• Saltar a la navegación principal
  • Saltar al contenido principal
  • Saltar a la barra lateral primaria
  • Saltar al pie de página
Hora Cero Nuevo León

Hora Cero Nuevo León

Noticias y reportajes del estado de Nuevo León

  • Edición Impresa

La otra escuela

7 de noviembre de 2013 por Emanuel Suárez

Son las 12:30 horas y nada parece distraer de sus trabajos escolares a Jesús Zamora, un adolescente de 13 años quien sentado sobre su camilla hojea concentrado unos libros de geografía, español y matemáticas.
No es por demás, ya que desde hace una semana el joven originario de Piedras Negras, Coahuila, no ha asistido a “la escuelita” y busca ponerse al corriente en sus clases, tras el receso involuntario.
La historia de Jesús podría sonar a la de cualquier adolescente, con la diferencia de que Chuy no se encuentra en su habitación estudiando ni asiste a una escuela normal; el joven está completamente aislando en un cubículo de la Unidad Médica de Alta Especialidad (UMAE) N° 25 del IMSS debido a las complicaciones del cáncer que padece y las clases las toma en su propia camilla, que fungirá como salón hasta que se recupere.
Y es que desde febrero de 2011, en un esfuerzo conjunto entre la Secretaría de Salud, la Secretaría de Educación Pública y el IMSS, en Nuevo León se implantó de manera simultánea en el área de pediatría de las UMAE 25 y 34 el programa “Sigamos aprendiendo en el hospital”, que consiste en llevar hasta las clínicas la educación básica a los niños con enfermedades crónicas con el fin de evitar el rezago.
“Nuestras autoridades lo que hicieron fue (crear) una relación inter institucional con la Secretaría de Educación, que estaban muy interesados en este tipo de terapias que pudieran ser útiles para niños (con el fin) de darles una educación especial, en el sentido que no es una educación de escuela como tal, pero que tiene la finalidad de regularizarlos o mantenerlos como si estuvieran en la escuela”, indicó el doctor Ricardo Sevilla, jefe de Servicios de Pediatría de la UMAE N° 25.
Cuando Jesús cursaba el cuarto año de primaria su estado de salud comenzó a deteriorarse y poco tardó para que los médicos le diagnosticaran el linfoma de Hodking, un cáncer que se genera en los ganglios linfáticos.
Desde aquel momento la vida del coahuilense cambió por completo: sus estancias en la primaria eran cada vez más cortas, mientras que sus visitas a la UMAE en Monterrey se tornaban frecuentes y prolongadas.
Buscar erradicar el tumor maligno del cuerpo del pequeño se convirtió en la prioridad de la familia, por lo que la educación pasó a segundo plano, aunque se intentó que Jesús no perdiera sus ciclos escolares.
“Él (Jesús) ha hecho su escuela a ‘jalón y tirón’ porque su enfermedad empezó cuando estaba en cuarto año. Tuvimos que estar viniendo a Monterrey muy seguido y cuando regresábamos a Piedras Negras, él llegaba todo delicado y ya no iba a la escuela, aparte porque le daba pena por su aspecto de que está pelón, que no tiene cejas ni pestañas y a veces los niños que están sanos son muy crueles”, señaló María Concepción Zamora Vargas, madre del adolescente.
Tras la primera serie de ocho quimioterapias en Monterrey, Jesús regresó a Piedras Negras en donde se reincorporó a la primaria para cursar el quinto año, curso que logró cumplir, a pesar del “bullying” que sufrió por parte de sus compañeros debido a su aspecto físico.
“Luego entró a sexto año y no lo terminó, me lo querían pasar a la secundaria, pero yo les dije que no porque la mayoría del tiempo nos la pasábamos acá, después volvió a cursar sexto año y ya los últimos meses los sacó muy apenas”, dijo Zamora Vargas.
“Ahorita acaba de terminar sexto año, iba a ir a secundaria pero no lo metí porque recientemente la mayor parte del tiempo sí se la ha pasado acá”, agregó.
Actualmente Jesús ha recibido 22 quimioterapias y diversas radioterapias para intentar eliminar el tumor de su cuerpo. Sin embargo, más allá del desgaste físico, está el deterioro emocional por no poder llevar una vida normal.
Los constantes traslados de Piedras Negras a Monterrey y las prolongadas estancias en la capital neolonesa hicieron en el pasado de Jesús una persona deprimida por sentir que el tiempo se le iba de las manos sin hacer algo de provecho.
“A veces sí me dice ‘ay mamá, ya quiero acabar todo esto para ser un niño normal para ir a la escuela y todo’, y pues eso es lo que esperamos”, aseguró Concepción Zamora.
Sin embargo, para fortuna del nigropetense como muchos otros pacientes del área de Pediatría de las UMAE N° 25, la implementación del programa “Sigamos aprendiendo en el hospital” llegó para saciarles una necesidad educativa y alimentarlos anímicamente.
Hoy, ir a “la escuelita”, como Jesús lo llama, resulta gratificante no sólo en el ámbito educativo, sino también en el emocional.
“Muy bien, le sirve bastante (ir a ‘la escuelita’) porque antes era de que estaba deprimido y así, pero ya que empezó a ir a la ‘escuelita’ le da mucha emoción, le gusta que le pongan problemas, se siente importante, se siente que sabe mucho y aparte recibe mucho apoyo por parte de las maestras, la verdad está muy bien”, mencionó la madre de Jesús.
Fanático de los números y la lectura, Jesús es uno de los casi 25 pacientes de Pediatría que en promedio atiene el programa especial para niños hospitalizados, tanto en el área de camillas como en la aula multigrado que se construyó en el tercer piso de la torre hospitalaria N° 25.
“Ahorita lo puede ver apurado por hacer sus tareas y que todo le salga bien. Ahora no siente que se les está yendo la vida inútilmente porque a veces en la casa sí me dice”, afirmó la madre.
“De hecho, estando en la casa en Piedras Negras a veces me dice: ‘ay, ya quisiera ir al hospital’ porque en todo este tiempo ha hecho muchas amistades, dentro de lo que cabe se la pasa bien”, añadió.
Actualmente, por indicaciones médicas, Jesús se encuentra aislado, por lo que recibe sus clases en el área de camillas con una ayuda de computadora portátil. No obstante, una vez que se recupere continuará con su rutina de asistir al aula multigrado de lunes a viernes de 9 de la mañana a dos de la tarde, ya que no le gusta faltar.
A diferencia de cuando Jesús inició la batalla por su salud, hoy su actitud es más positiva y las metas ya se visualizan nuevamente en su horizonte. Hoy, su mayor reto es ganarle la lucha al cáncer para poder ingresar a la secundaria y continuar con sus estudios, pues está consciente de que gracias a “Sigamos aprendiendo en el hospital” se está preparando para reincorporarse a la vida estudiantil.

