Kevin es un joven quien por problemas familiares, se ha visto obligado a sobrevivir en la calle desde hace tres años, intentando salir adelante no obstante el olvido de su familia, a incomprensión de la sociedad y los riesgos que conlleva tener como cama una banca y como cobija el cielo estrellado.
Se dice que la familia siempre está en las buenas, en las malas y en las peores; sin embargo, hay veces que los seres queridos dan la espalda por un sinnúmero de situaciones. Este es el caso de Kevin Alberto Mireles Gaona, un joven de 26 años quien vive en las calles de Monterrey tras ser corrido del hogar materno por su padrastro.
Tatuado, de tez morena, oriundo de Aramberri, Nuevo León y el mayor de sus dos hermanos, Kevin merodea por las avenidas de la zona metropolitana anteponiéndose a lo que se le presente.
Carga en su morral dos cambios de ropa, productos de higiene y un par de zapatos.
Hambre, insolación, frío y no tener donde dormir, son algunos de los problemas que enfrenta desde aquel acontecimiento que lo trajo a este momento.
l ¿Cómo es que sucedió todo esto?- se le pregunta.
“Tuve problemas con mi padrastro. Como es policía y es muy estricto discutía con él y no me dejaba intimidar. Quería imponer condiciones en casa ajena y lo enfrenté. Incluso me amenazó que me iba a plantar droga en la mochila para encerrarme en el penal.
“Tiene a mi mama controlada, (ella) prefiere defenderlo sobre mí. Eso me deprimió y me refugié en el alcohol. Me corrieron, llevo tres años fuera de casa y no hice cosas tan malas que fueran motivo para mandarme a la calle.
A lo largo de estos años, Kevin ha aprendido de la peor manera lo difícil que es sobrevivir solo, intentando salir de la calle.
“Se batalla mucho acá afuera. Sin papelería nadie quiere darte trabajo y es una búsqueda muy difícil para tener ingresos y sobrevivir.
Afortunadamente ya hubo quien me dio la oportunidad. Así me tocó vivir esta situación, yo solo saldré adelante y le echaré ganas”, cuenta entre lágrimas.
Tanto para su aseo personal como para lavar su vestimenta, Kevin acude al Río Santa Catarina. Comenta que el mayor riesgo de hacerlo es que los vecinos de la colonia Independencia bajen a robarle sus pertenencias o golpearlo.
Respecto a su madre, quien trabaja para la Policía Estatal, siente que no cuenta con su apoyo y asegura que su padrastro le “lavó la cabeza”.
Explica que para poder verla acude con la vecina, quien le avisa que su hijo está de visita, todo esto mientras su esposo trabaja.
“No puede ser que ha pagado dos veces por sacar a mi tío del penal y a mí ni me voltea a ver; que culera es mi madre. Ni que fuera un desconocido, soy su hijo”, expresa.
El joven lamenta que la gente al ir por la calle y toparse a alguien en situación de calle, hagan prejuicios, piensen lo peor y hasta crean que se trata de alguien peligroso.
Es por eso que detesta ver como los “riquillos” le “hacen el feo” sin siquiera saber su historia.
“No tengo necesidad de andar así. Me ven y han de creer que soy de Veracruz u Oaxaca. He encarado muchas veces a esos pendejos y les he dicho que puedo estar igual o mejor que ellos.
“Si robara ahorita andaría viviendo en un hotel o un buen departamento, pero ese no es mi estilo, soy honrado hasta la muerte. De qué sirve si cuando te agarren te quitan todo.
“Cuando limpiaba vidrios, los policías me sacaban todo lo que había ganado. No es justo que hicieran eso solo por mi apariencia, de por sí ya no confían en ellos y salen con esas “jaladas”, relató al recordar la “injusta” percepción que sufre por su presente.
De acuerdo a estudios del CONEVAL, el 34.6 por ciento de los habitantes de Nuevo León viven con al menos una carencia social.
Aproximadamente 162 mil personas, equivalente a un 3.1 por ciento de la población, sufre por la calidad y espacios de su vivienda.
“La calle es peligrosa, esta situación de vivir todos los días cuidándote que no te hagan algo no se la deseo a nadie. Ya no se puede confiar en nadie en estos momentos y menos de las autoridades”, finaliza mientras reinicia su marcha para buscar algo de alimento, sin saber lo que le deparará el mañana.