La depresión estacional es un trastorno afectivo relacionado directamente con las estaciones del año. Regularmente se manifiesta en otoño e invierno y desaparece en la primavera o verano.
En menor medida esta afección puede suceder a la inversa -primavera/verano- y provocar falta de apetito, insomnio, irritabilidad, ansiedad y aumento de los niveles de estrés.
Verónica Bolaños, psicóloga y consultora con 17 años de experiencia, profundizó sobre el tema y acentuó la importancia de recibir luz natural en el día a día.
“Como su nombre lo dice es un trastorno estacional que inicia generalmente en los meses de otoño e invierno. Principalmente se da debido a la falta de exposición de luz.
“Cuando cambian los ciclos de luz el cerebro de las personas que padecen este trastorno empieza a generar un exceso de melatonina. Al haber una sobreproducción de esta viene un estado somnoliento con tintes depresivos; sin ganas de trabajar, hacer ejercicio, prácticamente uno no tiene ganas de hacer absolutamente nada”, comentó.
Dentro de las hipótesis del por qué sucede, resaltó que es causada por la respuesta del cerebro a la disminución de la exposición a la luz natural y añadió que los más susceptibles a padecerla son los adultos mayores.
“Ocurre con mayor frecuencia en personas de la tercera edad. Sin embargo, también se hace presente en personas entre una población más joven entre 20 y 35 años. Si hay algún tipo de trastorno dentro de la generación de melatonina por cuestiones de herencia o genética los jóvenes también son susceptibles.
“Las personas mayores tienen un estilo de vida más cerrado, ya no salen tan seguido a la calle, no tienen tanto contacto con la gente, así como no reciben la luz de sol muy seguido. El hecho que estén dentro de espacios cerrados donde la luz natural no es muy frecuente puede causar esta depresión”, reafirmó.
Mencionó que la enfermedad no se frecuenta en países tropicales y confirmó que se centraliza en regiones nórdicas tales como Noruega, Suecia y Dinamarca, lugares donde se registran altos índices de dicho trastorno y la luz solar es muy escasa en otoño e invierno.
“La realidad es que en México es muy bajo el nivel, a nivel mundial está entre el uno y diez por ciento de la población. El otoño es muy noble, los periodos de luz casi no cambian y cómo podemos apreciar tenemos días soleados en invierno.
“Lo que sí se ha visto es que la gente que sufre este trastorno prefiere un día muy soleado y frío a uno muy cálido y nublado. No influye las condiciones climáticas como tal sino que está directamente relacionado con el factor luz”, agregó.
ASPECTOS CARACTERÍSTICOS
Verónica detalló que afecciones como la baja autoestima o los trastornos alimenticios no están ligadas con la depresión estacional, las cuales entran en el rubro de la depresión mayor.
“Están totalmente separados, pueden traer consigo una depresión mayor. Mientras que la depresión estacional está muy ligada con la parte biológica estas afecciones pertenecen al aspecto emocional y de ahí derivan trastornos como la ansiedad”, sostuvo.
Dentro de los síntomas de la depresión estacional destacó la sensibilidad retiniana, el aumento de peso y cómo afecta el “ciclo circadiano”, también conocido como el ciclo del sueño.
“Cuando empieza a bajar la luz en el otoño la melatonina empieza a subir, entonces los períodos de sueño son más prolongados, viene la somnolencia y en lugar de dormir las ocho horas recomendadas se extienden. En el día a día uno lo puede observar ya que es más difícil levantarse y desea seguir durmiendo, así como los animales hibernan a nosotros la melatonina nos induce a un estado de reposo.
“También está muy marcada la fotosensibilidad, los lastima mucho tanto la luz solar como artificial. Con las depresiones mayores coinciden las etapas de ansiedad, cansancio, tristeza, apatía y nulas ganas de salir o hacer algo productivo.
“Otro síntoma característico y contrario a una depresión clínica las personas tienden a comer más. Cuando generalmente las personas deprimidas tienden a comer menos, aquí aumenta el consumo de carbohidratos El cuerpo por naturaleza pide carbohidratos para sustituir la parte de la serotonina”, afirmó.
Sobre las consecuencias y su relación con el suicidio remarcó que la decisión de realizarlo o no puede variar debido a aspectos genéticos.
