
Lorenzo De León es ganadero en el poblado de Peña Blanca, una semiárida aldea a pie de carretera que comunica con la cabecera municipal de General Bravo, Nuevo León, y la frontera central de Tamaulipas.
El poblado, en el cual radica un centenar de personas, subsiste de las actividades agropecuarias, de la convergencia cotidiana entre los moradores de los ejidos aledaños; de los trabajadores de las compañías petroleras y los pocos visitantes que se animan a viajar por la autopista libre 40.
Sin embargo, a pesar de que el pueblo tiene una gasolinera y un pequeño centro comercial, cada vez es más raro que alguien se detenga para comprar aquí su combustible. Más bien los automovilistas hacen escala para buscar comida en la tienda de autoservicio o solicitar el sanitario.
Otras personas como Lorenzo, quien ha radicado en este lugar durante toda su vida, prefieren pasar de largo y recorrer 46 kilómetros para abastecerse de gasolina en el municipio de Reynosa.
Define que para un consumo mayor no les costea comprarla en Peña Blanca, donde la Magna se vende en 13 pesos con 57 centavos, mientras que la Premium vale 14 con 38 (al cierre de esta edición).
En tanto que en la gasolinera del kilómetro 30 -situada en el límite entre Nuevo León y Tamaulipas- el importe del carburante se mantiene a un término medio: la Magna en 10 pesos con 77 centavos y la Premium 11 con 79.
Por eso este ganadero describe que mejor maneja su vieja camioneta hasta el kilómetro 20 de la carretera federal, donde el litro de Magna vale 7.97 pesos y la Premium 9.19, aunque él adquiere la más barata. No parecen importarle los 40 minutos que invierte en ir y venir, porque aún así le sale mejor.
“Las personas que se dedican a las actividades del campo principalmente, cuando pueden van para Reynosa a comprar la gasolina.
“Hemos visto en las últimas fechas que la diferencia de precios aquí en Nuevo León es grande, con respecto al costo de los combustibles en la frontera. Allá en Tamaulipas están homologados con Estados Unidos y aquí no ha dejado de subir.
“Dice el gobierno que este año 2015 ya no incrementarán su valor, pero pues si ya está por las nubes, es un lujo, por eso ahora que ha bajado en las fronteras quienes pueden aprovechan esos precios”, menciona.
No obstante, este adulto mayor se dice molesto, porque no pueden comprar suficientes litros de gasolina, sino únicamente los que caben en el tanque de su unidad, puesto que tras el atentado al Casino Royale de Monterrey, en el que murieron 52 personas -cuando unos delincuentes consiguieron combustible en garrafas y lo incendiaron-, el gobierno federal vetó la práctica para todos, así que algunos lo hacen de manera clandestina, arriesgándose a ser detenidos por la Policía Federal de Caminos.
“Y para nuestros mandados aquí cerca pues no hay de otra más que ir por gasolina cara, pero en el campo le damos diferentes usos, como chamuscar los terrenos, echar a andar las motosierras y todos los muebles, para acarrear pacas y nopal, etcétera.
“Por eso nosotros le hacemos el llamado a nuestras autoridades para que volteen y comprueben la situación en la que estamos aquí y en el resto del país; que ya hagan algo para ver si esto se arregla un poco”, declara don Lorenzo.
PESIMO PANORAMA
Por su parte, Julián Bautista De los Santos, quien es encargado de la gasolinera y del súper Peña Blanca, reconoce que este el establecimiento se ha visto mermado, debido a que la mayor cantidad de clientes pertenecen a las compañías petroleras y ya no están llegando a cargar su combustible.
“Naturalmente porque les sale más caro comprar gasolina aquí y en la frontera es más económico. La gente de paso igual, si acaso llega y echa algo para que le rinda lo suficiente para arribar a Reynosa. Otros al ver el precio en las bombas no apagan sus vehículos y mejor se van”, describe.
El empleado gasolinero indica que también se ha registrado de manera considerable una disminución en la venta del energético a nivel local, pues algunos habitantes de Peña Blanca e incluso de General Bravo ya se dieron cuenta que varios kilómetros al norte la tarifa es mejor.
“De hecho al no haber venta de combustible la situación laboral se está poniendo cada vez más difícil para todos los trabajadores. Yo creo que esto va a provocar algo, una disminución de empleo o algo así.
“A nosotros nos afecta más por ser la última gasolinera de Nuevo León cercana a Tamaulipas. Si hoy han venido unas 20 personas en todo el día se me hacen muchas, cuando anteriomente registrábamos hasta 50 o 60 unidades, para que puedan darse una idea”, ilustra.
EL OTRO LADO DE LA MONEDA
Y mientras esta situación impera por la carretera federal 40 que conduce a Nuevo León, así como en la 97 y 101, en los poblados rurales del norte de San Fernando, Tamaulipas, cuyos habitantes se están habituando en conseguir la gasolina en Reynosa para que les salga más barata, en el resto del país todos deben aguantarse.
