Ante la descontrolada crisis de inseguridad derivada por la delincuencia organizada, en el año 2008 Luis Horacio Nájera junto a su familia tomó la decisión de abandonar Ciudad Juárez, Chihuahua, y mudarse a Canadá.
A miles de kilómetros de distancia de su país natal, el periodista con más de 30 años de experiencia coescribió junto al investigador Peter Edwards el libro “Wolfpack”, en el que relatan como un grupo de “mafiosos millennials” lograron apoderarse del tráfico de drogas en el país de la hoja de maple.
En entrevista para Hora Cero, detalló que su obra busca evidenciar cómo el primer mundo tampoco está exento de dicha criminalidad, así como exhibir una problemática de drogadicción que debe abordarse desde una perspectiva de salud pública.
— ¿Qué te inspiró a escribir “Wolfpack”?
Principalmente por la oportunidad de ejercer el periodismo desde el exilio en Canadá, algo que ha sido difícil para mí porque es un país anglófono y francófono, en el que no existe la capacidad de ejercerlo al español de la manera como quisiera.
Además, este es un tema del que he hablado, trabajado e investigado en diferentes etapas de mi vida, sumado a tener la posibilidad de hacer equipo con Peter Edwards, que es para mí uno de los tres periodistas de investigación más influyentes de este país.
— ¿Cómo describirías a los ‘mafiosos millennials’?
Primero que nada, hay que desglosar el termino millennial, el cual se aplica para esta generación que hoy en día se encuentra entre los 30 y 35 años, los cuales crecieron con el auge del Internet, celulares, tabletas y laptops.
Estos nuevos gangsters tiene una mentalidad peculiar, haciendo de su participación en el crimen organizado muy diferente a sus predecesores. Tienen una inmensa facilidad y confianza al uso del Internet, aunado a que están muy acostumbrados a publicar en todas sus redes sociales cada cosa que hacen.
Culturalmente son muy abiertos, no se encuentran geolocalizados en un solo punto y participan gente que tiene alianzas o incluso son miembros de otros grupos criminales como los motociclistas de Hell’s Angels, la mafia italiana y hasta pandillas locales.
— ¿Qué fue lo que más te llamó la atención de su modus operandi?
La alta dependencia al uso de las comunicaciones electrónicas y su particularidad de darle mucha importancia a su apariencia, se preocupan demasiado por su físico e imagen, enfocados en siempre estar sanos y en forma.
Tuvimos acceso a comunicaciones interceptadas por el gobierno y fue muy interesante como en una plática, uno de los lideres del grupo pasaba de planear el asesinato de tres personas y de pronto uno de sus compañeros cambiaba la conversación ya que se encontraba muy estresado ya que estaba a punto de abrir una tienda de boutiques.
También pude darme cuenta de aspectos generacionales y patrones de comportamiento que había visto en México desde el 2003 y 20004 que comencé a ponerle atención al uso de la tecnología del crimen organizado.
— ¿Cuáles son los factores que hacen tan atractiva a Canadá para los grupos criminales?
Son varios, uno de ellos es la localización privilegiada que el país posee, el compartir frontera con Estados Unidos en un tema de drogas siempre será estratégico y muy importante en el mundo del narcotráfico.
El ser un país tan grande que tiene acceso prácticamente a los países más importantes del mundo, tan solo desde la provincia de Nueva Escocia puedes volar a Reino Unido en tan solo tres horas y Vancouver tiene una suma accesibilidad al continente asiático.
Otro aspecto de Canadá que es muy llamativo para estos grupos delictivos es el tema del lavado del dinero; es un país de primer mundo con un movimiento de dinero muy importante, sobre todo en bienes raíces.
Más allá del libro, encontramos que había capitales rusos, italianos, asiáticos y latinoamericanos, por mencionar algunos, obviamente todos relacionados con el crimen organizado.
También es importante resaltar la diversidad de Canadá, por ejemplo, si viene una persona de otro país a hacer negocios criminales puede andar en la calle sin ningún problema porque no resalta.
Con decirte que un tercio de la población que vivimos en este país no nacimos aquí; te puedes encontrar a personas de todos los colores, etnias y religiones, lo cual facilita la interacción de grupos criminales.
Recuerdo mucho un caso que pasó en Monterrey a finales de los noventas, donde la Policía Judicial detuvo a dos sicarios de Sinaloa que los identificaron por el tipo de calzado que traían, al ver que eso no era normal en la ciudad los investigaron y les hallaron arma y droga.
— ¿También se presentan luchas de plazas como en México?
Al ser este un negocio bastante lucrativo las disputas criminales no están exentas, hay un mercado por dominar. Sí existe una lucha, pero no con la magnitud de México, la cantidad de crímenes habla por sí sola.
En el libro detallamos que cuando las organizaciones criminales mexicanas llegaron a Canadá establecieron una cierta “economía de mercado”, vendiendo la droga en puntos fijos y manteniendo el control de los precios.
De alguna manera, esto facilitó que no hubiera tantos problemas. No voy a negar que sí los hay, viéndolo desde una escala corporativa tienes la compañía multinacional y debajo los almacenes nacionales, regionales, estatales y locales; las luchas ocurren más en los dos últimos niveles.
Las disputas de territorios se dieron más en la época de la mafia italiana encabezada por Vito Rizzuto, a quien le atribuían ser el líder de la mafia siciliana en Canadá y logró consolidar su organización en Montreal, Quebec.
