
La infancia de Lady Flamer no fue de lleno entre muñecas, éstas se quedaron de pronto en el armario de su cuarto. No tenían vida, nadie les hablaba ni las vestía.
Lady supo desde pequeña que ese no era su mundo. Cada día que acompañaba a su padre Red Flamer- luchador con más de dos décadas en el medio- a entrenar, le quedaba claro que sería luchadora.
Le impactaban los movimientos que su padre desarrollaba en el ring, y un día le dijo que quería aprender a hacer lo mismo.
Recuerda que al principio su progenitor se negó, pero fue tanto el interés e insistencia de su parte que la llevó al gimnasio a entrenar.
Tenía 8 años. Ella iba entusiasmada, pero jamás pensó que una anécdota negativa hubiera podido arrebatarle el sueño que apenas empezaba.
“El primer día… nunca se me olvida. Mi papá se subió al cuadrilátero de un brinco, quise hacer lo mismo y me golpeé muy fuerte la pierna que ya no quise nada”, expresó Lady Flamer.
Le dolió mucho, no sostuvo el llanto y las lágrimas brotaron de sus ojos. Lo único que quería era regresar a su casa y terminar con esa mala experiencia de una vez por todas, contó.
“En ese momento pensé que la lucha libre no era lo mío”, narró Lady, a centímetros de un cuadrilátero que desde hace cinco años se ha convertido en parte de su vida.
La tarde se desvanecía. Arriba del humilde escenario su padre, hermanos y primo que también son luchadores, ejercitan como parte de la rutina.
Transcurrieron algunas semanas luego del accidente y aquella niña retomó su deseo de ser luchadora. Su tutor le comentó que ese deporte no era para personas como ella y muchos menos de su edad, pero no le importó.
Se armó de valor y coraje para hacer realidad la ilusión de integrar la lista de féminas que se incorporan a la Lucha Libre Femenil en Monterrey.
Así se abrió la primera página de esta historia que aún se escribe entre risas, horas de dedicación, disciplina y puñetazos. Sin barbies ni príncipes o sapos encantados.
En plena adolescencia y en tan sólo cuatro años en el medio, ha obtenido cuatro trofeos en peleas con hombres y mujeres de su edad o mayores.
Ese deporte no es único para el género masculino y en esta época moderna ella dice que “las mujeres somos valientes y también podemos luchar o hacer nuestra vida como lo que somos”.
Entrena para las peleas y la vida cotidiana
Adentrarse al mundo de la lucha no ha sido fácil porque aunque su padre ya tuviera un camino recorrido en este rubro, ella empezó desde abajo y condicionada.
“Si descuidas la escuela, te olvidas de la lucha”, le aseguró su padre y entrenador personal. Ya tenía preciso que no podía olvidarse de la escuela ni dejar de cumplir con su rol de hija y estudiante.
Así que desde agosto de 2009 que tomó con mayor seriedad su compromiso para entrenar, divide su tiempo entre sus diversas facetas.
Acude a la secundaria, entrena, realiza sus tareas, ayuda con las labores del hogar y se toma su tiempo para salir con las amigas y descansar.
“Todo el esfuerzo para cumplir con todo vale la pena. Me gusta lo que hago y más porque he ido creciendo y ganando reconocimiento en el medio”, dijo.
Lady se despierta a las seis de la mañana de lunes a viernes, toma la ducha, se cambia y arregla para partir a la secundaria.
Aprovecha el tiempo en la escuela para obtener el aprendizaje teórico y práctico de las distintas materias que lleva en segundo grado y también se divierte con las compañeras de clases.
Poco después del mediodía, regresa a casa; se baña y se prepara para entrenar. Dos horas, martes y jueves, realiza su rutina.
Ya por la tarde retorna a su casa, se da tiempo para hacer la tarea o repasar algunos temas y al caer la noche, sale con las amigas al cine o a platicar.
“Cuando estoy de vuelta en casa, ceno con mis padres y convivo con mis hermanos. Veo un rato la tele y duermo para estar al 100 al siguiente día”, comentó.
Los sábados entrena durante cinco horas y por la tarde le dedica tiempo a la familia. El domingo es cuando se levanta un poco tarde y disfruta el día sin tanta prisa.