“Todas las depresiones tienen consecuencias, a nivel laboral, familiar y de pareja es muy notorio en detrimento relacional. Son cambios muy marcados, la persona viene muy bien durante primavera y verano, llegan otoño e invierno y se hace presente el bajón. Muchas veces no hay explicación aparente para esto y como cualquier depresión si no se atiende puede haber repercusiones.
“No todo aquel que esté deprimido va a pensar en suicidarse pero si hay personas que tienen la tendencia muy marcada y otros que sin dudarlo lo cometen. Aquel que padece del trastorno de depresión estacional es recomendable mantenerlo en observación, a pesar que una cosa no necesariamente va a llevar a la otra”, expuso.
TRATAMIENTOS
“A mí me parece muy recurrente el término de depresión, puede ser que haya una baja en el estado de ánimo pero no necesariamente es una depresión. Me pueden no gustar los días nublados y por ello al despertar comience el día un poco desalmada, eso no quiere decir que este deprimida, simplemente es un desánimo”, aclaró.
Al ser considerada la depresión estacional como una enfermedad, Verónica rectificó que uno de sus tratamientos es el diagnóstico clínico, en el cual se hace un estudio de los niveles de melatonina y serotonina.
“A partir de ahí y en base a los resultados se puede confirmar como un trastorno afectivo estacional, aunado a ello está la sintomatología, como las pocas horas de sueño, dificultades para dormir, ansiedad y el aumento de peso derivado de la alta ingesta de carbohidratos”, agregó.
Otro método altamente recomendado es la “terapia de luz”, que consiste en recibir 15 y 20 minutos diarios de luz, con el fin de regenerar la serotonina, levantar el ánimo y recuperar esta parte de la satisfacción. Remarcó que “como las plantas, estamos hechos naturalmente para desarrollarnos entre la luz”.
“No está comprobado que sea 100 por ciento efectiva pero no puedo negar que si ayuda. De preferencia que sea luz directa y si se obtiene por medio de ejercicio o caminatas, mejor. En caso de no poder salir y quedarse en casa, de la manera que sea posible, se sugiere estar donde dé la mayor cantidad de luz natural, ya sea al lado de una ventana o una terraza.
“Si no hay forma de recibir luz solar ya sea porque el día está nublado o le es imposible, también se puede utilizar la artificial. No es exponerse a días calurosos, sino a la luminosidad, el cuerpo necesita absorber energía luminosa para funcionar de manera óptima”, puntualizó.
Verónica reafirmó su postura sobre la importancia de la luz natural en la vida cotidiana.
“El buen funcionamiento está directamente relacionado con la recepción de luz, el cerebro tiene un gran entendimiento con ella. Nos incita a estar alertas y activos, la funcionalidad del cuerpo cambia de día a noche de acuerdo a la melatonina, en días soleados no se produce pero cuando este se retira la melatonina manda la orden para hacer sus respectivas funciones en la noche.
“Somos muy afortunados de tener tanto sol en este país, por más que nos quejemos de él nos ayuda a no sufrir otro tipo de trastornos, hay que saber valorarlo”, finalizó.
¿Qué es la melatonina?
La melatonina es una hormona producida por una parte del cerebro llamada glándula pineal; ayuda regular el ciclo del sueño y le dice al cuerpo cuándo es hora de ir a dormir y despertar.
Por su parte la serotonina es un neurotransmisor del cerebro, encargado de proporcionar el estado de satisfacción a las personas. Como precursor de la melatonina, ayuda a regular los ciclos de sueño y el reloj interno.
Además de contribuir en el aspecto emocional también ayuda en el comportamiento social, apetito, digestión, sueño, memoria y en funciones sexuales.
Cuando una persona tiene bajos los niveles de serotonina nada le gusta, todo le parece aburrido, lo que antes disfrutaba hacer o le apasionaba ya no le produce nada.
La falta de producción de serotonina se puede dar por una deficiencia a nivel cerebral, por lo que está aprobado medicarse y así generar los niveles óptimos para llevar una vida normal.
Dentro de los síntomas por la deficiencia de serotonina destacan: antojos repentinos de alimentos dulces o ricos en almidón, dificultad para dormir, baja autoestima, ansiedad y agresión.
Mientras que el exceso de producción de dicho neurotransmisor puede causar una crisis maníaca; una búsqueda obsesionada y eufórica por obtener la satisfacción.