A poco más de un año de haber entrado en vigor el nuevo etiquetado frontal de alimentos y bebidas no alcohólicas, los cuales pueden contener 5 sellos de advertencia de que un producto puede contener exceso de ingredientes como calorías, grasas saturadas, grasas trans, azúcar y sodio, pareciera que la disposición está cumpliendo con su objetivo ante la población.
Jesús Eduardo Hernández Saucedo, Licenciado en Nutrición egresado de la UANL, confirmó que esta medida ha ayudado a la gente a realizar una compra más razonada sobre los productos que benefician su salud, evitando consumir aquellos que muestren sellos de advertencia.
Dijo que la manera rápida y fácil de poder distinguir estos sellos genera un impacto visual que interviene al momento de la compra.
“De entrada creo que ha tenido un impacto porque la gente ahora cuando lee los productos se fija en la azúcar o grasas saturadas”, expresó.
Sin embargo, advirtió que la medida no ha sido del todo positiva, pues también ha provocado confusión.
“Entre colegas lo que hemos visto es que ha generado un poco de confusión, pues cuando la persona ve que el producto tiene alto contenido en azúcar o sodio lo deja de consumir”, dijo Hernández.
Agregó que personal de salud tiene que trabajar más explicando a la gente cómo leer la tabla nutricional de los alimentos, ya que algunos productos que se recomiendan en una dieta pueden contener sellos.
“Ya es cuestión de nosotros de explicar cómo debe leerse la leyenda o etiqueta que mide cada 100 gramos de producto, entonces ya hace conciencia con el paciente y con base a eso ya puede tomar una mejor decisión al momento de elegir.
“Considero que de cierta manera nosotros como profesionales de la nutrición debemos seguir explicando a los pacientes cómo leer las etiquetas nutrimentales, porque inclusive puede generar confusión no tanto con los sellos, sino con la relación entre las porciones y la cantidad del producto”, enfatizó.
En conclusión, el especialista en nutrición consideró que los sellos sí es una medida correcta que incita a las personas a leer mejor el etiquetado y, por lo tanto, cuidar de su salud.
LES HACEN CASO
Tras realizar un sondeo se pudo constatar que a partir del 1 de octubre del 2020, hubo gente que cambió su hábito nutrición al sustituir o dejar de consumir productos con sellos.
“Al principio me impactaron al analizar todo el azúcar que estaba consumiendo y también tuve que eliminar otros productos a mis hijos, pero hay algunas cosas que no dejé de consumir y otras que cambié la marca”, dijo Karla Ibarra.
Por su parte, Nayeli Hernández expresó: “Me asusté un poco al principio, hasta que le prestas atención a la etiqueta, pero también sé que algunos productos que se consumen como parte de la dieta tienen etiquetado, pero mientras no consumas una gran cantidad no está mal”.
Wendy Sánchez señaló: “La verdad desde antes de que implementaran los sellos me fijaba en las etiquetas, pero definitivamente ahora que ya están a la vista es más fácil y si veo que contiene mucha azúcar o sodio bye, no los compro”.
BENEFICIA A LOS CORPORATIVOS
Josué Rodríguez, Licenciado en Economía, indicó que pese a las opiniones que pueden resaltar los beneficios del nuevo etiquetado, este nuevo sistema llegó a dañar a las pequeñas marcas al fomentar el consumo de los corporativos establecidos, espantando a los consumidores provocando crisis en pequeñas empresas.
“Un amigo me preguntó el otro día por un snack ligero para las tardes, le sugerí que cualquier tipo de nuez es buena, me contestó que la bolsa decía ‘exceso de grasa y carbohidratos’ y le respondí que sí, si se comía toda la bolsa, pero ya no quiso comprarla.
“Me imagino que como él muchas personas ven la calcomanía de exceso y se asustan. Es decir se desincentiva comprar productos nuevos o desconocidos, dado el etiquetado.
“Tan solo Pepsico aumentó sus ventas en un 20 por ciento en el 2021 y ya existía el etiquetado; las ventas Gamesa y Grupo Femsa permanecen más o menos similares, así que la supuesta ‘táctica’ de motivar mejores hábitos alimenticios no ha funcionado”, enfatizó Rodríguez.
De acuerdo a la Norma Oficial Mexicana NOM-051-SCFI/SSA1-2010, a través de los etiquetados los consumidores seguirán teniendo decisiones conscientes para mantener su salud y así poder reducir enfermedades como la obesidad, diabetes, el cáncer, la hipertensión, las enfermedades cardiovasculares e inclusive el Covid-19.