“Tengo ‘Lupus’ y en esta pandemia esa es mi desventaja, sufro de defensas bajas y ahorita estoy expuesta a que cualquier virus me pueda atacar”, relató Miriam Rojas, ama de casa de 35 años de edad.
Sin embargo, su padecimiento crónico, que fue detectado en el 2015, ha hecho que su esposo entre en paranoia y que viva con miedo constante de ser portador de Coronavirus y ponga en peligro la vida de su esposa.
El lupus es una enfermedad crónica, que puede dañar los riñones, el corazón, los pulmones y los que la padecen no pueden producir muchos glóbulos, explicó Miriam.
“Ahorita con la pandemia sí podría agravar mi salud, porque también la enfermedad afecta mis pulmones; yo no tendría las defensas para reaccionar a un virus como el Covid-19”, mencionó.
Por tal motivo la convivencia familiar tuvo que ser modificada con protocolos sanitarios extremos, como el uso de desinfectantes para muebles, pisos y objetos de uso común, utilizar platos desechables, separar la ropa de su esposo y lavarla por separado, además de meterse a bañar cuando se llega de la calle; todo con el objetivo de que Miriam no corra algún riesgo.
Sin embargo, en ocasiones, aseguró la mujer, su esposo ha exagerado en las medidas.
“Mi esposo no es hipocondríaco, pero viendo cómo se puso ahorita y que anda con miedo de contagiarse creo que sería muy difícil para mí convivir con una persona hipocondríaca”, reconició.
De acuerdo al director de Salud Mental y Adicciones de la Secretaría de Salud del Estado, Juan José Roque Segovia, la hipocondría es un trastorno mental que tiene como característica principal que toda persona que lo padece tiende a exagerar e imaginarse que tiene síntomas de alguna enfermedad.
Ante la pandemia de Covid-19 puede ocurrir que las personas que padecen de hipocondría piensen con mayor frecuencia que pueden estar infectados por el virus afirmó Roque Segovia.
El especialista reconoció que el miedo de ser portador del virus es de todos y hay personas que no sufren el trastorno pero son inseguras y se llenan de pánico, y es por eso que acuden a realizarse la prueba y una vez que sale negativa se tranquilizan.
Eso es a diferencia de una persona hipocondríaca que va, se realiza la prueba de Covid-19 y se le descarta el virus, pero imaginará que tiene otra enfermedad por lo que haya escuchado o leído.
La hipocondría tiene un tratamiento muy difícil porque los síntomas son muy cambiantes y necesitan de un equipo interdisciplinario es decir: médicos, psicólogos y psiquiatras.
Es importante que estas personas sean tratadas con especialistas y evitar que se hagan daño por suministrarse medicamentos no recetados por un médico, explicó Roque Segovia.
“Ellas mismas pueden dañarse porque comienzan a tomar medicamentos sin prescripción médica o se someten a cirugías que no necesitaban y pueden ocurrir efectos secundarios o las consecuencias pueden llegar a ser físicas e inclusive graves”, comentó.
Roque Segovia recomienda que las personas con hipocondría no se documenten o indaguen sobre enfermedades como el Covid-19, aunque reconoció que ahorita por la situación de la pandemia es muy difícil que no escuchen hablar sobre el tema.
También sugiere que los familiares que tienen algún padecimiento eviten comentarlo frente a ellos, además, prohibirles que visiten enfermos y, por último, tratar de persuadirlos para que se mantengan saludables físicamente.
Indicó que otras alternativas son los tratamientos con medicamentos, psicoterapias, terapias en familia o con pareja, ambientales o de grupo.
Lo anterior debido a que las personas que conviven con un hipocondríaco pueden ser manipuladas fácilmente porque sienten compasión, sin embargo llega el momento que se hartan de la situación y ya no saben cómo manejarla.
El trastorno no sólo se limita engañarse a sí mismo o un familiar haciendo creer que se sufre una enfermedad, ante este padecimiento es fácil engañar también al médico que se esforzará en realizar una exploración que justifique los síntomas del paciente.
