El miedo es el peor enemigo de un ser humano y la discapacidad está en la mente de cada persona, son las palabras que decía Jaime mientras observaba a sus amigos dominar el balón de futbol, tal como si fueran jugadores de Primera División.
Sin embargo, a diferencia de un profesional, estos jóvenes utilizan su frente y un solo pie.
Son las 5 de la tarde del miércoles 20 de enero, el pronóstico que habían anunciado las autoridades era preciso, mínima de 14 grados y la probabilidad del 70 por ciento de lluvias.
Sin embargo, eso no impidió a Pedro Rodríguez, de 30 años; Roger Fernández de 31 y Jaime Cortes de 35; que salieran al crucero ubicado en la avenida Venustiano Carranza e Hidalgo en el centro de Monterrey.
La cancha con pasto sintético fue cambiada por asfalto mojado, resbaladizo e inclusive peligroso para los tres hombres que solo se apoyan de dos bastones para poder dominar el balón con una sola pierna en menos de 20 segundos y 10 para poder recabar dinero.
El grupo de jugadores que son parte de un equipo de futbol de personas con discapacidad en la Ciudad de México, estuvieron mostrando un poco de su talento a cambio de dinero en algunas calles del centro.
Vistiendo sus shorts, tenis deportivos, la camiseta de su equipo favorito encima de un suéter y un gorro para mitigar el frío, Pedro, Roger y Jaime aprovechaban los 30 segundos del semáforo en rojo para hacer un mini espectáculo y poder juntar algunas monedas para comer y mantener a su familia.
“No tenemos otra manera de obtener ingresos, por nuestra discapacidad no nos quieren contratar, así que nos aferramos a las monedas de 2 o 5 pesos”, comentó Jaime quien perdió su pierna izquierda debido a un tumor canceroso maligno.
Advirtió que como todo lugar de trabajo en donde pueden pasar accidentes, también es peligroso trabajar en una calle o avenida concurrida, porque a veces el balón se les va, pero lo tienen que dejar ir porque no pueden poner en riesgo su vida por segunda ocasión.
“Ya sabemos cuánto nos tenemos que tardar, en 30 segundos tenemos que sorprender a los automovilistas, pero hay ocasiones en que nos quedamos atorados porque nos gana el semáforo o hemos perdido muchos balones porque se nos van y ya no podemos recuperarlos”, mencionó Jaime.
Aunque a veces no juntan mucho dinero, lo poquito que logran reunir los ayudará a cumplir sus metas a corto y largo plazo, porque ambos hombres están conscientes de que no siempre podrán estar haciendo dominio de balón en los cruceros.
“Yo quiero terminar de construir mi casa para que mis hijos puedan tener un techo y después poner una tiendita, sé que más grande no podré brincar o hacer esto”, dijo Jaime.
Mientras que Pedro, aunque es soltero, ya está construyendo su propia casa y no descarta la idea de dedicarse hacer zapatos.
Para dominar el balón por varios segundos con una sola pierna tuvieron que tardarse entre 5 y 6 meses de práctica después de ser amputadas sus piernas, Jaime explicó que hay otros que tardaron hasta 3 meses para lograrlo.
En el equipo de futbol donde militan también hay contadores, abogados o empresarios, que han visto el futbol como un hobby y que los ha llevado a olvidarse de sus problemas a causa de su discapacidad.
Sin embargo, han tenido que poner una pausa a sus entrenamientos debido a la pandemia, por lo que decidieron viajar a Monterrey para motivar a sus amigos que tienen la misma discapacidad.
“Aquí sabemos que son muy futboleros y quizás por eso la gente es más empática con nosotros y más que ejemplo queremos ser personas que motivan a otros, que una vez viéndonos a nosotros alguien más pueda motivarse a continuar.
“Nosotros no podemos quedarnos en casa esperando que nos ayuden, así que tenemos que ser positivos, es como darle una orden a nuestra mente y decirle ¡Sal afuera, tú puedes! y ve, estamos aquí siguiendo y disfrutando de la vida”, finalizó.