UN ESPACIO, UN REFUGIO
“La escuelita” es como le conocen los pacientes y sus familiares al espacio de aproximadamente 30 metros cuadrados del tercer piso del la UMAE N° 25, adaptado para que médicos y maestros expertos promuevan el aprendizaje y mermen el rezago educativo de los menores con enfermedades crónicas.
Como parte del programa “Sigamos aprendiendo en el hospital”, en 2011 esta aula multigrado abrió sus puertas en el área de Pediatría del nosocomio y desde entonces atiende en promedio entre 35 y 50 niños al mes, tomando en cuenta que la estancia en el hospital es de siete días.
Se trata de una aula habilitada con mesas, sillas, juegos, material didáctico y todo lo que requieren los pequeños para aprender, sin importar su edad escolar.
“El objetivo principal es que los niños puedan tener educación mientras están dentro del salón de clases, no nada más esparcimiento”, aseguró el jefe de Servicios de Pediatría, Ricardo Sevilla.
El área de Pediatría de la UMAE N° 25 cuenta con 44 camas en el tercer piso, de las cuales la mayoría están ocupadas por niños que acuden a quimioterapias y en un mayor porcentaje en edad escolar.
“Alrededor del 30 por ciento son preescolares, escolares viene siendo un 60 por ciento y una pequeña cantidad son los adolescentes”, agregó Ricardo Sevilla.
Sin importar su edad, desde su ingreso al hospital, los menores reciben la invitación de ver con otros ojos su estancia en el nosocomio, gracias a “la escuelita”, que además de ser un espacio de recreación también es de aprendizaje, con resultados altamente exitosos una vez que el paciente se reintegra a la vida escolar.
“Nos dimos cuenta que los niños necesitaban un apoyo escolar porque la mayoría de ellos se la pasa casi un año hospitalizado. Hacemos planeaciones bimestrales y de acuerdo a los planes de la SE, los planes que hacemos son adecuaciones curriculares”, comentó la maestra del aula, Leslie Aguilar Bernal, quien ya lleva tres años coordinando el programa en la UMAE N° 25.
“La mayoría de los niños se ha incorporado de manera casi automática, hemos visto que los niños no han batallado nada para incorporarse a la escuela. Algunas mamás me han dicho que les ha resultado muy práctico porque los niños no presentan ningún desfase o laguna de su ciclo escolar”, agregó la también Licenciada en Psicología y Psicopedagogía.
Aún con vendas en sus manos, soluciones conectadas a sus venas o alguna otra evidencia de su lucha constante por la vida, los menores, que cuentan con el estado de salud para hacerlo, acuden a “la escuelita”, el sitio en donde su batalla encuentra un distractor.
Pero la atención no sólo se limita al aula multigrado; como el caso de Jesús Zamora, la enseñanza también va a las camillas con aquellos pacientes cuya enfermedad no les permite transportarse hasta el salón.
“Tenemos la atención al aula, que son niños que están casi dados de alta, pero también tenemos la atención en camas, vamos a las camas, vemos al niño, le preguntamos qué es lo que quiere hacer y en qué condiciones está, les facilitamos las laptos y puede hacer tranquilamente el trabajo de su escuela”, dijo Aguilar Bernal.
Gracias a la tecnología, la labor del programa se ha facilitado, pues actualmente la Internet es una ventana al exterior en medio de la enfermedad y el aislamiento.
“En ese sentido, estamos tratando de utilizar la tecnología para que ellos mismos desde su cama estudien. Tenemos el Internet abierto y los niños desde su cama pueden enviar y recibir tareas, mandar correos. Por ejemplo los niños de secundaria utilizan la plataforma de secundaria, ahí mismo mandan sus trabajo y si necesitan apoyo nosotros se los damos”, expresó la profesora.
Y como lo comprueba el caso de Jesús Zamora, a la oportunidad de sacar adelante los ciclos escolares se le suma la terapia que representa para los menores el recibir el programa, ya que cambia por completo su concepto de hospital.
“Una de las cosas que hemos visto es que el aprendizaje les resulta casi terapéutico porque les ayuda a moverse y recuperarse rápido, a querer venir al aula, el querer venir a aprender, a ver cosas nuevas, entonces vemos que les resulta terapéutico y les ayuda a enfrentar la dificultad”, señaló Aguilar Bernal.
“Les ayuda mucho a la capacidad de sobreponerse a la enfermedad, el aprendizaje les está aportando esa fuerza para poder levantarse y decir que quieren ir a “la escuelita”. Es como su vida, pero a diferencia del hospital que son las rutinas de medicamentos, de inyecciones, el aula pareciera que es para ellos una puerta diferente y atractiva, es algo muy gratificante para ellos”, añadió.
Con casi tres años al frente de “la escuelita” en la UMAE N° 25, las historias de superación se cuentan por decenas, pero sólo por mencionar algunas, la profesora recuerda el caso de Ian Pablo, un niño que tan pronto terminó sus quimioterapias se integró a su primer año de primaria sin ningún problema.
“Tenemos el caso de un niño que se llama Ian Pablo, es un niño que ya se incorporó a la escuela. Terminó su quimioterapia e inmediatamente se incorporó a la escuela y le está yendo bastante bien. De hecho, la maestra me decía que cómo le había hecho porque el niño ya sabía leer, ya sabía escribir y era su primer año, pero estamos hablando de que se incorporó a la escuela casi a finales del primer año y todo el primer año lo cursó prácticamente aquí en el hospital”, aseveró la profesora.
“Otra niña de secundaria, estuvo casi en estado de coma, se estuvo recuperando poco a poco y ella se incorporó también porque enviaba todas sus tareas por correo, recuperó todo muy bien y sacó el primer lugar en su escuela”, agregó.
En Nuevo León este tipo de aulas se tiene en los hospitales del Issste, Materno Infantil, la sección 50, Hospital Universitario y las UMAE N° 25 y 34.
En marzo de 2010 el programa “Sigamos aprendiendo en el hospital” nació en la ciudad de México, casi un año más tarde Nuevo León se sumó a él, pero más allá de fechas, lo trascendente es la nobleza del mismo y el número de menores a los que con un poco de atención se les aminora la carga física y emocional que enfrentan debido a su enfermedad crónica.

