sin ser candidata, al despertar de la anestesia su matriz había sido extraída después del parto.
La incógnita del porqué está bañada con el mismo tinte de misterio que el resto de sus preguntas.
Sin embargo, el doctor Rodríguez Vargas entró nuevamente a escenario hipotético.
“Volvemos al terreno de las posibilidades. Aquí aprovecho la situación de que yo soy ginecólogo. ¿Qué pudo haber pasado? Evidentemente fue una complicación del parto o de la cesárea. En este caso, seguramente, el médico que atendió a la paciente tuvo una complicación, muy probablemente lo que presentó fue una hemorragia por la dificultad en la contracción de la matriz.
“O pudo haber esa posibilidad, de que haya habido lo que nosotros llamamos una hipotonía o atonía uterina. Quiere decir que el útero no se contrae, entonces la paciente presentó una hemorragia que puede tener consecuencias fatales. Entonces, ahí la decisión del médico es fundamental, es una pregunta que tiene que ver con la vida o con la muerte”, señaló el entrevistado.
De acuerdo al funcionario, debido a que se trata de un procedimiento instantáneo, no se le pudo informar a la paciente por el efecto anestésico.
“Es instantánea, la decisión debe de ser tomada en ese momento. Ahí sí son cuestiones médicas que tienen que ver muy directamente con la vida de las personas. Es por eso que nosotros como médicos y por nuestra obligación de médicos de salvaguardar la salud y la vida de las personas pues tenemos que actuar”, enfatizó.
Las posibles justificaciones de las autoridades de salud más que resignar, intrigan a Jiménez Vázquez. Y es que si las hipótesis se comprobaran pareciera que todo se conjugó para que esta mujer no conociera a su hija y perdiera todo rastro.
Mientras tanto, las autoridades de la Secretaría de Salud de Nuevo León se comprometieron a apoyarla en lo que requiera, incluyendo brindarle acceso al archivo del Hospital Metropolitano para obtener nuevamente el certificado de defunción y el archivo patológico de su histerectomía.
“Sería cuestión de revisar los archivos y ver si podemos tener acceso y existe el documento como tal (certificado de defunción). Es probable que a nivel de nuestra institución también exista una copia del certificado, sería cuestión de verificarlo y ante la intervención del departamento jurídico de nuestra institución poder hacerlo.
“Seguramente la pieza de histerectomía fue enviada al servicio de anatomía patológica. Seguramente si existe todavía (el archivo) después de 19 años seguramente vamos a poder tenerlo. De hecho, nosotros como institución estamos totalmente abiertos a colaborar en todo lo que podamos con esta investigación o con esta inquietud que es muy válida de esta señora Patricia Elizabeth”, puntualizó el funcionario.
Y aunque nada de lo que se dijo en la entrevista se puede asegurar, dada la falta del archivo clínico, lo único certero es que ni la institución ni su personal participaron en una irregularidad en el caso de la mujer, aseguró tajante Rodríguez Vargas.
“No hay ninguna (posibilidad de que personal haya participado en irregularidades), eso lo podemos asegurar. De hecho, hemos atendido cientos de miles de nacimientos en el hospital y este es el único caso en el que se presenta esta situación. No tenemos precedente con casos similares, no hay una situación que hayamos tenido de manera repetitiva”, dijo.
Las preguntas siguen en el aire en busca de respuestas. La serie de desafortunadas coincidencias no convencen del todo a Patricia Elizabeth Jiménez Vázquez, quien sólo aguarda el momento en que una pista ayude a dar con el paradero de su hija.
Errores no intencionales
Hace dos años el doctor Bayardo Indalecio Pastora Membreño reconoció que, aún con errores, firmó el certificado de defunción de la hija de Patricia Elizabeth Jiménez Vázquez; hoy, el médico aclara que nunca lo hizo con la intención de dañar a la joven madre.
El 20 de julio de 2011, Pastora Membreño fue citado a rendir su declaración testimonial ante el Ministerio Público como parte de la averiguación previa 129/2011-1-4 para responder sobre el paradero de la hija de Jiménez Vázquez; en el documento, del que Hora Cero tiene una copia, el médico confirmó que existieron errores humanos.
“Sí es mi firma la que aparece en el documento (…), reconozco que no observé en el mismo que tiene la fecha, mas no así la hora de fallecimiento debiendo de ser ésta, o sea la hora, parte fundamental para el llenado del certificado de defunción (sic)”, se puede leer en un fragmento de la declaración.