En la parte oeste, sobre todo en la región de Vancouver, una característica muy peculiar de estos grupos es que cuando cometen un crimen, a los 20 o 25 minutos dejan a su paso vehículos incendiados.
Cabe mencionar y hasta donde sabemos, los niveles de crueldad de los grupos delictivos de Canadá no se comparan en nada con los decapitados o colgados en puentes que hemos visto en México.
Estratégicamente hablando como organización criminal, estos grupos poseen desventaja numérica porque no tienen la fuerza y poder de su país, legal porque no controlan a las autoridades al 100 por ciento y comercial ante la alta presencia de otras organizaciones compitiendo, tales como los rusos, italianos y asiáticos.
— ¿En tu experiencia, cuáles fueron los crímenes más vistosos ocurridos en Canadá?
Uno de los que tuvo un cierto grado de “espectacularidad” fue cuando un miembro de Wolfpack fue asesinado en un restaurante del barrio italiano de Toronto mientras veía la Eurocopa del 2012 y el sicario que lo mató era un tipo que le gustaba disfrazarse para cometer sus crímenes.
Tenía todo un inventario de accesorios para realizar sus homicidios y lo único que no podía ocultar y que al final fue un factor clave para su detención es que cojeaba frecuentemente ya que tuvo un accidente automovilístico que le dejó secuelas.
En los videos de seguridad se ve que el homicida cojeaba, el cual se disfrazó como trabajador de la construcción porque en esa zona hay muchas obras en los edificios; utilizando la ropa característica ropa fosforescente para acercarse sin ser identificado.
Otro crimen del 2012 que también causó mucho impacto fue en el lobby de un hotel cinco estrellas en Vancouver, justo cuando ejecutaron al sujeto se encontraban hospedadas la selección de futbol femenil de Estados Unidos.
Entre ellas estaba la ex portera Hope Solo, quien en ese entonces era una celebridad y rápidamente escribió en Twitter que gracias a su sesión de yoga tanto ella como sus compañeras se salvaron de presenciar el tiroteo, y esto mismo le dio más relevancia al incidente.
Al ver las conversaciones encriptadas a las que tuvimos acceso pudimos notar como los autores intelectuales que contrataron al sicario burlándose del asesinato, alardeando y presumiendo a mucha honra lo ocurrido.
— ¿Dirías que es tu pasión investigar sobre la delincuencia organizada y el mundo de las drogas?
Totalmente, fui parte de una generación que de alguna manera creció con el tema del narcotráfico, recuerdo en mi infancia y adolescencia los casos de los Caro Quintero, Ernesto Fonseca y Amado Carrillo, por mencionar algunos.
Por alguna razón, tengo vívidamente grabado en mi memoria el día en que mataron a Pablo Escobar, cuando escuché en las noticias que había asesinado se me quedó muy presente.
Al vivir en el norte del país te das cuenta de la realidad de la situación y hasta cierto punto es algo cultural y ya como profesional del periodismo vas encontrando eventualidades y aquí seguimos investigando.
— Para concluir, ¿cómo lidiar con la estigmatización de la crisis de drogas en Canadá?
Canadá tiene esta reputación global de un país progresista y avanzado socialmente, y una de esas cosas que lo reafirmó fue cuando en el 2018 se despenalizó el uso recreativo de la marihuana.
Actualmente, las provincias más grandes como la Columbia Británica, que es la entrada a Vancouver tienen problemas terribles con el fentanilo y los opioides, cada día una de cada cuatro personas muere a causa de sobredosis.
La provincia de Alberta, la ciudad de Edmonton, Ontario, Ottawa, Montreal y las comunidades indígenas del norte también están fuertemente sumidas en una crisis de drogadicción y esto ya es una epidemia.
Favorablemente, se están sumado muchas voces para pedirle al Gobierno Federal que descriminalice la posesión de pequeñas dosis de drogas duras y en lugar de ser una política de prohibición pase a ser de salud pública.
Tenemos el ejemplo de Portugal, la persona es arrestada con una dosis pequeña y si no tiene antecedentes por tráfico o cosas así es citada ante un juez y se le ordena un tratamiento integral.
Hay una corriente que está buscando poner este tema de la regulación en lo que se le conoce como los “delitos sin víctimas”; es un concepto que dice que existen conductas individuales que son moralmente repudiadas por la sociedad, pero que no tienen realmente consecuencias más que la persona que las practica, como el consumo de drogas y las apuestas.
De mi parte y basado en la experiencia propia, el tema de las adicciones debe ser tratado como de salud pública, los drogadictos deben ser considerados como enfermos y no criminales.
La parte que yo critico férreamente y se deja de lado en Canadá es lo que está detrás de esa droga: el consumo de cocaína también es muy alto y el reporte de este año de la Oficina de las Naciones Unidas contra las Drogas y el Delito dice muy claro que su consumo predomina en los países desarrollados.
En el libro documentamos el caso de una célula que durante un año introdujo en 17 ocasiones unas piedras enormes supuestamente para hacerlas cubiertas o pisos, las cuales estaban rellenas con al menos dos toneladas de cocaína, ahí te puedes dar una idea de cuanta droga ingresaron al país.
Esta narrativa que existe en Canadá de quienes consumen las drogas son los pobres e inmigrantes es un discurso de doble moral; el mercado de la cocaína se consume principalmente entre los trabajadores de los corporativos, bancos y compañías multinacionales quienes, en su mayoría, son gente blanca y adinerada.