Reportaje Sin Subclasificación

Barra lateral primaria

Nuestros Impresos

Hora Cero Tamaulipas

Busca más noticias

Columnas

Tips que curan

Héctor Hugo Jiménez

¿Quién evalúa a Samuel?

El Sultán

El montaje de Kevin

El Apuntador

Mente, cuerpo y espíritu en equilibrio

Redacción

El noble chivo al rescate

Gerardo Ramos Minor

¿Cuánto creces en un maratón?; correr en Houston

César Vargas

Gracias, Don José

Érick Rodríguez

Síguenos en

  • Facebook
  • Instagram
  • Pinterest
  • Twitter
  • Youtube

RSS Hora Cero Web

  • Policías capturan a hermano de Caro Quintero
  • Precio del dólar abre a la venta en 19.23 pesos en promedio
  • Se han preliberado a 4 mil 704 personas en el país: SSPC
  • Viaja avión de FAM rumbo a Turquía para apoyar tras sismo
  • Respaldan a Morena-PT en San Carlos Y San Nicolás

Footer



Periódico líder en información y noticias de hoy: política, cultura, espectáculos y más del Estado de Nuevo León.

Síguenos en:

  • Facebook
  • Instagram
  • Pinterest
  • Twitter
  • Youtube

Hora Cero Nuevo León · Derechos Reservados 2020 ©

Sitios de Interés

  • El Universal
  • Diario Milenio
  • El Mañana de Nuevo Laredo
  • El Diario de Laredo
  • El Norte
  • La Jornada
  • En Río Bravo

Nuestros Sitios

  • Hora Cero Web
  • Hora Cero Tamaulipas
  • Hora Cero Nuevo León
  • Hora Cero Encuestas
  • Revista TOP
  • Revista Novias
  • Revista Doctors

  • Regional
  • Nacional
  • Internacional
  • Gobierno
  • Columnas
  • Edición Impresa
  • Facebook
  • Twitter
  • WhatsApp