Se continúa leyendo “así como tampoco tiene nombre del informante que es el encargado de avisar a los familiares del fallecimiento, así como el parentesco con el fallecido a quien se le diera la información del fallecimiento, y yo al ver que faltaban esos datos debí haberme cerciorado bien de la falta del llenado de los mismos para efectos de firmar y autorizar el mismo, o sea no debí haber firmado el mismo (sic)”.
Aunque las anomalías reconocidas en el documento representan parte fundamental de las dudas sobre el paradero de la menor, el doctor de origen nicaragüense afirmó que nada de lo sucedido fue predeterminado.
“Lo que a mí me parecía bueno dejar claro es que de ninguna forma ninguno de los médicos residentes, externos, pediatras, ginecólogos podemos decir que hay dolo, que hay mala fe en querer que a una señora le pase algo malo”, comentó.
“Yo no creo que haya sido un dolo, un complot contra la persona de quienes ejercíamos en ese tiempo y se comprende su sufrimiento como tal, pero hay que actuar en base a hechos que han ocurrido”, agregó.
Pastora Membreño indicó que nunca le resultó sospechosa la ausencia de datos en el certificado de defunción, ya que confiaba plenamente en los médicos residentes, los encargados de llenar el documento y verificar la información.
“Nosotros como médicos de guardia, creemos firmemente lo que nos dice nuestro médico residente. Ellos nos elaboran, nos llenan el certificado de defunción y nosotros lo firmamos. No podemos nosotros estar sometiendo a duda a cada uno de los hechos que nos dictan nuestros médicos residentes que estaban de guardia.”, dijo.
“Habitualmente nuestros médicos residentes están capacitados para ejercer su trabajo profesional. En un hospital en el que hay tantas urgencias, tantas necesidades sería desconfiar de la capacidad profesional que tiene cada uno de ellos y cada uno de ellos también tiene su cédula”, agregó.
Una de las mayores irregularidades presentadas en el certificado de defunción fue precisamente la firma del doctor Bayardo, quien en 1994 se desempeñaba como pediatra adjunto en el área de Urgencias del Hospital Metropolitano.
Y es que en esa fecha el médico no contaba con cédula profesional expedida en México, por lo que no estaba autorizado para certificar ningún documento, sin embargo, afirma, el nosocomio le permitió hacerlo mientras tramitaba su nacionalidad.
Ante las teorías e hipótesis que Patricia se ha generado sobre lo que pudo haber sucedido en el Hospital Metropolitano cuando dio a luz, el doctor nicaragüense le reitera que nadie actuó con dolo y por el contrario espera que pronto encuentre respuestas a sus preguntas.
“No debería de andar buscando a un culpable a un sospechoso, tenga la seguridad que no hubo dolo en ninguno de los médicos o personal del hospital que estuvo laborando. Yo no puedo sospechar de nadie, no puedo yo con ese sufrimiento que tiene la madre, hacer caer sobre otros sospechas, que ellos estaban haciendo su trabajo”, mencionó.
Pastora Membreño aseguró que si existió un error humano grave, fue fuera del área médica, por lo que mejor deberían de indagar sobre qué ocurrió después de que se entregó el cuerpo de la menor para terminar con especulaciones.
“Hay que hacer notar que todo ese trámite posterior está fuera de la parte médica, ya eso se lleva un procedimiento en la parte del hospital sobre qué pasó con el cuerpo, se lleva a la morgue y se hace todo lo correspondiente con los familiares”, exclamó. “Yo no sé qué pudo ocurrir posteriormente de que el cuerpo de la bebé fue a la morgue, si llegaron los familiares o no llegaron, si pudo haber un error humano o no, son cosas ya fuera de la parte médica y no podemos especular, haríamos muy mal en eso”, acentuó.
Al igual que Patricia, son muchas las preguntas y pocas las respuestas que tiene el médico pediatra en torno al caso, con la diferencia de que para él lo único certero en esta historia es que la primogénita de Jiménez Vázquez sí murió.
“La bebé que estaba ahí falleció, eso es contundente, es un hecho, esa bebé era su hija. Si el cuerpecito que aparece en la exhumación no corresponde según lo que sale, eso es otro aspecto. El gran misterio está en que pudo ocurrir un error humano tal vez. El hecho contundente es que la bebé murió”, puntualizó.