El incremento de contagios por el Coronavirus ha generado temor entre la población, y a ello se suma la preocupación de contraer una gripe o influenza, lo cual complicaría el cuadro de paciente infectado por Covid-19.
Estas enfermedades respiratorias se manifiestan con síntomas parecidos como tos, dolor de garganta, fiebre, dolor muscular y fatiga, por lo que es común que en medio de la pandemia haya diagnósticos equivocados.
En conferencia de prensa virtual los doctores Gerardo López Pérez, alergólogo e inmunólogo, director general Asistencia Pediátrica Integral (API); David Mendoza, alergólogo e inmunólogo clínico, certificado por la Academia Europea de Alergia e Inmunología Clínica, y Gustavo Aguilar Velázquez, inmunólogo, profesor titular de la materia de Inmunología de la Facultad de Medicina, de la UNAM; hablaron de la importancia de diferenciar los síntomas para dar un tratamiento óptimo al paciente, para su pronta recuperación y que no tenga que hacer gastos innecesarios.
“Hablar de una infección respiratoria en este momento es hablar de muchas cosas: es hablar de catarro común, es hablar de influenza, es hablar de Covid-19 y cómo sabemos estamos agobiados con muchas consideraciones.
“Mucho de lo que se observa en este momento es precisamente la condición de infección asociada a elementos ambientales como el entorno, el clima, la contaminación, la falta de espacios verdes, la falta de actividad física, el consumo de tabaco y evidentemente el aspecto social, en el que la población está agobiada por el estrés y eso repercute sobre la respuesta inmunológica”, señaló López Pérez.
Destacó que actualmente vivimos una sindemia, que es un conjunto de enfermedades que están generando esta crisis sanitaria en la que se han registrado más de un millón y medio de personas infectadas y más de 140 mil muertes.
En relación a la diferencia entre un mal y buen diagnóstico es muy importante la capacitación a los médicos generales, ya que son los que atienden en primera instancia a los pacientes que acuden a los consultorios con la sospecha de que tienen Covid-19.
“Existe en este momento la situación en la que podemos identificar que una persona que llega a tener tos, que llega a tener estornudos, dolor de garganta, fiebre y dolor muscular, se puede confundir con resfriado común, con influenza e incluso con alergia.
“Entonces es muy importante que esos 234 mil o un cuarto de millón de médicos que existimos en México, tenemos que tener la capacidad de diferenciar correctamente cada uno de estos procesos, porque desgraciadamente en una situación pandémica todo lo que parece resfriado común es Covid hasta no demostrar lo contrario.
“Entonces debemos fomentar una capacitación los médicos, para poder entender que cada una de estas entidades deben tener una identificación precisa para no exagerar en el tratamiento y repercutir en la economía de la población”, aseveró el también socio titular de la Academia Mexicana de Pediatría, A.C.
Indicó que una de las mejores herramientas preventivas y en fase aguda, ante estas enfermedades, siempre será, el reforzamiento del sistema inmunológico ya que, al mantenerlo sano, este debe ser capaz de proteger al cuerpo de cualquier infección.
“Se ha considerado que la inmunoestimulación que mejora la respuesta inmunológica en los individuos para defenderse correctamente debe ser instalada de manera temprana.
“Hoy por el momento existe evidencia de que un inmunoestimulante como Pidotimod es verdaderamente importante en su uso preventivo para muchas infecciones, entre ellas las virales principalmente, porque actúa sobre la estipulación de las defensas primarias, es decir, sobre la forma en que las células identifican a los virus y los pueden destruir de manera temprana”, explicó.
VACUNACIÓN, PRIMERA OPCIÓN
Además de la medida de protección antes mencionada, la vacunación es considerada la primera opción y aunque se ha podido observar que la vacuna del Covid-19 ha presentado algunas reacciones alérgicas, el beneficio de la protección de la vacuna es mayor al riesgo de presentar una reacción, aseguró el doctor David Mendoza.
“Las reacciones adversas a la vacuna se van a dividir de acuerdo al tipo de reacción. Podemos tener reacciones divididas por el tiempo en el que se producen, es decir, aplico la vacuna y puedo dividirlas, si las reacciones se presentaron en las primeras cuatro horas o después de ese tiempo.
“También podemos clasificarlas de acuerdo a su localización, por ejemplo, si la reacción fue en el sitio donde se aplicó la vacuna, o si tenemos una manifestación más allá, que esto incluye todas las reacciones sistémicas, donde vemos reacciones en la piel, en el tracto gastrointestinal o en el tracto respiratorio”, refirió.
Agregó que las reacciones de tipo alérgicas leves se identifican por su tipo de localización en el que hay enrojecimiento de la piel, de forma generalizada y puede haber hinchazón en alguna parte del cuerpo, y en algunos pacientes se puede presentar vómito y diarrea.
Y en lo que respecta a las reacciones alérgicas graves, generalmente están asociadas con síntomas respiratorios, como dificultad para respirar, silbido de pecho, y algunos pacientes pueden tener desmayos y alteraciones de la conciencia e hipo tensión taquicardia, que se engloban como la presencia de anafilaxia.
Abundó que en las vacunas que están disponibles, se tienen tres tipos de componentes que están asociados a material genético; la fosfocolina, cloruro de potasio, cloruro de sodio.
“De estos tres componentes, el que se asocia a estas reacciones que debe llevar una recomendación es el Polietilen glicol como el principal responsable de las reacciones alérgicas a la vacuna”, advirtió el especialista.
MEJORAR EL SISTEMA INMUNOLÓGICO
Por otro lado, la limitación de la movilidad, el estrés, el aislamiento, el cambio en nuestros hábitos cotidianos, la falta de sueño, el distanciamiento con nuestros seres queridos, perder a familiares y amigos por causa de la pandemia o estar enfermos, alteran nuestro estado emocional y también la manera en que funciona nuestro sistema inmune, comentó el Dr. Gustavo Aguilar Velázquez, inmunólogo, profesor titular de la materia de Inmunología en la Facultad de Medicina, UNAM.
Está demostrado que emociones como la angustia y la tristeza afectan el sistema inmune, especialmente en lo que se refiere a la primera línea de defensa contra los virus y contra las células que se han malignizado y especialmente se ve más afectado el sistema de defensas cuando estas sensaciones se prolongan por mucho tiempo.
“Se empezó a conocer que muchas de las funciones y muchas de las sustancias que secretaba el sistema nervioso central, podían actuar sobre el sistema inmune y sobre el sistema endocrino. Y, por otro lado, sustancias que secretaba inmune podían alterar la conducta y podían alterar secreciones y funciones hormonales”, apuntó.
Mencionó que, con el estrés, el sistema inmune es capaz de aumentar su respuesta y defendernos mejor, pero ante un estrés crónico o prolongado, termina agotándose y bajando la guardia ante cualquier enfermedad respiratoria lo que nos pone más vulnerables para contraerlas.
Aguilar Velázquez recomendó hacer ejercicio en casa, mantener una sana distancia también con el refrigerador, practicar meditación o yoga, así como continuar con las recomendaciones de uso ce cubrebocas, lavado de manos frecuentes y evitar espacios interiores en donde haya mucha gente.