A pesar de que el barril de petróleo Brent se encuentra en 47 dólares -cuando se ubicaba en 108 (abaratándose desde julio más de un 50 por ciento)- y que el West Texas también ha caído por abajo de los 50 dólares, el gobierno Mexicano se niega a disminuir los precios en todo el territorio nacional, afirmando que la economía se vería muy perjudicada.
Incluso las instituciones financieras como Merrill Lynch vaticinan que los barriles Brent y el West Texas se situarán en 40 y 35 dólares respectivamente por unidad, pues la oferta de crudo sigue siendo superior a la demanda mundial, pero ni aún así bajará el precio de la gasolina en el resto del país.
Sin embargo, la frontera mexicana con Estados Unidos, que en los últimos años se ha visto mermada por los impuestos del IVA, aranceles hacendarios a la industria maquiladora y la inflación, vive un oasis atípico que ha sido visto por sus habitantes como un pequeño tanque de oxígeno, por el hecho de comprar un carburante más asequible a comparación con el interior de la República.
Aunque quienes no tienen auto no ven reflejado este beneficio, porque los costos del transporte siguen siendo elevados y en el gobierno del Estado se cierne una nueva alza. El diesel es el único carburante que ha mantenido su costo de 14 pesos con 20 centavos en todo el territorio mexicano.
EL BENEPLACITO
Mientras tanto, Roberto García Juárez, encargado del primer turno del Grupo Gasolinero de Reynosa, cuya estación es la penúltima antes de arribar al límite de Tamaulipas por la carretera 40, admite que se ha presentado un fenómeno creciente de personas de Nuevo León que traen aquí sus vehículos para adquirir combustible.
“Las ventas se han incrementado un poco porque los precios están bajos a diferencia del resto del país. Aquí como somos zona fronteriza el costo es menor.
“Hemos visto gente del interior que viene a llenar su tanque para acá. Nos ha causado sorpresa porque en ocasiones es gente de los ejidos y pueblos que están hacia el sur, donde les sale más caro”, pormenoriza.
Roberto evalúa que si se normaliza el precio del barril de petróleo a nivel internacional, los costos se incrementarán otra vez y por lo tanto descenderán las ventas. En ese contexto manifiesta su parecer de que esta tarifa se mantenga.
Afirma Gonzalo Trejo, quien es despachador, que ha visto el beneplácito de la gente que se abastece en las estaciones de gasolina de Reynosa, porque: “Allá en Nuevo León la están dando casi al doble de lo que cuesta aquí”.
Y agrega que “la mayor parte de la gente de los poblados cercanos del vecino estado mejor vienen acá, porque se ahorran casi seis pesos por litro. Para nosotros es bueno, porque creo que entre más clientes haya es mucho mejor para todos”, refiere.
Gonzalo considera que mientras se mantengan estos precios los clientes que radican en las proximidades de Nuevo León van a seguir adquiriendo su gasolina del lado fronterizo.
EFECTO COLATERAL
Y no sólo eso, sino que hasta los comercios aledaños a esta zona también se han visto beneficiados. Jesús Bustamante Parra, nativo de Baviácora, Sonora, pero avecindado en Tamaulipas desde hace 15 años, narra que este fenómeno representado en más circulación de vehículos y gente ha traído una derrama económica.
“Yo tengo un restaurante y una taquería aquí en la orilla de la autopista Reynosa-Monterrey y de la estación de gasolina. A mí me parece excelente que el combustible en la frontera esté por abajo de la barrera de los ocho pesos. Así debería ser en todo México, pero si se da aquí en el área fronteriza, mucha gente se favorece, claro que sí.
“Aquí estamos ya casi en la frontera de Tamaulipas con Nuevo León, por eso los habitantes de la región aprovechan esta situación y vienen a cargar aquí, debido al diferencial de precios entre un lugar y otro, porque se están ahorrando un 35 a 40 por ciento, dependiendo la capacidad de sus autos”, sopesa.
LA EXIGENCIA NACIONAL
Los automovilistas con placas del vecino Estado manifiestan su malestar por el hecho de que México, siendo un país petrolero tenga una de las gasolinas más caras.
Sergio Chapa, quien vive en el municipio de Guadalupe, Nuevo León, recomienda hacer también la homologación a nivel nacional o establecer una tasa que a todos convenga.
“En mi tierra está lo doble de cara, casi el doble y eso no nos costea para nada. Por eso cuando viajo al norte, hago mis cálculos para cargar en Reynosa, porque aquí lleno el tanque con 500 pesos y allá en el interior me cuesta 850 o 900 pesos”, compara.
Don Lorenzo, en tanto, se levanta sus gafas oscuras, cuenta nuevamente los 450 pesos que echará a su unidad estándar de seis cilindros y agarra camino para el kilómetro 20 rumbo a la frontera. Pasa por enfrente de la gasolinera de Peña Blanca, pero ni atención le presta, mejor se va de largo. Hará lo mismo que Sergio Chapa y muchos otros de los habitantes de Nuevo León, que mientras puedan llenarán el tanque donde sale más barato.