Hace tres años Mayela Álvarez Rodríguez se sumó a las protestas para exigir a las autoridades dar con el paradero de del joven Roy Rivera, víctima de desaparición forzada el 11 de enero de 2011.
Sosteniendo una hoja con las leyendas #8AñosSinRoy #FuerzaLetty #FuerzaRoy #FuerzaFUNDENL, la secretaria técnica del posgrado de antropología del CIESA Noreste alzó la voz para hacer eco de una súplica que, lamentablemente, hoy también repiten sus propios familiares.
Y es que, desde el 11 de agosto de 2020 Mayela está ausente. Hoy, la madre, hija, hermana, amiga y compañera de trabajo forma parte de los cerca de 5 mil desaparecidos en Nuevo León, según cifras de organizaciones no gubernamentales presentadas ante miembros de la ONU en noviembre de 2021.
El caso de Álvarez Rodríguez, como la mayoría, está marcado por la ineficiencia de las autoridades que, en los hechos, representan más un lastre que un apoyo, tal y como ya ha sido evidenciado en varias ocasiones por la familia y amigos de la mujer desaparecida de 43 años de edad.
Cada día 11 de cada mes, sus compañeros del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESA) y familiares realizan un pronunciamiento puntual para evidenciar el trabajo casi nulo de la Fiscalía General de Justicia de Nuevo León en el caso de Mayela.
La intención del posicionamiento público es presionar a las autoridades competentes, que también incluye a la Comisión Local de Búsqueda de la Secre, para acelerar las pesquisas. Sin embargo, conforme transcurre el tiempo se incrementa su mayor temor: “que Mayela se convierta en una carpeta más de investigación sin resolver”.
UNA LUCHA DIARIA
En México se reportan cerca de 100 mil personas desaparecidas, una cifra que cala hondo en los miles y miles de familiares que esperan a sus ausentes, así hayan pasado semanas, meses o años.
El 11 de agosto de 2020, Mayela ingresó a esta lamentable estadística: la vecina de la colonia Del Lago de San Nicolás salió de su casa con destino al Barrio Antiguo de Monterrey… pero nunca llegó.
El último contacto que se tuvo con ella fue por teléfono, durante la mañana, cuando informó que ya iba camino a su trabajo.
La madre de familia nunca expresó temer por su vida o tener problemas con alguien, por lo que la conclusión más certera con el paso de las horas fue: Mayela no desapareció a Mayela la desaparecieron.
A 24 horas de su ausencia la familia de la también ex atleta reportó ante la Fiscalía los hechos solo par dar comienzo a un auténtico viacrucis.
Han transcurrido 17 meses desde que sus hijos (hoy de 18 y 13 años) vieron por última vez la sonrisa de su madre; han transcurrido 17 meses desde que unos padres abrazaron por última vez a su hija; han transcurrido 17 meses desde que unos compañeros de trabajo escucharon por última vez despedirse a la secretaria técnica del CIESAS y han transcurrido 17 meses desde que las autoridades estatales han ignorado cada aporte hecho por la familia y amigos para dar con el paradero de Mayela.
“La angustia y desesperación por conseguir respuestas aumenta cada día. La necesidad de exigir para obtener alguna noticia se ha convertido en una costumbre y así no debería ser porque investigar y buscar es obligación de las autoridades”, sentenció el 13 de julio de 2021 Maya Alejandra Hernández, hija de Mayela.
Desde dilación hasta negligencia y falta de capacitación técnica son algunos de los errores que los seres cercanos a la hoy ausente han detectado en la Fiscalía de Nuevo León y la Comisión Local de Búsqueda,
“Lo que observamos por parte de las autoridades, tanto de la Fiscalía (General de Justicia de Nuevo León) como de la Comisión Local de Búsqueda es dilación, falta de la debida diligencia. Y esto nos preocupa y nos puede porque el tiempo que pasa es doloroso por no poder encontrar a Mayela.
“Por ejemplo, nos facilitaron la sábana de llamadas de Mayela por un año, desde la fecha que desapareció y se les entregó autoridades locales.
Se les pidió que vinieran a recoger el material de cómputo (de Mayela), los coadyubamos en ese sentido además de que fuimos a dar testimonios nuestros.
“El año pasado la familia (de Mayela) entregó información sumamente valiosa de correos y redes sociales a la Fiscalía (de Nuevo León) y la Fiscalía tuvo que haber emprendido investigaciones que se desprendían de esa información, pero no se analizó nada. Parece que hay una falta de capacidad técnica”, mencionó el pasado 14 de enero en el programa de radio Análisis Feminista la investigadora del CIESAS, Séverine Durin.