Reconoce que tiene una semana ajetreada, pero está consciente que para que le vaya bien en lo que hace, debe tener disciplina.
“He aprendido que nada se da solo. Tengo que trabajar duro y es lo que hago porque en la lucha quiero llegar a ser una campeona y en la vida personal ser mejor en todo”, manifestó.
El dolor de los golpes su madre también lo siente
Durante las peleas e incluso los entrenamientos, la madre de Lady es la que más sufre, comentó la deportista.
“Aunque nos apoya a mí y mis hermanos, siempre nos dice que cuando me ve que me golpean, siente que los golpeas se los dan a ella; le puede vernos con dolor o hinchados del rostro u otra parte del cuerpo”, detalló.
Afirma: “Los golpes son reales y no es juego como muchos piensan”, expresó la chica. Sin embargo el dolor pasa poco a poco.
Pese a los riesgos que se viven en la lucha libre y enfrentamiento entre rivales, la madre está con los Flamer en todo momento.
“En la casa no falla pero además de eso, nos alista la ropa para entrenar, nos lleva al gimnasio y cuando puede va por nosotros o solos regresamos a casa”, señaló la joven luchadora.
Cuando tienen pelea en alguna arena dentro o fuera de Monterrey, ella les deja listos las licras, máscaras, toallas para el sudor entre otros elementos que llevan consigo.
Desde luego tanto Lady como su padre y hermanos pueden ordenar y alistar sus cosas para cada momento, pero es la madre quien demuestra su apoyo al hacerse cargo de esas situaciones.
Aunque los golpes le duelan, no los deja e incluso cuando concluyen su intervención en el ring, en camerinos les brinda auxilio.
“Siempre está atenta. Nos cura o nos dice cómo nos protejamos mejor y la verdad su apoyo es invaluable”, dijo.
“Quiero ser campeona”
La tenacidad será fundamental para que Lady cumpla el cometido de ser campeona y quizás el objetivo no esté tan lejos.
En cinco años ha alcanzado ciertos reconocimientos que para alguien de mayor nivel le haya sido complejo tenerlos en pocos años.
“Sé que voy empezando pero me siento feliz y realizada. Me ha costado trabajo pero si sigo así sé que puedo conseguir el éxito en el ring”, comentó.
Su esfuerzo se ha visto reflejado en el ascenso que poco a poco ha logrado: ha obtenido tres trofeos y una máscara.
“Significa mucho para mí y por eso he decidido hacer una carrera en este medio para algún día tener el campeonato”, reveló mientras detalló que el año pasado se hizo acreedora al Trofeo de Lucha Juvenil 2013.
En 2012 y 2011 ganó sus dos primeros trofeos en la Arena Moctezuma Monterrey, en la categoría de lucha de parejas. Y la máscara la ganó en Saltillo, Coahuila, contra El Ciclón en una lucha de máscara contra máscara.
Pero la lucha no es lo único en lo que desea sobresalir. Desea tener una carrera universitaria y aunque es pronto para decidirlo, le gustaría estudiar Contabilidad.
Este deporte que hasta hace siglos era sólo para hombres, ya no lo es. Prueba de ello es que como Lady Flamer otras mujeres se han posicionado en los primeros ligares de los carteles de las arenas.
Ahí es donde ella quiere estar porque con sus pequeños logros a la edad que tiene, quiere demostrar con certeza que las mujeres son valientes.
“Nosotras también podemos luchar y aguantar los golpes de la lucha tanto en el ring como en la vida diaria”, finalizó.
Los rayos del sol se escondían, su padre y entrenador Red Flamer, junto con sus hermanos y primo, concluyeron su entrenamiento, mientras ella dio testimonio de su historia. Los azotones sobre la lona del cuadrilátero dejaron sonar… y las llaves o piruetas que Lady practicó pasaran a la historia cuando vuelva a vencer a su rival en la próxima pelea.
Ella se despojó de su máscara con la que oculta su identidad, recogió su coleta para mitigar el calor y sudor en su cuerpo y partió a su hogar.
Los deberes como estudiante de secundaria e hija la esperan.