Durante paso por la entidad y mientras esperan la autorización legal para hacer realidad el llamado “sueño americano”, miles de trabajadores lograron, sin darse cuenta, fortalecer un poco de la economía en Nuevo León en un momento de crisis económica derivada de la pandemia por el Covid-19.
Los migrantes han sido la pieza clave para que el sector restaurantero del centro de Monterrey, por ejemplo, no apagaran sus estufas y sobreviviera ante las restricciones otorgadas por la Secretaría de Salud para evitar el crecimiento de contagios por Coronavirus.
A diferencia de otros restaurantes que optaron por cerrar las puertas y mandar a los empleados a su casa, en la zona centro los establecimientos de comida como La Pesca, La Calaveritax y Mi Tierra decidieron no cerrar y enfrentar la situación.
En un recorrido realizado por Hora Cero en la calle peatonal Morelos, dueños y gerentes de estos establecimientos confirmaron que gracias a estos foráneos pudieron mantener el barco a flote.
Luis Roberto Martínez, dueño de “La Calaveritax”, confirmó que su pequeño local de comidas logró sobrevivir al 2020 y fueron estos comensales quienes lo mantuvieron trabajando.
“Los migrantes vienen con un presupuesto para alimentación y hospedaje, entonces más que nada sobreviví por ellos. Sí, la verdad hay que reconocer que son los que nos ayudaron en este sector y nos siguen ayudando”, enfatizó.
Aún así, Martínez reconoció que sus ingresos disminuyeron mucho y aunque actualmente ya se permite el 60 por ciento de aforo, aún debe dos meses de renta.
Frente de la Claveritax se encuentra el restaurante de mariscos conocido como “La Pesca”, donde Fernando Moreno, gerente del lugar, aceptó que el trabajo en el establecimiento aumentó desde hace tres semanas cuando se permitió la entrada a clientes y dijo que la gente ahora sale con menos miedo, pero con toda la precaución.
Pero también reconoció que sus clientes en su mayoría los hombres que están en espera de sus visas para ir a trabajar a Estados Unidos.
“La verdad si apoyaron bastante, el 60 por ciento de los desayunos eran consumidos por ellos y en la comida al menos 25 o 30 por ciento era consumida por las personas que esperaban sus visas para ir al otro lado.
“Nunca cerramos, mantuvimos abierto pero con perdidas como del 80 por ciento cuando empezó la pandemia, pero ellos llegaban durante todo este tiempo unos se iban y llegaban otros”, enfatizó Fernando Moreno.
En la calle Galeana, entre Morelos y Padre Mier, se encuentra el restaurante de Tofic Richo Salum “Mi Tierra”.
Su propietario destacó que los migrantes fueron parte esencial para subsistir durante la pandemia.
“Ellos han sido una pieza clave para los negocios de esta área, la verdad yo creo que sin ellos no hubiéramos subsistido nosotros.
“Ya ves que con todas las restricciones que ha habido y pues la gente no salía por miedo y por ellos la necesidad de estar en un hotel y esperar para irse a Estados Unidos venían a nuestro restaurante a comer y claro que mi negocio se beneficiaba muchísimo para los mismos gastos de mantenimiento”, agregó.
El empresario no dudó en señalar que estos hombres fueron parte esencial de su negocio durante la pandemia, y que sin ellos no hubiera logrado subsistir.
“El gobierno ha actuado muy bien de ir paso a paso y creo que paulatinamente se regresará a la nueva realidad y ojalá pronto se vea una luz al final del túnel”, concluyó Tofic Richo.
Jorge Moeller Villar, presidente de la Cámara Nacional de la Industria de Restaurantes y Alimentos Condimentados (Canirac) en Nuevo León, detalló la difícil situación que vive el gremio, donde lo menos diez mil establecimientos cerraron sus puertas.
Explicó que de este número, apenas el 20 por ciento ha regresado a sus actividades gracias al aforo y movilidad permitida por las autoridades de la Secretaría de Salud de Nuevo León.