Con el afán de presionar a las autoridades para que hagan su trabajo la familia de Mayela interpuso desde septiembre de 2020 una denuncia ante la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH), pero la petición quedó solo en un intento fallido.
“Hemos presentado una queja desde septiembre de 2020 a la CEDH y parece que esta queja quedó como letra muerta porque ya no se está atendiendo. Se atendió en los primeros meses, pero después hubo cambio de administración y ya no se ha atendido”, comentó en el mismo programa la investigadora.
Tal ha sido la ineficiencia de los dos organismos locales, que tanto la Fiscalía General de la República (FGR) como la Comisión Nacional de Búsqueda han tenido que intervenir para apoyar con algunas pesquisas.
A finales de 2021, gracias análisis de los organismos federales, se logró captar datos de geolocalización que permitían iniciar la búsqueda de Mayela, pero la Comisión Local de Búsqueda tradujo la información como un escenario fatídico y arrancó las pesquisas para dar con los restos de la madre de familia.
“Hicieron una búsqueda bajo la idea de que Mayela estaba muerta cuando la información brindada justamente daba para buscarla bajo la presunción de vida, que es el derecho y principio para la búsqueda de personas, pero no, la buscaron en arroyos y en ríos cuando había que hacer una búsqueda casa por casa con carteles de búsqueda.
“Y ese es un problema que hay en todo el país. Al parecer las Comisiones de Búsqueda se han vuelto especialistas en buscar restos humanos y es muy doloroso y revictimizante para las personas que buscan, sobre todo para aquellos que estamos buscando recientemente”, expresó Séverine Durin.
Asesorados jurídicamente por la Asociación Civil Alternativas Pacíficas, la familia de Mayela ya analiza la posibilidad de solicitar que la FGR y la CNB atraigan el caso de la joven ante la inacción y negligencia de los organismos locales.
Y es que, según los cercanos a la ausente, ni siquiera se ha llamado a declarar a la última persona con la que estuvo el día que fue desaparecida.
En el último comunicado del instituto, lanzado el 11 de enero, se exhorta a la FGJNL y a la CLB “a investigar y a buscar con prontitud a Mayela Álvarez con base en los cuantiosos y valiosos materiales que han sido aportados a lo largo de esta investigación”.
Además, señalan que “la debida diligencia es una obligación de la autoridad y la lentitud con la que actúa en sus procesos de investigación y búsqueda constituyen violaciones a los derechos humanos de los familiares de personas desaparecidas”.
En su defensa la Fiscalía ha argumentado que están sobrepasados en su trabajo y que cuentan con poco personal para atender todos los casos, así lo mencionó el 21 de diciembre de 2021 el director regional de CIESAS, José Juan Olvera.
“Ellos han dicho que tienen mucho trabajo o que están sobrepasados por su deber, que tienen poco personal y es probable que en algunos aspectos sí sea explicable por la falta de personal, pero quizás en otros no. Y tampoco tenemos una explicación alternativa de por qué no lo hacen.
“Es lamentable la tardanza porque por un lado conocemos la situación de su familia porque pensamos que sí se puede avanzar más rápido, pero por razones que desconocemos no se ha podido o no se ha querido”, aseveró el doctor.
Y aunque la Fiscalía es un organismo autónomo del Poder Ejecutivo, para el director regional de la institución en donde labora Mayela, el nuevo gobierno estatal, liderado por Samuel García, también debe de garantizar su compromiso con los familiares de personas desaparecidas con acciones como armonizar la Ley Federal de Desaparecidos y la conformación del Consejo Consultivo Ciudadano de la CLB.
RECORDATORIO PERMANENTE
Transitar por la calle Morelos de Monterrey en el Barrio Antiguo es un recordatorio de que no estamos todos. En la fachada del inmueble marcado con el 822 el árbol de la vida de Mayela anuncia que la madre de familia aún no vuelve a casa.
Sus compañeros del CIESAS han inmortalizado su lucha con la fotografía de la ausente, así como con decenas de mensaje de apoyo y solidaridad, adornados con listones violeta.
“No descansaremos hasta encontrarte” se puede leer en una de las notas que expresa el sentir de cada ser querido de la trabajadora del Centro perteneciente al Conacyt.
“Fue iniciativa de uno de nosotros. Tenemos estudiantes que han logrado aportar en el establecimiento de ese árbol de la vida o en su renovación. Otros aportan música, probablemente es una de las noticias buenas dentro de todo esto: que saca la unidad de una sede de un centro de investigación donde todos son solidarios con la familia y con la situación, en donde todos cooperan y todos deciden no olvidar”, aseguró José Juan Olvera.