“Puede haber médicos que con tal de ganarse dinero manden hacer muchos estudios, pero habrá otros que tienen el interés de encontrar el origen de la enfermedad de la persona, desconociendo que su diagnóstico es hipocondría”, mencionó.
Finalmente un hipocondríaco se transforman en una persona rechazada y esto no es lo adecuado, porque sí tienen un trastorno y lo ideal es que cada vez que se sienta mal lo atienda un médico y un profesional de salud mental al mismo tiempo, señaló el especialista.
Por otra parte explicó que es frecuente encontrar este mal en línea de familia, es decir que aunque no es un trastorno que se hereda, existe una predisposición genética hereditaria, que hará que una persona lo desarrolle en un momento de su vida.
“Hay familias, que por ejemplo suele tener una madre con un trastorno de esa naturaleza y el resto de los hijos no, ninguno lo desarrolla, pero a lo mejor un nieto o nieta lo presenta, entonces se considera que hay una predisposición”, comentó.
Roque Segovia enfatizó en la importancia de orientar a la población sobre este tipo de enfermedades que es uno de los más incomprendidos, además de que los padecimientos mentales no se presentan solas, es a lo que se le llama comorbilidad, una persona que traiga tendencia de desarrollar una hipocondríasis, también puede deprimirse o tener intentos de suicidio.
“Muchas veces las familias se hartan, llegan a la desesperación y terminan rechazando al hipocondríaco y eso hace crónico e insuperable el problema, sus vidas se convierte en sufrimiento y por lo tanto comienzan con una mala calidad de vida, entonces si un miembro sufre el trastorno se tiene que buscar el tratamiento médico, físico y mental”, insistió.
Actualmente en Nuevo León se otorgan más de 30 mil consultas al mes a personas por enfermedades mentales, de las cuales el 21 por ciento son por trastorno de ansiedad, mientras que del 3 al 4 por ciento son las personas con trastorno de síntomas somáticos y entre ellos se encuentran los hipocondríacos.
VIVIR CON ESTE MAL
Edwin Rodríguez es una de las personas que prefiere no pertenecer a ese 4 por ciento ya que durante muchos años ha controlado la hipocondría.
“Nunca he intentado buscar ayuda profesional para tratar la hipocondría, quizás debería, pero en lugar de eso mejor me pongo a pensar en otras cosas y dedicarme a los videos para mi canal de YouTube”, comentó.
“Recuerdo que siempre he sido así, hipocondríaco. Siempre que leo sobre alguna enfermedad pienso que ya la tengo o cuando me dolía la cabeza ya pensaba que tenía algo terminal, iba al doctor y me decía que no tenía nada”, agregó.
Rodríguez, al igual que muchas personas, se ha puesto nervioso por la situación de la pandemia y por ello también ha tomado medidas sanitarias extremas.
“Si tengo que salir de casa intento apurarme para hacer mis vueltas rápido y cuando llego me baño y desinfecto, siempre salgo con cubre bocas, guantes, careta y tomo doble distancia con las personas”, explicó.
Por otra parte afirma que sus amigos y padres lo etiquetan de loco y exagerado, pero reconoce que en el caso de su mamá puede ser estresante tener que lidiar con la situación.
Más allá de incomodarse explica que él prefiere reflexionar y comprender cómo lo ven las personas que lo rodean.
“Todos piensan que estoy loco y me han dicho que exagero, es cuando me pongo a reflexionar y llego a pensar que sí tienen razón y creo que la mejor manera de tratar la hipocondría es buscar distraerte con algo más”, afirmó.
A toda persona que padece de hipocondría al igual que él le recomendó hablar sobre el trastorno con alguien de confianza, ya que asegura que una persona que es hipocondríaca sí puede llegar aceptar que está actuado mal, y a la vez podrá tener una persona que lo ayude y pueda orientarlo.
“Creo que yo no espero, por parte de las personas, que me lleven al hospital, en caso de contarles sobre un síntoma, más bien espero que me ayuden a escalar la situación poco a poco; me refiero que si alguien trata con un persona con este trastorno no le sigan la corrientes porque sería como incitarlos, pero tampoco ignorarlos, es importante ser orientado y recibir apoyo”, concluyó.