No se trata de ningún hecho histórico de Nuevo León sino de una batalla actual entre los diputados locales que se agruparon en dos bloques: PRI-PAN-PRD y MC-Morena-Verde, cada una con 21 legisladores.
“La guerra de los 21“ es el conflicto político entre ambos grupos, conformados desde la instalación de la asamblea, lo que ha derivado en que ninguna ala tenga la mayoría en el Congreso y se provoque una parálisis legislativa.
En teoría la LXXVII legislatura del estado arrancó funciones el pasado 1 de septiembre, pero en la práctica, la asamblea sigue sin operar… y los antecedentes indican que así permanecerá por mucho tiempo más.
¿La razón? la configuración de la Mesa Directiva del primer año de trabajo, cuya presidencia quedó en manos del PRI, pero que acorde con el bloque adversario corresponde al MC, al ser la primera minoría del Congreso con 10 diputados.
Desde entonces, la sesiones ordinarias se reducen a 10 minutos en los que el bloque PRI-PAN-PRD aplica sus 21 votos para rechazar la propuesta de los “contras“ para renovar el órgano directivo y el bloque MC-Morena-PT-Verde aplica sus 21 votos para impedir que la sesión continúe si no se incluye su petición.
Y así, las sesión queda suspendida por falta de quórum. Una historia que se repite cada día y que ya lleva dos semanas hasta el cierre de esta edición.
‘DEJA VU‘
El conflicto estalló la noche del 31 de agosto, cerca de las 20:30 horas, cuando los legisladores tomaron protesta para integrar la LXVII Legislatura local.
Y es que, tan solo minutos después de levantar su mano y jurar “honrar la Constitución del estado de Nuevo León y las leyes que de ella emanen“ el desorden comenzó a apoderarse del recinto legislativo.
La legisladora del PAN, Mirna Grimaldo, anunció la conformación de la Mesa Directiva para ser votada, lo que de inmediato provocó la reacción de los grupos contrarios.
Melissa Peña, diputada local por el distrito 4, fue la primera en levantar la mano para intentar frenar la designación del órgano, pero fue ignorada tanto por la legisladora como por el Oficial Mayor, Joel Treviño Chavira.
“Pido la palabra diputada. Diputada, pido la palabra. Estoy pidiendo la palabra, diputada“, señaló con voz alzada la legisladora emecista.
El pleno del Congreso local se convirtió en un “campo de batalla“ en el que los gritos y señalamientos salieron al por mayor. Al conflicto se sumaron ciudadanos que se encontraban en la galería para presenciar la toma de protesta.
“Fuera el PRIAN, fuera el PRIAN, fuera el PRIAN“, gritaron algunos mientras que del otro lado se escuchó “fuera MC, como quiera nunca vienen a trabajar“
MC-Morena-PT-Verde solicitaron la palabra para rechazar la configuración de la Mesa, cuya presidencia recayó en la tricolor Lorena de la Garza. A los pocos minutos, el bloque PRI-PAN-PRD comenzó a votarla y unos más tarde se agregó el bloque contrario que, entre gritos, emitieron su sufragio esperando que el empate desechara la propuesta.
Sin embargo, a la hora del conteo, el Oficial Mayor concluyó en que eran 22 votos a favor y 20 en contra, por lo que la Mesa Directiva quedó formalmente instalada, con la inclusión de la morenista Grecia Benavides y la emecista Rocío Montalvo.
Con el resultado, cuestionado por el bloque contrario, la “guerra“ arreció: el orden desapareció del recinto, algunos legisladores morenista y emecistas intentaron tomar la tribuna y otros exigieron la renuncia del Treviño Chavira.
Por su parte, el grupo del PRI-PAN-PRD justificó la conformación de la Mesa por la mayoría de votos.
La batalla de los 21 se prolongó por más de dos horas, en donde ningún bloque cedió por lo que tuvo que ser suspendida cerca de las 22:30 horas. El pleito hubiera continuado sino fuera porque horas más tarde, cerca de las 11:00 horas del día siguiente se llevaría a cabo la sesión solemne para el arranque de la nueva legislatura.
El 1 de septiembre, el desacuerdo continuó, pero los diputados prefirieron mantener la solemnidad de la ceremonia y actuar con más mesura, a pesar de los desacuerdos.
La pelea se reactivó un día después, el 2 de septiembre, cuando se desarrolló el primer día del período ordinario de sesiones, en donde, de nueva cuenta, salió a flote la integración de la Mesa Directiva y la petición del bloque emecista-morenista-petista-verde de realizar una nueva votación.
Además, se lanzó una nueva acusación: que los priistas-panistas-perredistas “robaron“ un voto del grupo contrario para validar al órgano directivo, para ser más específicos el del legislador Jesús Elizondo.
En su defensa, los tricolores y albiazules aseguraron que los votos ahí estuvieron y sugirieron que tal vez hubo un diputado “rebelde“ que no votó con el bloque contrario.
La votación derivó en una nueva guerra de declaraciones entre grupos, que hasta el cierre de esta edición, no se ha podido arreglar.
Lo cierto es que más allá del problema político entre bancadas, los desacuerdos no han permitido que la legislatura arranque ni se conformen las comisiones, por ende, todo el trabajo legislativo está frenado.
También los pagos y contrataciones de los colaboradores del Congreso siguen parados… y no parece terminar porque ambos bloques se culpan de la parálisis.
El coordinador del PRI en Congreso local, Heriberto Treviño, señaló que la “pausa“ en la legislatura podría prolongarse por meses, tal y como sucedió en la pasada, cuando se dejó de sesionar desde marzo por la ausencia de los diputados emecistas.
Tal vez la bisagra en el conflicto sea Morena, fracción que ya dio indicios de poder negociar con el bloque contrario para destrabar análisis importantes como el Paquete Fiscal del próximo año.
“Queremos que se generen consensos para que el Congreso trabaje. Es muy lamentable que en los últimos tres años hemos tenido un legislativo paralizado con peleas ajenas al movimiento de Moreno y nosotros creemos que Nuevo Léon merece más.
“Que no les quede duda de que no somos comparsa de nada. Hoy compartimos la inquietud con otros compañeros para que se pare esta ilegalidad (la designación de la Mesa Directiva). Esa es nuestra postura, que se reponga la votación, pero nosotros tenemos nuestra propia agenda, la agenda de la presidenta Claudia Sheinbaum“, dijo el señalado como “diputado traidor“, Jesús Elizondo.
Pero mientras que no se lleguen a consensos en el Congreso local se seguirá librando “la guerra de los 21“, sin trascendencia histórica para Nuevo León, pero sí con efectos graves para la ciudadanía en el presente a corto y mediano plazo.